Y empieza la fiesta. Al final todas las grandes compañías tendrán sus propios servicios de streaming y como usuarios nos veremos con los contenidos esparcidos por todos ellos. Entonces aparecerá alguien que cogerá y venderá todos esos servicios en un paquete y, voilà, el nuevo Canal+.
Por otra parte, volverán los días fuertes de la piratería. Es como si las grandes discográficas quitasen a sus artistas de Spotify.