Hoy me ha pasado algo muy bestia

B

#179 Cómo ha ido? No he podido ir, lo siento pero esta temporada estoy desbordado totalmente.

Arawna

corono si alguna librería me paga el viaje voy encantado XD

Duronman fue muy bien. Mejor de lo esperado, la verdad. Y es que el librero me lo había puesto muy negro, pero cuando acabamos me dijo que había vendido más que muchos :P

Os dejo con otro capítulo:

Miércoles 27 de junio de 2007, 12:16h
Un atisbo de esperanza

He dormido hasta las once casi, tan profundamente que ni me he enterado cuando se ha ido Sara; sinceramente, necesitaba una cura de sueño.
Al abrir los ojos y ser consciente de donde estaba, lo primero que he hecho ha sido pensar en Xavi, y al momento siguiente he intentado contactar con Carmen sin resultado. Por un momento me he preocupado y he pensado que también le había ocurrido algo, pero inmediatamente lo he descartado. Si ha estado toda la noche tratando de encontrar el rastro de nuestro “amigo” debía estar descansando; supongo que ella también necesita dormir de verdad de vez en cuando.
Más tarde, justo después de terminar el desayuno, en el momento en que estaba empezando a vestirme he sentido ese cosquilleo familiar que llega siempre cuando Carmen conecta conmigo.
“Buenos días, Dani.” En el tono de sus palabras, en el saludo mismo, he notado algo nuevo, algo que me ha sonado a esperanza. Y entonces ha sido cuando me he visto en el espejo y me han entrado todos los calores del mundo y me ha sido imposible saludarla de forma coherente. Me he subido los calzoncillos apresuradamente mientras mi mente intentaba pensar en qué se yo y mi rostro se ruborizaba.
“¿Qué te pasa?”, ha preguntado segundos después, mientras me peleaba con los pantalones. Ella no podía verme, pero me ha dado muchísimo corte el tenerla en mi mente estando yo casi en pelotas.
“Ya... Ya estoy. Perdona...”, he dicho al fin, y he notado como se reía. No me ha visto pero ha sabido lo que estaba pasando en todo momento.
“Perdóname tú a mí. La próxima vez llamaré a la puerta antes de entrar...”
“Muy graciosa, muy graciosa, en serio. No sabía que ahora también hacías chistes”, he contestado, tratando de hacerme el ofendido.
“Venga hombre, no te enfades conmigo”, ha dicho en un tono meloso que ha hecho que se me erizara el vello de la nuca. “Pensaba que a estas horas ya estarías por ahí... Además, traigo buenas noticias.”
“¿Lo has encontrado?”, he disparado, dejando de lado instantáneamente ese minuto escaso de tonteo.
“No, pero he hablado con alguien que quiere ayudarnos. Supongo que guardaste la nota, ¿no?”
“Sí, ¿por?”
“Ya lo verás, tú llévala contigo. Por cierto, te espera dentro de un par de horas, así que más vale que acabes con lo que tengas entre manos, y no lo digo en sentido literal, que conste.” Antes de que cortara la conexión he percibido como se le escapaba una risita traviesa que no sé como interpretar.
—Joder con Carmen —he dicho en voz alta. Esto que ha pasado, si es que ha pasado algo, más me vale no contárselo a Sara, podría pensar cosas que no son.

Rafa viene para Barcelona. Le he llamado poco después de hablar con Carmen para contarle las novedades.

Arawna

Miércoles 27 de junio de 2007, 20:40h
Juan Carlos

Y allí estábamos Rafa y yo, en la calle junto a las escaleras que descienden hacia la estación del Clot, esperando a la persona que nos tenía que ayudar a rescatar a Xavier. Rafa ha llegado un poco antes, y traía consigo una cara espantosa; parecía que no hubiera dormido en diez días.
Carmen no había querido decirme con quién nos íbamos a encontrar por más que le había insistido, pero si quería hacerse la misteriosa por mí bien. No lo entendía pero tampoco me importaba. Sólo deseaba que realmente nos fuera de utilidad.
—¿Eres Daniel? —una voz grave y rasposa ha hecho que Rafa y yo nos volviéramos a la vez dando un respingo. Enfrente teníamos a un hombre que aparentaba unos cuarenta años bien llevados, y que vestía con gusto: camisa granate y corbata gris, pantalón de pinza de color oscuro con zapatos negros y una americana amplia a juego con la corbata. En su rostro moreno asomaba una sonrisa y sus ojos claros nos han observado detenidamente mientras extendía una mano firme hacia nosotros —. Soy Juan Carlos Torga. Carmen me ha hablado mucho de ti. Y tú debes de ser Rafa.

Juan Carlos ha resultado ser el amigo policía que Carmen mencionó hace un tiempo de pasada en una de nuestras conversaciones. Es Inspector de la Policía Científica desde hace años, y tiene el récord de resolución de casos de todo el país. Ha cerrado más casos en los últimos diez años que todo su departamento entero. Todo eso gracias a sus poderes, claro.

