Primero fue Albacete, luego Ciudad Real y ahora Reus. En apenas un mes, tres aeropuertos, en los que se invirtieron casi 600 millones de euros de dinero público, se han quedado sin vuelos comerciales. El aeródromo catalán es el último en sumarse a esta lista de costosas infraestructuras sin rentabilidad. Ryanair anunció la ruptura del acuerdo que mantenía con la Generalitat y deja de operar en esta base desde el 6 de noviembre. Después, el aeropuerto no tendrá actividad comercial, lo que supondrá que un total de 88 trabajadores se quedarán directamente en el paro, aunque los empleos indirectos relacionados ascenderán hasta los 300, según fuentes sindicales del aeródromo.
El Gobierno catalán anunció que destinará parte de los 3,5 millones de euros que recibía anualmente la compañía irlandesa a intentar captar nuevos clientes. Y es que la supervivencia de aeródromos como el de Reus, Ciudad Real o Albacete está ligada, en buena medida, a los fondos públicos que se destinaban a acuerdos publicitarios con la compañía aéreas, o sea, las subvenciones que reciben por mantener líneas de dudosa rentabilidad.
Según datos de la Comisión Nacional de la Competencia, entre los años 2007 y 2011 las comunidades autónomas destinaron más de 247 millones de euros a este tipo de acuerdos, que no han evitado que algunas compañías, sobre todo de bajo coste o dedicadas a vuelos regionales, hayan decidido suspender su actividad en aeropuertos que ahora están desiertos.
Es el caso del Ciudad Real, que pretendía convertirse en el primer aeródromo privado de España, pero en el que las Administraciones públicas se gastaron más de 500 millones de euros para dotarlo de una pista de 4.000 metros cuadrados y una terminal de pasajeros de 28.000, además de una zona de carga con capacidad para mover 90.000 toneladas anuales. Vueling, la única compañía que operaba en Ciudad Real para conectar la capital manchega con Barcelona y Palma de Mallorca con dos líneas semanales, dejó de hacerlo el pasado sábado, lo que dejó el aeródromo sin vuelos comerciales y abierto solo para fines privados. Además, la empresa que gestionaba esta infraestructura se encuentra inmersa en un proceso concursal, después de que un juzgado de Ciudad Real ordenara suspender de sus funciones a su último consejo de administración.
También Albacete se ha convertido en una terminal vip. Hace un mes, Air Nostrum decidió suspender la conexión diaria que mantenía con Barcelona desde la capital manchega. La razón, la misma que en Ciudad Real y Reus: la escasa rentabilidad de la única línea de este aeródromo, ahora vacío, en el que se invirtieron diez millones de euros.
Casi sesenta millones para León
Albacete, Ciudad Real o Reus son solo tres ejemplos de aeropuertos en los que se han realizado inversiones millonarias y sin rentabilidad. Pero hay otros casos. Uno de ellos es el de León, en el que se han gastado en el 2010 casi sesenta millones de euros en una nueva terminal por la que pasan una media de solo 7.000 pasajeros al mes. Y que en el 2010 perdió 7,56 millones de euros, según datos de Fomento. Además, el Gobierno castellanoleonés es el que más dinero destinó en el último cuatrienio a acuerdos publicitarios con líneas comerciales, 84,2 millones. Otro ejemplo es el aeropuerto de Burgos, que se abrió en el 2008, con una inversión de 45 millones y por el que solo han pasado desde entonces 103.000 viajeros. O el de Castellón. Casi 150 millones y aún no se ha estrenado.
http://www.lavozdegalicia.es/espana/2011/11/01/0003_201111G1P18991.htm