¡Buenas! Estaba yo aquí, pensando en abrir un diario de escritura cuando me he encontrado con este hilo. Llevo escribiendo "en serio" desde hace unos 4-5 años y estoy con un momento en que me apetece compartir vivencias, sobre todo ahora que ando cerca de terminar mi primer "gran" (por extensión, ¡no por calidad!) proyecto. Voy a intentar darle una estructura de diario y actualizar cada poco tiempo, a ver si otros escritores en la sombra se animan a hacer lo propio.
Una breve introducción
Desde que era un enano he sido un lector acérrimo y la idea de escribir siempre me atrajo. Recuerdo haber coqueteado con la escritura desde muy pequeño, participado en certámenes y llenado libretas enteras con basura infumable. Esta vocación mía ha sufrido muchos altibajos dentro de mi escala de prioridades y he pasado por incontables fases marcadas por diferentes grados de interés, dedicación y motivación. Hace unos 4-5 años decidí que iba a convertir la escritura en una costumbre y entonces, por primera vez en mi vida, el hábito agarró e hizo callo. Desde entonces recuerdo haber dedicado a la escritura al menos un ratito cada día (salvo momentos muy puntuales). Como resultado, me vi participando de nuevo en concursos de relatos, compartiendo escritos en distintos círculos literarios y tomando notas por doquier, futuros proyectos a los que algún día daría forma si el ánimo no decaía. En estos momentos, tengo la suerte de tener una situación laboral y personal que me permite disfrutar de esto y dedicarle el tiempo que necesita (y el que merece).
Ahora tengo 29 años y puedo decir con orgullo que he conseguido terminar mi primera novela.
Disciplina
En algún sitio leí una vez que serás bueno en aquello que hagas todos los días. Este ha sido mi mantra desde que empecé en esto. ¿Cuándo escribo? Cuando puedo y siempre que puedo. Las sesiones pueden ser más o menos largas dependiendo del día y de cómo consiga encajarlas dentro de otras ocupaciones (trabajo, pareja, gimnasio, obligaciones del hogar, amistades…); por desgracia, la vida adulta consume una ingente cantidad de tiempo, pero no es nada que no podamos sortear con un poco de organización. Como he dicho antes, intento escribir a diario. Aunque sea para poner una puñetera línea, abre el portátil y escríbela. Creo que ese es el mejor (y casi único) consejo que daría a alguien que quiera iniciarse el esto.
¿Por qué una novela?
Siempre me ha gustado el concepto de “micro-ambicioso” que una vez oí de Tim Minchin. La fantasía es mi género predilecto, y es un género que tiende a la profusión de palabras y libros y sagas y sagas dentro de sagas. Yo ya intuí cuando empecé que si intentaba abarcar demasiado desde un principio terminaría claudicando y sin saber distinguir la espalda del culo, así que empecé a escribir relatos bajo una premisa que me pareció graciosa: no escribir nada que superase en extensión a todo lo que había escrito antes en conjunto. Realmente es una gilipollez, pero creo que se capta la idea.
Era finales de 2017, fue un buen año para mí y me dio por releer un relato que había escrito hacía bastante tiempo. No valía ni para limpiarse el culo, pero detrás de ese aquelarre de sinsentidos creí ver algo que latía y a lo que quizá fuese capaz de sacar algo de brillo. Joder, el fondo del relato me gustaba. El mundo me gustaba. Era una pena que se fuera a quedar solo en eso, y la pena no está entre mis sentimientos favoritos. Así que pensé: ¿por qué no coges eso que te gusta y haces algo más grande y que valga la pena leer? No sé si la segunda premisa se cumplirá alguna vez; la primera, en cambio, sí se ha cumplido. Ahora ese relatillo es algo más grande, es mi primera novela, y de él no queda nada salvo el recuerdo y la chispa de inspiración que supuso en aquel momento.