—¿Así que el viejo no os ha querido ayudar, eh? No sé porque no me sorprende... —ha dicho con sorna mientras nos sentábamos alrededor de la mesa. La idea era tomar algo mientras estudiábamos el asunto que nos había reunido.
—¿Por qué dices eso? —le ha preguntado Rafa cogiendo la carta del bar. Yo me he limitado a encogerme ligeramente de hombros y mirar a Juan Carlos esperando una respuesta. Mi amigo me había quitado la pregunta de los labios.
Al parecer no es la primera vez que Juan Carlos conoce a un alumno de Juan Blanco recién destetado. Ni soy el primero al que tiene que ayudar.
—Tiene por costumbre desaparecer o tener otros asuntos que atender cuando más se le necesita.
—Pues qué bien... —ha dicho Rafa.
—Sí, cojonudo —le he secundado yo con ironía.
—No te lo tomes como algo personal, Daniel. Es así con todos —ha dicho al final Juan Carlos, tratando de quitarle hierro al asunto. Luego le ha hecho una seña al camarero para que viniera a tomarnos nota.

Un rato después Juan Carlos nos ha explicado en qué consisten sus poderes y como le han sido de gran ayuda a lo largo de los años en su carrera: resulta que al tocar un objeto, el que sea, puede recrear en su mente algunas escenas o situaciones recientes que vivió la persona que lo tocó antes que él.
—Vaya chollo de poder —ha dicho Rafa cuando parecía que nuestro amigo había terminado de hablar —. No se te debe resistir ni un caso, ¿no? Ahora entiendo lo de tu récord.
—Hombre, no suele ser tan sencillo como parece —ha contestado Juan Carlos sonriendo —, e incluso hay veces en que puede llegar a ser frustrante. El haber visto cosas que no puedes demostrar ayuda a llegar antes a la verdad sí, pero las pruebas son fundamentales en mi trabajo y sin ellas no se resuelven los casos. Pero sí, no voy a negar que mi don, mi poder o como querais llamarlo, me ha ayudado muchísimo a llegar donde he llegado.
—Supongo que no has resuelto todos los casos, ¿no? —he preguntado.
Me ha mirado un segundo, con una sonrisa, y ha dado un último sorbo a su café antes de responder:
—Por supuesto que no. Pero esa no era realmente la pregunta que querías hacerme, ¿estoy en lo cierto?
—Tienes razón. Lo que realmente me gustaría saber es qué haces cuando no consigues las suficientes pruebas para condenar a alguien que sabes que es culpable.
—Pues depende.
—¿De qué depende? —ha preguntado esta vez Rafa, al parecer sorprendido por la respuesta.
—Depende del tipo de delito, por supuesto. Cuando se trata de delitos menores nos limitamos a tenerlos controlados para pillarlos más adelante, tarde o temprano la mayoría vuelven a las andadas. Y entonces es el momento de cogerlos con las manos en la masa.
—Perdona que te interrumpa —le he cortado yo —, pero has dicho “nos limitamos a” y “los cogemos”. ¿En plural?
—Sí, claro. No creerás que trabajo solo, ¿no? Tengo una unidad de hombres a mis órdenes... ¿Has visto la serie The Shield? Pues algo así, como el equipo de asalto pero sin toda esa mierda de la corrupción.
—No, no la he visto. Y ya sé que la policía trabaja en equipo, pero...
—Mis hombres y yo llevamos muchos años juntos, y nos hemos salvado el culo unos a otros infinidad de veces...
—¿Saben lo de tu poder? —ha disparado Rafa sin dejar que terminara la frase.
—¿Pero esto qué es? ¿Un interrogatorio? —ha preguntado Juan Carlos, mudando la sonrisa de su rostro por una mueca de disgusto a la vez que fruncía el ceño.
—Perdona —he intervenido con voz conciliadora —. No pretendíamos molestarte. Si no quieres seguir no pasa nada... Centrémonos en lo que nos ha traído aquí y ya está.
Juan Carlos nos ha mirado fijamente, primero a Rafa y luego a mí durante lo que me han parecido unos segundos interminables y cargados de tensión. La expresión de sus ojos penetrantes ha conseguido acojonarnos, y sin darnos cuenta hemos contenido la respiración. Pensábamos que se iba a levantar y a largarse dejándonos ahí plantados con nuestro problema. Y de repente ha soltado una carcajada y ha empezado a descojonarse.
—Lo siento, chicos —ha logrado decir entre risas, con los ojos llorosos —, os estaba tomando un poco el pelo.
Rafa y yo nos hemos mirado unos segundos sin saber que decir antes de volver a respirar tranquilos. Poco después, ya calmado, Juan Carlos ha retomado la palabra:
—Volviendo a la pregunta de Rafa: la respuesta es no. No saben nada. Pero después de tanto tiempo confían en mí tanto o más que en su propia madre, y me seguirían hasta el mismísimo infierno si se lo pidiera, por tópico que parezca. Tanto ellos como yo sabemos que la ley y la justicia en este país no son infalibles. Vemos ejemplos de ello cada día: asesinos, maltratadores, violadores, ladrones... Muchos de ellos eluden su castigo gracias a tecnicismos y sobre todo gracias a la burocracia imperante. Supongo, Daniel, que en el tiempo que llevas en esto te habrás dado cuenta de lo difícil que es mantener a la gente mala alejada de las calles.
—Sí, la mayoría vuelven a ellas a las pocas horas —he contestado, sin estar del todo seguro de hacia donde conducía aquella conversación.
—Cuando un tipo que es culpable se libra de una condena por un delito grave, es entonces mi equipo y yo sacamos la basura —ha continuado Juan Carlos, acentuando las tres últimas palabras de la frase —. Me entendéis, ¿no?
Lo habíamos entendido. Y a mí personalmente no me gustaba un pelo lo que sus palabras insinuaban. Pero le necesitábamos. Además, yo no era precisamente quién para juzgarle.

