Sonará atroz lo que voy a decir, pero Nintendo debería dejar las consolas de sobremesa. Como desarrolladora, se centra, se desenvuelve mejor y da mejores frutos en portátiles desde hace un lustro. Cada vez que la industria da un salto de hardware, a Nintendo le queda grande, porque sus juegos, al ser de fantasía y tener los mismos personajes que hace 20-25 años, no le sacan todo el provecho gráfico. Hace 15 años Nintendo despuntaba y quería aspirar siempre a lo más avanzado y revolucionario gráficamente, pero en una época donde priman los gráficos hiperrealistas, Nintendo no puede alcanzar ese cénit gráfico con el mismo estilo de juegos de hace 20 años. Por eso las portátiles le vienen como anillo al dedo, porque técnicamente no son tan exigentes y los juegos desenfadados encajan mejor con su target. Ya con Wii se desmarcaron de la lucha de consolas, queriendo ofrecer un producto alternativo y para un público más diverso, basando su baza en el nuevo tipo de control; ahora se han vuelto a desmarcar, pero ha perdido el factor sorpresa y parte del público que "picó" con la Wii. Y Nintendo está desilusionada, por eso no saben lo que hacer para que WiiU pegue un salto. Están faltos de ideas, y su consola principal ha dejado de ser la de sobremesa por primera vez en su historia: ahora es la portátil, la 3DS, que es la que recibe mayor atención y mejores juegos por su parte.
Dicho esto, posiblemente estemos ante la última consola de sobremesa de Nintendo tal cual la conocemos, y no descartéis que, en un futuro, Nintendo apueste por convertirse en third-party sin dejar de lado el negocio propio de las portátiles.