Oportunismo barato el de colocar a CR7 por delante de Messi cuando ayer Portugal ofreció su mejor cara del torneo una vez salió CR7 del campo.
Soy el primero que disfruta viendo al hombre biónico arrastrarse en la final de la Copa América otra vez, incapaz de ganar con una selección plagada de estrellas un chupito como ese, y ver cómo abandona el barco como las ratas tras otro fracaso. Pero no soy tan obtuso de menospreciar a un jugador que, por ejemplo, el año pasado ganó una CL el solo, porque le apetecía, echándose el equipo a la espalda, algo que no puede decir CR7 salvo en la vuelta contra el Wolfsburgo y en aquel recurrente partido contra el Schalke, ambos lejos en cualquier caso del ansiado trofeo.