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Arawna

Miércoles 27 de junio de 2007, 23:37h
Sobre la pista

Sus ojos estaban en blanco y daban un mal rollo impresionante. Juan Carlos, temblando ligeramente, sujetaba la nota entre el dedo índice y el pulgar; parecía estar en una especie de trance. Rafa y yo le hemos observado expectantes y algo intranquilos durante el par de minutos que ha durado su comunión con el trozo de papel. Finalmente ha vuelto en sí, la frente perlada de sudor y el rostro pálido, y mirándonos fíjamente ha dicho con un hilo de voz:
—Está en una casa grande a las afueras de la ciudad, casi en la montaña. He visto un bosque detrás, y también he visto su coche, un Audi A4 de color negro o gris oscuro.
—¿Sabrías llevarnos allí? —ha preguntado Rafa inmediatamente.
—Claro, tengo el nombre de la calle. No necesitamos más.
Dicho esto y a pesar del evidente cansancio, Juan Carlos ha sonreido, y en su rostro se leía la satisfacción por un trabajo bien hecho. Luego, ya fuera del bar, nos ha comentado que no siempre controla lo que ve con sus poderes, y que la mayoría de las veces necesita de varios intentos antes de conseguir alguna información útil.

Hemos decidido acercarnos a la casa mañana al mediodía. Le echaremos un primer vistazo y valoraremos sobre el terreno las posibilidades que tenemos de entrar sin problemas. Mientras tanto, Carmen hará un rastreo mental del interior para tratar de averiguar si Xavier y los niños están dentro, y de ser así si están solos o no. Juan Carlos está convencido de que nuestro “amigo” el secuestrador no trabaja solo, y que por tanto lo más probable es que haya gente vigilando el lugar.
Después de discutirlo larga e infructuosamente, Rafa nos acompañará; es un jodido cabezota cuando quiere.

Arawna

Jueves 28 de junio de 2007, 18:12h
Sentimientos extraños

La casa, a la que a partir de ahora me referiré más acertadamente como mansión, está situada en una pequeña urbanización que se alza al norte del barrio de Horta, y a la que se accede desde la carretera que lleva desde dicho barrio al pueblo de Cerdanyola del Vallès. La típica zona residencial para gente bien, vamos; un lugar tranquilo y apartado, perfecto para alguien aficionado a los secuestros.

Me he pasado casi todo el trayecto, desde que nos ha recogido Juan Carlos en el centro de Barcelona, nervioso y dándole vueltas a la cabeza. Rafa y él también debían pensar en sus cosas puesto que tampoco han abierto la boca. La única voz que se escuchaba en el interior del coche era la de Lucía, que con voz sensual nos iba acercando a nuestro destino.
Al salir de la capital, ya en la sinuosa carretera que nos llevaría a nuestro destino, la sombra del bosque ha caído sobre nosotros, ocultando el sol como un mal augurio. He bajado un poco la ventanilla y he disfrutado de ese olor a vegetación y a humedad tan característico de los bosques mediterraneos que tanto me gusta y tantos buenos recuerdos me trae, y cerrando los ojos he intentado relajarme un poco y no pensar en lo que se avecinaba.
La voz de Carmen se ha abierto paso hasta mí minutos después, devolviéndome a la cruda realidad:
“¿Se puede...?”
“Sí, claro. Solo estaba descansando un poco la vista”, he contestado abriendo los ojos; Rafa seguía en su mundo y Juan Carlos parecía concentrado en la carretera.
“La vista, claro”, ha dicho Carmen soltando una risita que se ha desaparramado por mi cerebro cual refrescantes petazetas. “Bueno, vamos al grano, Dani: tenemos un nuevo problema con el que no contábamos.”
“Joder, ¿otro más?”
“Sí. Me he adelantado y he rastreado la zona como me ha pedido Juan Carlos. El lugar es tan tranquilo como creíamos, pero...”
“¿Pero?”
“La urbanización cuenta con seguridad privada.”
“¿Quieres decir que hay seguratas paseando por ahí?”
“Día y noche. Y para entrar hay que pasar por un punto de control, aunque de esto último me ha dicho Juan Carlos que no nos preocupemos.”
“¿Si ya habéis estado hablando de todo esto, por qué no nos habéis dicho nada hasta ahora?”, he preguntado, un poco mosqueado.
“Lo acabo de hablar con él, y ahora lo estoy hablando contigo...”, ha dicho ella con voz tranquila, intuyendo mi creciente recelo.
“¿Y no podías decírnoslo a la vez?”
“No, mi poder no funciona así y lo sabes. ¿Recuerdas el día de las bombas en Sants, no?”
“Sí, claro que lo recuerdo...”, he contestado, arrepintiéndome al instante por mi comportamiento infantil. Recordaba los días que siguieron al que había mencionado: días enteros sin saber nada de ella, días en que había temido lo peor. Y es que comunicarse con más de una persona a la vez suponía un gran esfuerzo para Carmen. Su poder era impresionante, pero tenía sus límites. Unos límites que no convenía rebasar a la ligera.
“No pasa nada, Dani. Todos estamos algo nerviosos hoy”, ha dicho Carmen poco después.
Ahora me doy cuenta del porqué de mi reacción: los celos se han apoderado de mí porque había hablado antes con Juan Carlos que conmigo... ¿Qué coño me está pasando?

