Propongo este apasionante debate sobre la forma en la que preferís caer eliminados de una competición importante:
La primera opción es fracasar a las primeras de cambio, en pleno fin de ciclo, y olvidarte de una competición que, después de más de mil días consecutivos, casi ya no te hacía ilusión ganar.
La segunda opción es ser humillados por cuarta vez consecutiva en Europa, a las mismas puertas de la gloria, siendo un equipo triste, ramplón, asustado y deprimido, jugando ante un equipo sin dos de sus mejores jugadores, completamente devorado por el rival y con la estrella que decían que teníais convertido en la misma broma de jugador inservible que lleva siendo en Europa durante casi un lustro. Dando aún más valor si cabe, después de una nueva vergüenza mundial, precisamente a la gesta histórica que ha logrado tu más odiado rival deportivo.
¿Qué preferís?