El goleador mentiroso
Los 83 tantos que acredita el portugués en la Liga únicamente han servido para sumar tres puntos
ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ MADRID 13/12/2011 08:30 Actualizado: 13/12/2011 20:35
En abril de 2007, siendo entrenador del Chelsea, la guerra eterna de Mourinho tenía como enemigo al Manches-ter United. El técnico portugués, poco partidario de hacer prisioneros, no dudó en atizar al compatriota Cristiano, estrella de los red que se atrevió a cuestionar sus habituales quejas contra los árbitros. "Si Ronaldo dice que es mentira que no se pitan penaltis merecidos contra el Manchester, está mintiendo. Si es un mentiroso, nunca llegará al nivel que desea". Casi un lustro después, la frase resulta premonitoria. El delantero del Real Madrid es una máquina de hacer goles, la gran mayoría intranscendentes para la clasificación, y rara vez aparece en citas de fuste como la del pasado sábado ante el Barça (1-3).
Nadie duda de las portentosas condiciones de un futbolista en plena madurez (26 años), pero resulta sorprendente que los 83 goles que lleva anotados en menos de dos Ligas y media sólo hayan servido para computar tres puntos en el casillero blanco.
Ronaldo necesita 27,6 goles para sumar un punto; Messi, 7,2.
Los dos únicos tantos decisivos de Cristiano hasta ahora tienen como escenario el Bernabéu: el 2 de mayo de 2010, ante Osasuna, firmó la victoria (3-2) en el minuto 89; y el pasado 16 de abril marcó de penalti en el 81' el empate frente al Barça. Los otros 81 goles no han tenido efecto práctico alguno, más allá de batir marcas y engordar sus excepcionales estadísticas individuales.
Mientras que Cristiano necesita marcar 27,6 goles para sumar un punto, Messi, con el que casi siempre sale perdiendo en las comparaciones, precisa anotar 7,2. Además del argentino, otros 91 futbolistas de Primera han rubricado goles más productivos que los del luso y, desde luego, todos ellos tienen una media muy superior de número de tantos necesarios por punto.
Ronaldo es un oportunista antes que un cazagoles. Su posición en el campo y su capacidad para lucir especialmente cuando el rival ya ha doblado la rodilla así lo acreditan. Goleadores puros son, por ejemplo, Tamudo (necesita 3,3 goles para sumar un punto) o Villa (4,5).
El luso sólo firmó un tanto decisivo para el Madrid, el de la final de Copa
Higuaín, mucho más decisivo
O Higuaín, compañero de CR7 y especialista en desatascar empates o rubricar remontadas. Con dos goles menos que Cristiano, 81, el Pipa multiplica por ocho los puntos sumados, 25, a una espectacular media de 3,2. El resto de futbolistas del Madrid que exhiben más utilidad que el luso son, curiosamente, defensas: Sergio Ramos, Albiol, Marcelo y Pepe. Como es lógico, marcan muchos menos goles, pero más productivos.
Por detrás de Cristiano en lo que a puntos aportados se refiere la media de todos ellos es superior a la del luso, están Benzema (31 goles y 2 puntos), Kaká (18, 2), Xabi Alonso (13, 2), Granero (13, 2), Callejón (11, 2), Di María (9, 2), Carvalho (3, 2) y Lass (1, 2).
En el altar de goleadores históricos del Madrid con poso figuran mitos cuyos números efectivos son, paradójicamente, inalcanzables para un hombre récord como Cristiano. Por encima de todos, el legendario Raúl del que el luso ha heredado el dorsal. El futbolista del Schalke marcó 228 goles en la Liga española que le dieron 56 puntos al Madrid. Hugo Sánchez (234, 47) Santillana (186, 34) y el Ronaldo original (117, 25) parecen muy lejos del alcance de CR7.
El gol más importante de Cristiano desde que viste de blanco lo anotó en la final de Copa del pasado 20 de abril. Porque fue el del triunfo ante el Barça, rival que le amarga la existencia al Madrid desde hace tres años, y porque valió un título que la entidad madridista llevaba persiguiendo sin fruto durante 18 años.
La escasa jerarquía en partidos de altura es la gran cruz de Cristiano. No se le dan bien los grandes clubes de Europa ni las finales. Sólo en la Liga de Campeones, cuando militaba en el Manchester, lució galones. Marcó ante Arsenal, Inter, Milan, Roma y, sobre todo, ante el Chelsea en la final de 2008. Desde entonces, como pronosticó Mou, se ha vuelto un goleador mentiroso.