Arawna

Para el que pueda estar interesado, ya tenemos los resultados de los ganadores del 1er Concurso de microrrelatos Hoy me ha pasado algo muy bestia en el blog. Allí podréis ir leyendo a lo largo de los siguientes días algunos de los microrrelatos recibidos.

Jueves 28 de junio de 2007, 20:52h
Reconociendo el terreno

Hemos podido acceder a la urbanización gracias a la placa de Juan Carlos. El vigilante de la entrada, aparentemente sorprendido al verla, ha puesto alguna pega y ha hecho alguna pregunta, pero ante la mirada de determinación de nuestro amigo y las palabras “asunto policial” no le ha quedado otra que dejarnos pasar.
—Muy amable —le ha dicho Juan Carlos con una sonrisa —. Y ahora, hágame el favor de avisar a sus colegas y decirles que no interfieran, por favor, y que actúen con normalidad.
Mientras nos alejábamos lentamente por la calle principal, he observado por el espejo retrovisor como el vigilante sacaba un walkie-talkie y hablaba por él, aunque no he conseguido escuchar lo que decía a pesar de llevar la ventanilla bajada. Le he perdido de vista cuando el coche ha girado a la izquierda y se ha metido por la primera calle que hemos encontrado. Juan Carlos no quería dirigirse directamente a la mansión del secuestrador para no levantar sospechas, y además ha insistido en la importancia de conocer bien el terreno que íbamos a pisar. Él era el profesional y además era el que conducía, así que nos hemos limitado a asentir y a estar alerta mientras él guiaba el vehículo por las calles, que a decir verdad, no eran muchas.

La calle principal, a la que se accedía desde la carretera, era más ancha que las demás y ascendía unos setecientos metros hasta una glorieta. A lo largo de su recorrido cinco calles la cruzaban perpendicularmente de norte a sur, unas más largas que otras, pero sin llegar ninguna a tener más de 20 viviendas.
La urbanización, rodeada por un denso bosque de pinos, estaba meticulosamente cuidada y limpia, y los jardines que veíamos al otro lado de las vallas, que eran espectacularmente bellos, palidecían al compararlos con las descomunales e impresionantes casas, la gran mayoría de diseño.
—Unos tanto y otros tan poco... —ha murmurado Rafa desde el asiento de atrás. Yo he asentido en silencio, sintiéndome repentinamente sucio por pertenecer a una sociedad que permitía y fomentaba en gran medida aquella forma de ver la vida basada en la ostentación y el derroche sin medida.

La mansión era una de las más alejadas, por no decir que estaba aislada, y por su aspecto era de las más antiguas del lugar; puede que existiera antes incluso de que se aprobara el proyecto para urbanizar el lugar.
Me ha sorprendido comprobar al acercarnos que el jardín estuviera bastante descuidado en comparación con los que habíamos visto anteriormente, e incluso me ha parecido que en algunos puntos el bosque había invadido parte de la parcela.
Sí. Ésta es. Tal como la vi al tocar la nota —ha dicho Juan Carlos dando marcha atrás y girando el volante para dar media vuelta —. Ahora volvamos atrás y esperemos a que Carmen nos diga algo.

Hemos aparcado frente a un trozo de terreno ocupado por el bosque, casi tocando a la glorieta donde terminaba la urbanización, y hemos esperado sin salir del vehículo. Minutos después ha hecho aparición, a unos cien metros de donde estábamos, un vigilante uniformado que al vernos se ha detenido en la acera y nos ha observado durante un par de minutos. Luego ha hecho un gesto en nuestra dirección tocándose la gorra con la mano, que yo he interpretado como un saludo, y ha emprendido la marcha en dirección contraria por la calle principal.
Carmen no se ha hecho esperar mucho más, y la información que ha conseguido ha sido calificada por el propio Juan Carlos de prometedora: había localizado a Xavier en una habitación debajo de la mansión, y a un grupo de unos diez niños en otra sala más grande en el mismo piso. Estaban a oscuras y tenían hambre y frío, y además estaban asustados y desorientados, pero aparte de eso todos parecían estar bien. El rastreo del resto del edificio le había mostrado a Carmen la presencia de tres hombres más, dos de ellos en la planta baja y otro en el sótano, en una habitación pared con pared con la de los niños, y que todos ellos estaban allí para controlar que nadie entrara ni saliera. Los tres iban armados, y no tuvo que sumergirse demasiado en sus mentes para saber qué tipo de personas eran.
Antes de abandonar el lugar se había puesto en contacto con Xavier y le había transmitido que estábamos cerca, que pronto los íbamos a sacar a todos de ahí. Al parecer Xavier, después de recuperarse del sobresalto que le ha supuesto escuchar la voz de Carmen en el interior de su cabeza por primera vez, le ha dicho que confiaba en mí y que siempre había sabido que tarde o temprano vendríamos a por él.
—¡Ése es mi Xavi! ¡Con dos cojones! —ha explotado Rafa al recibir las buenas noticias. Entonces me ha mirado y me ha dado un abrazo mientras los dos nos reíamos aliviados.

