Ayer llego al gimnasio, aparco y me veo dos individuos (un híbrido entre ciclados y gordos), con el maletero abierto y comiendo dos míticos tuppers de arroz brillante mientras escurrían dos míticas latas de atún al natural.
Por supuesto, se lo estaban comiendo de pié y a marchas forzadas, todos sabemos que la ventana anabólica no espera a los flacos FUARK.
Valencia es así.