La agencia de detectives Método 3 se dedicó a espiar a jugadores del FC Barcelona por encargo del entonces director de Seguridad y actual director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, Xavier Martorell. El interés por saber qué hacían las estrellas del balón en sus ratos libres era del entrenador, Pep Guardiola, que cuidaba mucho que sus chicos se concentrasen en el fútbol para tenerlos a pleno rendimiento. El más seguido fue Gerard Piqué: oficialmente, no se conocía aún su romance con la cantante Shakira, pero el entrenador quería asegurarse de que el jugador cumplía a rajatabla con las normas y no atendía más a las juergas que al deporte.
Guardiola llegó incluso a telefonear a casa de algunos de sus cracks para saber si, efectivamente, se encontraban en el domicilio y no trasnochando en algún bar de copas, según confirmaron a El Confidencial fuentes cercanas a los jugadores. Pero ese control casi artesanal no era suficiente, de ahí que el entrenador pidiese informes sobre los jóvenes.
“Estaba obsesionado con que los jugadores mantuviesen una vida privada ordenada y que no saliesen de juerga porque después no rendían en el césped”, asegura una persona que trabajó en el club durante aquella etapa. Y subraya que tanto el míster como Manel Estiarte, director de Relaciones Externas del Barça, no dudaban en pedir la colaboración de detectives cuando tenían sospechas de que algún jugador se podía desmandar en sus horas libres.
Las mismas fuentes señalan que durante el tiempo que Pep estuvo al frente del primer equipo azulgrana entabló una fluida y cordial relación con Martorell, que ejecutaba la voluntad de Guardiola de estar informado en todo momento. El míster solicitaba los servicios de los detectives incluso en horas intempestivas, debido a que se enteraba de que cualquiera de ellos organizaba una salida con amigos y pedía que se montasen controles inmediatamente.
Hubo, según estas fuentes, seguimientos a Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o. Sin embargo, quien más esfuerzos acaparó fue Gerard Piqué, seguido y controlado en varias etapas, al menos en 2008 y en 2010, según ha podido conocer El Confidencial. El jugador tuvo a los detectives detrás durante un buen puñado de semanas.
El seguimiento a Piqué alcanzó una especial intensidad tras iniciar su romance con la cantante Shakira. Así, supieron que uno de sus locales favoritos es un bar de copas que hay cerca de las instalaciones del Barça, en la calle Regent Mendieta, que salía bastante con un grupo de amigos y que algunas noches llegaba a casa de sus padres, en la localidad de Sant Just Desvern, pasadas las 2 de la madrugada. Incluso detallaban las copas que se tomaba. En uno de los informes que hicieron los detectives, se señala que, tras asistir a un concierto de Alejandro Sanz junto a tres amigos, le paró la Guardia Urbana y tuvo que someterse a un control de alcoholemia, que dio negativo. Esta anécdota tuvo lugar el 15 de septiembre del 2010, precisamente el día que la cantante iniciaba en Montreal su gira mundial, mientras el jugador se encontraba en Barcelona.
La prensa del corazón
Tantos días le pisaron los talones que en un momento determinado fueron descubiertos. El representante de Piqué llegó a denunciar ante el club que el jugador estaba siendo seguido por desconocidos. El propio jugador se lo comentó a Guardiola. Para soslayar el asunto y que no se destapase el espionaje, Martorell tuvo una gran idea: le dijo al representante del futbolista que, tras las pesquisas que había hecho, los que le seguían eran de la prensa del corazón y le prometió que controlaría el tema y que se ocuparía de su seguridad.
Las andanzas de Ronaldinho y Deco en Castelldefels también fueron plasmadas en varios seguimientos. Los jugadores, que vivían en una urbanización de esta localidad, tenían sus restaurantes preferidos dentro de la misma y también frecuentaban la zona de copas Port Ginesta, en el puerto deportivo, de acceso restringido. Allí, frecuentaban varios locales, pero, preferentemente, los que eran propiedad de un amigo del astro brasileño que también tiene un restaurante en la localidad. A pesar de que el futbolista disponía de un reservado en su discoteca favorita, separado del resto del local por una cortina, no resistía la tentación de hacerse ver... y notar, puesto que no dudaba en bailar en la pista, hablar con la gente o incluso cantar.
Las juergas de Ronaldinho, que iba acompañado casi siempre por su hermano, su chófer-guardaespaldas y algunos amigos, duraban hasta bien entrada la madrugada. Precisamente el control a Messi pudo deberse a su acercamiento, durante una temporada, al grupo de Ronaldinho, por lo que querían evitar que siguiese sus pasos nocturnos.
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