Arawna

Viernes 29 de junio de 2007, 10:05h
Optimismo trasnochado

Convencer a Rafa de que ya había ayudado suficiente fue inútil, e insistirle en los peligros con que podíamos encontrarnos, por más que le demostráramos que no estaba preparado para ellos, solo sirvió para que mostrara aún más determinación. Lo único que logramos sacarle fue la promesa de que se quedaría vigilando en la calle por si se llegaba a dar el caso de que le necesitáramos.
Con Rafa lejos de la acción sólo me seguían preocupando los vigilantes de la urbanización, pero Juan carlos lo tenía todo pensado y bien atado. Ayer había hecho unas llamadas y había conseguido que cursaran una orden de registro de urgencia; al parecer tenía a varios jueces cogidos por las pelotas y hoy mismo la recibirá antes de recogernos.

Hoy me he levantado optimista por primera vez en muchos días y me siento más vivo que nunca; estoy convencido de que todo saldrá bien. Con Carmen guiándonos desde las alturas y Juan Carlos a mi lado nada puede fallar. Dentro de unas horas esta pesadilla habrá terminado, y ya puedo verme junto a mis amigos en el Menta Negra esta noche, tomándonos unas Volls —y un zumo— para celebrarlo y reirnos de todo lo que ha pasado últimamente.

corono

Juer, pinta bien la cosa.

Por cierto, has pillado la directa posteando, eh! gracias

Arawna

Como dije, estamos ya cerca del final. Espero comentarios sobre este capítulo y sobre que os ha parecido la historia hasta ahora ;)

Domingo 1 de julio de 2007, 10:05h
Una bala en la cabeza

Sacamos a los niños y a Xavier de la mansión, pero las cosas no salieron como habíamos planeado. De hecho, el viernes pasado se convirtió en uno de los días más negros de mi vida.

Pero mejor será que no me adelante y empiece por el principio: por nuestro regreso a la mansión de ese hijoputa sin alma.

Llegamos a la urbanización sobre las 14:00h, y lo primero que hizo Juan Carlos fue bajar del coche y enseñarle al vigilante de la entrada la orden del juez. Luego hablaron durante lo que me pareció una eternidad mientras nosotros esperábamos impacientes dentro del vehículo.
Cinco minutos después Juan Carlos, flanqueado por Rafa y por mí, se dirigía a los cuatro hombres que habían acudido por petición suya y que aquella tarde tenían turno de guardia:
—Como ya le he explicado a su compañero, mis colegas y yo hemos venido a registrar una de las casas que hay en esta urbanización. Tenemos información que apunta a que en ella tienen a gente secuestrada —ante esas palabras los vigilantes se miraron unos a otros, sorprendidos, y cuando uno de ellos pareció ir a decir algo Juan Carlos le interrumpió retomando rápidamente la palabra —. Según lo que encontremos puede que las cosas se compliquen ahí dentro, puede que escuchen disparos, gritos, golpes, pero oigan lo que oigan deberán mantenerse al margen, ¿de acuerdo? Lo único que necesitamos de ustedes es que mantengan la entrada vigilada y que no dejen entrar ni salir a nadie hasta que esta operación haya finalizado. Si son vecinos, reténganles en la entrada hasta que les avisemos. No queremos que ningún inocente resulte herido ni que escape un posible criminal, ¿verdad?
“Ah, una última cosa antes de dejarles: otra unidad de policía llegará en apróximadamente media hora. Déjenlos pasar.”
Los hombres asintieron a la vez y nuestro portavoz dio por concluida la reunión.

El plan parecía sencillo: mientras Juan Carlos mostraba su placa y la orden de registro a los hombres que había en la planta baja y los mantenía distraídos, yo aprovecharía para entrar por detrás y encontrar la forma de llegar al sótano, me encargaría del tipo que vigilaba allí y pondría a salvo a Xavi y a los niños. Luego volvería junto a Juan Carlos para ayudarlo a detener a los esbirros que estaban con él.
Carmen coordinaría todas nuestras acciones y nos iría indicando en cada momento donde estaban los secuestradores. El único inconveniente que podía surgir, y que realmente nos preocupaba, era que el tipo que nos había llevado hasta allí estuviera en la mansión. Carmen era incapaz de detectarlo; podía estar en cualquier parte y aparecer en cualquier momento. Pero coincidimos en que ya nos ocuparíamos del problema en su debido momento. No podíamos hacer otra cosa.

