Estamos en agosto, en Valencia, y vuelve lo de siempre. Que si eso no es paella, que si el arroz con cosas, etc.
Soy valenciano, de familia valenciana y he comido paella todos los veranos desde que tengo dientes. A la paella le puedes meter lo que te salga de los cojones, porque en mi experiencia el que sabe hacerla es lo que hace.
El otro día me comí una paella que estaba fabulosa y le habían echado pimiento. Todo el mundo puso el grito en el cielo y al final todo el mundo repitió. Y no por echarle pimiento, sino porque el que la hizo las ha hecho toda la vida y es su toque.
Estamos de acuerdo en que hay ciertos ingredientes básicos y que no se deben hacer guarradas como meterle gambas, aceitunas o alcaparras, pero las he probado buenísimas con y sin alcachofa, limón, hígado, pato, conejo, pollo etc.
Al fin y al cabo, la paella era un plato que en Valencia se hacía en los campos de cultivo y en la albufera. La gente tiraba lo que tenía en esa sartén enorme llamada paella, echaba agua y arroz y a comer.
Así que la famosa "Paella Valenciana" es un estado mental. Es como la has comido en tu casa o cómo te gustó la última vez. Pero una cosa está clara, casi todo el mundo que sigue al dedillo un manual y hace una auténtica paella Valenciana de libro la caga porque mi abuela que le echa lo que tiene en casa le saca mejor sabor.