Herramientas
Empecé utilizando Word + Evernote, he coqueteado con otras aplicaciones similares y suites de escritura, pero al final he acabado utilizando exclusivamente Scrivener. La posibilidad de tenerlo todo, anotaciones, escaleta, desarrollo de personajes, mundo, ambientación, borrador y sucesivas correcciones, dentro de una misma interfaz es algo que valoro hasta el infinito. Por no hablar de la obscena cantidad de herramientas accesorias y pijadas que trae de serie, chorraditas que nunca creí necesitar y sin las que no podría vivir ya. Con el tema de la edición aún no me he metido. Supongo que aprenderé lo básico para sacar el manuscrito por una impresora y mandarlo a algún lado (¿o ya se hace todo vía e-mail?). Si la idea de la auto-publicación aparece alguna vez en mi órbita quizá profundice en este aspecto. Por ahora y para lo que necesito, el programilla me parece lo mejor que se ha inventado para escritores. Vale cada céntimo.
Desarrollo y planificación
Mi intención era escribir una novela corta y auto-conclusiva. Lo de “corta” ha caído en saco roto (pretendía ceñirme a unas 20k-25k palabras), aunque sigue sin ser una novela larga. No sé qué extensión acabará teniendo; dependerá de futuras revisiones, aunque creo que cuando finalice la primera vuelta tendré una idea bastante aproximada.
El desarrollo ha tenido las siguientes fases. Estas fases no han seguido un esquema premeditado, sino que han ido surgiendo de la necesidad de dar forma a lo que quería contar. No es algo fácil de explicar, pero lo inentaré:
1. Relato primigenio y totalmente desechable, rescatando únicamente un par de ideas y elementos de la ambientación.
2. Desarrollo del trasfondo o worldbuilding. La novela se desarrolla en una sola región, así que esto incluía historia, cronología, ambientación, geografía, razas, aspectos sobrenaturales, climatología y un montón de cosas más. No os voy a aburrir mucho aquí.
3. Desarrollo de personajes. Aparte de su apariencia física, su personalidad, flaquezas, intereses, habilidades y papel en la trama.
4. Delineación general de la trama. Una especie de brainstorm de ideas, posibles direcciones, mensajes, giros y finales. Hay unas cuantas vertientes y aquí tuve que hacer un trabajo de descarte y me llevó algo de tiempo hasta que conseguí perfilar lo que quería contar.
5. La trama en profundidad. En este punto desarrollé, sobre el molde que había conseguido en la fase anterior, cada detalle de la historia, las tramas subyacentes, acontecimientos previos relevantes, concreté definitivamente el papel de cada personaje en ella y su sentido dentro del conjunto.
6. Elaboración de la escaleta. No puedo prescindir de ella. Necesito saber hacia dónde voy y qué estoy haciendo. La escaleta a mí no me limita (como algunos escritores creen) sino que me da una dirección y nunca excluye la posibilidad de improvisación.
7. Primer borrador. Del tirón, sin revisar nada, con los ojos puestos en la escaleta y dejando que todo fluyese lo mejor posible. Mientras escribía era consciente de que muchas cosas iban a cambiar en la primera revisión y de que determinados tramos eran de dudosa calidad, o bien no había conseguido contar lo que tenía en la cabeza con mis mejores palabras. Aun con todo, resistí la tentación de cambiar nada y arremetí hacia delante como un borrico enfurecido. En esto soy bastante disciplinado.
8. Primera revisión (actualmente en un 70% de desarrollo). La fase que más he disfrutado. Algunos capítulos he tenido que reescribirlos enteros; otros necesitaban mucha tijera, otros menos, pero la sensación general es que el conjunto está cambiando bastante en cuanto a depuración de estilo y calidad narrativa, por lo que estoy contento.
Próximos pasos
Mi media de revisiones suele estar en torno a las 4 ó 5. La primera siempre es la más laboriosa y la que consume más tiempo, así que una vez la finalice me pondré enseguida con la segunda vuelta. Después dejaré macerar el producto unas cuantas semanas, me tomaré un descanso y volveré a leerlo todo de nuevo. Esta es sin duda la parte que más miedo me da. En función del resultado iré viendo qué hacer con la novela.
Pues ya he soltado la chapa. Me gustaría ir actualizando a medida que avanzo con la escritura, y por supuesto cualquier consejo o sugerencia para afrontar las fases venideras serán bienvenidos. Salud y que la inspiración os acompañe.