La alta tapia que rodeaba la parcela, rematada con cristales afilados, no supuso impedimento alguno para mí. La salvé de un salto y me agaché detrás de unos arbustos, y me quedé observando la parte trasera del edificio estudiándola mientras esperaba instrucciones de Carmen. Dado lo descuidado que tenían el jardín pensé que no me iba a resultar difícil acercarme sin que me detectaran, así que me acerqué un poco más para tener una visión completa de la fachada y comprobé que no había cámaras ni hombres vigilando en las ventanas. Me sorprendió ver que en el segundo piso una de ellas estaba entreabierta; aquellos secuestradores parecían muy confiados, quizá demasiado. Pero lo importante era que ya sabía por donde iba a entrar.
Esperé un par de minutos tratando de percibir algún movimiento en la casa hasta que la voz de Carmen llegó con buenas noticias:
“Juan Carlos dice que en el patio delantero solo hay un par de coches estacionados. Ninguno de ellos es un Audi A4.”
“¿Dónde está ahora?”, pregunté después de suspirar aliviado.
“Ahora mismo está llamando al timbre de la calle. ¡Ahora vuelvo!”
Poco después Carmen regresó junto a mí para indicarme que tenía vía libre. Juan Carlos estaba hablando con uno de los dos sicarios de la planta baja y el otro lo vigilaba desde una ventana que daba al patio delantero. No había nadie más en ese piso ni en los superiores.
Me acerqué sigilosamente a la pared y trepé hasta la ventana abierta que había descubierto antes. Me detuve justo debajo de ésta y escuché en completo silencio; ni siquiera respiraba. Luego asomé la cabeza muy lentamente y comprobé que no había nadie.
La habitación parecía un despacho, pero un despacho montado precariamente y con lo mínimo imprescindible: un escritorio y un par de sillas, una a cada lado, un portatil que en ese momento estaba cerrado y una pequeña impresora de inyección de tinta. Sobre el escritorio había unos cuantos bolígrafos, un par de carpesanos llenos de documentos y hojas sueltas junto a estos. Supuse que a Juan Carlos le interesaría mucho echar mano a aquellos papeles, pero ya habría tiempo luego. La prioridad en ese momento era otra.
En el momento en que me asomé al pasillo, Carmen volvió junto a mí:
“¿Todo bien, Dani? Los dos hombres están ahora hablando con Juan Carlos en la entrada. Por ahora no parecen nerviosos.”
“Pues que los mantenga ahí un par de minutos más. Voy a bajar.”
La idea era que Juan Carlos los paseara alejándolos de mi posición mientras yo buscaba la entrada al sótano. Con la orden del juez podía hacer que le mostraran cualquier lugar de la casa y registrarlo durante el tiempo que creyera necesario, lo que debía permitirme a mí hacer mi parte.

Cuando planificamos la operación todo parecía muy claro, y hasta entonces todo había salido a la perfección, pero pronto me encontré con el primer contratiempo: la puerta que supuestamente llevaba al sótano, estaba cerrada con una gruesa cadena y un candado de combinación.
Ni con mi fuerza actual podía abrir aquello sin formar un escándalo, y allí, cagándome en todo frente a la puerta, solo se me ocurrieron dos opciones: la primera era echar la puerta abajo y rezar porque al tipo de abajo no le diera tiempo a reaccionar antes de tenerme a mí encima, y por consiguiente dejar que Juan Carlos se encargara de los otros dos. La segunda era enfrentarnos a los sicarios que estaban con mi compañero y obligarlos a abrirla, siempre y cuando conocieran la combinación.
Carmen nos ofreció otra vía de acción que yo no había contemplado y que nos pareció la que más posibilidades tenía de tener éxito: incapacitar momentáneamente a los tres hombres con un grito psíquico, algo parecido a lo que había hecho en la Estación de Sants para avisar a la gente de la explosión, y darnos el tiempo que necesitábamos para ocuparnos de ellos sin correr riesgos innecesarios. La parte mala era que seguramente perderíamos a Carmen para el resto de la operación, pero teniendo en cuenta que se suponía que no había nadie más en el edificio y que tampoco podía detectar al individuo que secuestraba a los niños, decidimos que valía la pena intentarlo.

Dos minutos después los tres esbirros yacían insconscientes en el suelo, dos de ellos esposados juntos a un radiador de la planta baja y el tercero maniatado con cinta americana en un rincón de la pequeña habitación donde lo había encontrado.
Juan Carlos bajó las escaleras mientras yo sacaba un manojo de llaves de uno de los bolsillos del secuestrador. Entre todas ellas tenían que estar las que abrieran las puertas cerradas que había en la habitación.
—Buen trabajo —dijo al llegar a mi lado, mirando al tipo inconsciente y tocando mi hombro con su mano izquierda; en la derecha empuñaba un revólver.
—¿Carmen? —pregunté yo, suponiendo lo peor.
—No sé nada de ella. El esfuerzo habrá sido demasiado... Pero ya ha hecho su parte.
—Sí, supongo que sí —dije, encogiéndome de hombros.
—Bien, ¿a qué estás esperando? ¡Saquemos a esos niños y a tu amigo de aquí! —dijo señalando el manojo de llaves que yo tenía en las manos.
Y justo en ese momento, cuando iba a probar la primera llave en una de las puertas, llegó hasta nosotros el inconfundible sonido de un disparo procedente del exterior.
—¡Sácalos de aquí! ¡Rápido! —gritó Juan Carlos echando a correr escaleras arriba. Y eso hice. No se escuchó ningún disparo más.

Yo abría la marcha cuando salimos al patio delantero y un demacrado Xavi la cerraba caminando lentamente detrás de un grupo de niños asustados con no mejor aspecto. Al acostumbrarme de nuevo a la claridad de aquel luminoso día vi a Juan Carlos junto a las puertas dobles de la entrada, al otro lado de la verja, hablando por el móvil. Cuando volvió la vista y nos vio allí, supe por la expresión de su rostro que algo había salido mal, y cuando levantó una mano para indicarnos que no nos acercáramos un escalofrío recorrió mi espalda y sentí un retortijón en el estómago.
—No —susurré para mí mismo, e indiqué a los niños que esperaran allí. Xavier me miró y se quedó con ellos, intentando calmarlos. Él no sabía qué sucedía, pero era consciente de que algo iba mal.
Avancé lentamente, hecho un manojo de nervios, y me detuve junto a las puertas dobles, que estaban entreabiertas. A un solo paso de la calle. No me atrevía a salir, el pánico me había paralizado.
—Quédate donde estás, Daniel. No quieres ver esto... —dijo Juan Carlos con voz débil. Sus palabras me confirmaron lo que temía y me dieron fuerzas para dar el paso que faltaba para salir a la calle.
En el suelo, a dos metros de mí, estaba Rafa. Mi mejor amigo.
Tirado en un charco de su propia sangre.

Arawna

Entrando en la recta final. En dos o tres post más termina el primer libro. Los postearé y los dejaré unos días, pero más adelante los borraré para evitarme problemas con la editorial, así que si queréis leer aquí el final estad atentos.

CAPÍTULOS BORRADOS POR EL AUTOR

corono

Joder, que triste, Rafa estirando la pata, no me lo esperaba la verdá, pensaba que él iba a ser el héroe de la redada.

Arawna

CAPÍTULO BORRADO POR EL AUTOR

Arawna

CAPÍTULOS BORRADOS POR EL AUTOR

Pues nada, hasta aquí hemos llegado. Gracias por leerme y por estar ahí, espero que os lo hayáis pasado bien con las aventuras de nuestro superhéroe. Dejaré estos cuatro últimos post una semana y luego los borraré, así que si queréis comentar algo o queréis decirle a alguien que se lo lea aún estáis a tiempo.

Por cierto, os agradeceré que, si podéis, dejéis un comentario en el Libro de Visitas de la web: http://hoymehapasadoalgomuybestia.blogspot.com/2011/02/libro-de-visitas.html

Y si os ha gustado y queréis ver pronto publicada la continuación, ¡recomendad el libro a vuestros amigos y conocidos -también podéis comprarlo (la versión publicada es una versión muy mejorada respecto a la que he posteado)-! XD

Un saludo,

Arawna

corono

Todo lo bueno se acaba, una pena, me ha encantado, ya estoy esperando la 2ª parte que he visto anunciada en el blog, y por lo que he entendido va a haber una 3º??

Una pregunta, no te ha dado por pasarle tu libro a los guionistas de la serie protegidos??, esque el otro día por casualidad estuve haciendo zapping, me quedé un rato viendo la serie y seguro que ganan mucísisisimo si se fijan algo en tu libro, XD.

Un saludo y gracias por compartir tu libro.

Arawna

Gracias corono. Me alegro de que te haya gustado :)

Sí, la historia terminará con un tercer libro, como has leído en el blog :)

Sobre la serie Los Protegidos... Deja, deja. Paso de que se aprovechen de mi historia para hacer una cutre serie de estas que hacen XD

Si tienen que hacer algo con Hoy me ha pasado algo muy bestia que sea una peli dirigida por Guillermo Del Toro (por soñar que no quede) XD

¿Nadie más va a decir nada? Os quedan 4 días...

Un saludo,

Arawna

B

Muchas gracias Arawna por compartir tu libro aquí, la verdad es que gran parte del mérito de que este foro haya tirado adelante ha sido tuya, porque mucha gente se ha enganchado a este libro. Por desgracia yo no tengo tiempo para leerlo, pero ya lo tengo en formato electrónico y lo leeré cuando pueda. Qué piensas hacer con las dos siguientes partes? Espero que triunfe el libro porque por los comentarios que voy leyendo a la gente le gusta! Mucha suerte y gracias de nuevo!

Arawna

Gracias a vosotros por dejarme compartirlo. Un placer :)

Con lo de las siguientes partes no sé a qué te refieres. ¿A que también las postee aquí? Ya veremos... Tras terminar de postear la novela tampoco estoy viendo una respuesta demasiado entusiasta pidiendo más XD

De todas formas, el segundo libro no lo tendré terminado hasta verano, y hasta entonces tampoco lo empezaría a postear, pero para el que quiera leer un adelanto, desde la nueva web se pueden descargar los primeros 15 capítulos del segundo libro: http://hoymehapasadoalgomuybestia.blogspot.com/

Por cierto, os adelanto que el 23 de abril estaré en Paseo de Gracia de Barcelona firmando libros y charlando con quién quiera, espero poder conoceros a alguno allí. Duronman, no tienes excusa ;)

Ya pondré lugar exacto (en principio será muy cerca de Plaza Catalunya) y horario en cuanto lo sepa.

Un saludo,

Arawna

1 respuesta
B

#197 estarás todo el día?

1 respuesta
Arawna

#198 No, sólo estaré un ratito por la mañana. Lo más seguro que de 12 a 13h, aunque si va viniendo gente puede que me quede una hora más. Pero tranquilo que ya postearé la hora exacta en cuanto me la confirmen :)

Arawna

Como ya anuncié la semana pasada (el que avisa no es traidor), proceso a la eliminación de los últimos capítulos de la novela. Espero que hayáis podido leer el final y si no, podéis encontrar el libro en cualquier librería de España ;)

Para más información: http://hoymehapasadoalgomuybestia.blogspot.com/

Una vez más, ¡gracias por estar ahí y por leerme! Espero que lo hayáis pasado bien :)

Un saludo,

Arawna

7 días después
kroaton

Arawna, unas pregunticas... si es que aún sigues por aquí....

¿Cuánto escribes? Ya sé que la respuesta variará mucho, pero para saber cuánto dedicas al día, a la semana, si todos los días te dedicas X tiempo, o cuando lo sacas de algún lado, etc...

¿Escribes en orden? Supongo que por la idea del libro debería ser que sí, aunque no es obligatorio... Es decir, si llevas los primeros 10 capítulos y se te ocurre una cosa chula para escribir en el 15... ¿escribes ese 15?

¿Usas alguna guía de fichas resúmenes o alguna herramienta de organización como las de guiones de cine para ordenador, etc...???

Y por último... sé que le has dado muchas vueltas a toda la edición hasta llegar donde estás... pero, para algo que quiero publicar sin buscar difusión (porque dudo que la tenga más a allá de familiares, amigos y allegados...) seguramente me conformaría con algo rollo bubok.... que sé que tú has utilizado. ¿Sabes si se tiene que registrar primero la obra en el Registro de Propiedad Intelectual, o es aconsejable? ¿Y el ISBN se debe sacar también?

Si sabe algún otro también puede contestar :D

1 respuesta
Arawna

#201 saludos,

Cuando estoy en etapa de escritura (me tomo mis descansos, que pueden durar unos días o unos meses XD) suelo escribir de 4 a 6 horas al día. Aunque normalmente lo mido en palabras escritas. Digamos que intento escribir entre 1.500 y 2.000 palabras diarias.

Sobre lo de escribir en orden, normalmente sí escribo de forma cronológica a medida que va avanzando la historia, pero siempre con una idea más o menos clara de todo lo que va a suceder y, si se me ocurre algo muy interesante que sucederá más adelante, creo el capítulo y escribo la idea -o el capítulo entero si estoy muy inspirado- y ahí lo dejo para cuando llegue. Así que sí, escribo ese 15 :)

No uso guías ni fichas ni nada. Al menos por ahora no me ha hecho falta.

Sobre lo último.: sí es IMPRESCINIDBLE que registres tu obra. Siempre habrá algún trepa que quiera beneficiarse de tu trabajo. Aunque no te interese venderla, si la tienes registrada y alguien la plagia siempre podrás denunciar y con suerte ganarte un dinerillo ;)

Lo del ISBN sólo es necesario si va a venderse en tiendas físicas, si sólo es para amigos y familiares no hace ninguna falta.

Un saludo,

Arawna

kroaton

Gracias por las respuestas!

Ayer encontré el blog serescritor.com , que tiene algunas entradas bastante curiosas sobre editar un libro... y bueno, es bastante claro con el tema económico.

Arawna

El próximo día 23 de abril, Día del Libro, estaré en Paseo de Gracia de Barcelona firmando ejemplares de Hoy me ha pasado algo muy bestia.

Así que si alguien quiere conocerme, charlar conmigo -no necesariamente del libro- e incluso comprar un ejemplar y llevárselo a casa dedicado, ahí estaré para lo que sea. ¡Los que sois de Barcelona o cerquita no tenéis excusa!

En principio la ubicación exacta es el número 16 de Paseo de Gracia, muy cerca de Plaza Catalunya, y estaré de 12h a 13h, aunque según la gente que vaya viniendo me quedaré más si hace falta.

Un saludo,

Arawna
PD: Duronman no tienes excusa que es sábado, si quieres vamos juntos en el tren XD

kroaton el sector editorial es "curioso" en sí mismo :)

7 días después
Arawna

Si mañana (Sábado) alguien va al Salón del Cómic de Barcelona y ve a un tío repartiendo puntos de libro -marcapáginas- de Hoy me ha pasado algo muy bestia, ése soy yo. Si queréis podéis saludarme o tirarme cacahuetes, lo que prefiráis XD

Un saludo,

Arawna

Arawna

Al final la paradita del sábado estará en el número 15 del Paseo de Gracia en lugar de en el 16. En la acera de enfrente, vamos :)

sOyneGro

Enhorabuena por tus relatos y gracias por compartirlos!

1
8 meses después
Arawna

Esto os puede interesar:

¿Quieres un ejemplar dedicado de «Hoy me ha pasado algo muy bestia»?

Ya falta poco para tener terminada la segunda novela, y es por eso que te necesito. Necesito un nombre para la saga, ya que el nombre de la primera novela es demasiado largo, así que sugiéreme nombres y, si alguno me convence, lo usaremos y, además de aparecer tu nombre en los créditos de las novelas, te enviaré un ejemplar de la 2a edición firmado y dedicado.

¿Te interesa? ¡Pues a por ello!

Fecha límite: 15 de febrero del presente año 2012.

El nombre, por favor, para mantener un mejor control, escribidlo en la página de FB de la novela: https://www.facebook.com/hoymehapasadoalgomuybestia

Z

Hostia, ¿tú no fuiste a publicitar tu cosa a Putalocura hará algún tiempo?

Pocas risas nos echamos.

Que a lo mejor me estoy equivocando de tío, vaya.

#210 ¿Sentías la necesidad de transmitirme tus sentimientos, no? Ale, pues ya lo has hecho, ahora déjame en paz un rato.

2 respuestas
charlesmarri

#209

En todos los comentarios que leo tuyos vas a joder, a hacerte el pseudo gracioso y a ir de Ego Man por la vida.

El look House está bien en dosis pequeñitas, mucho resulta aburrido.

O a lo mejor me estoy equivocando de tío, vaya.

#209

:qq:

1 1 respuesta