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Siete años de cárcel para Berlusconi por el ‘caso Ruby’
A sus 76 años de edad, después de haber sido tres veces primer ministro de Italia y liderar el centroderecha durante las dos últimas décadas, Silvio Berlusconi empieza a recoger la cosecha de sus desvaríos políticos, empresariales y privados. Tras la condena por fraude fiscal en el caso Mediaset —ya solo pendiente del Supremo—, el político y magnate ha sido condenado ahora a siete años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargo público por el llamado caso Ruby.
Las magistradas Giulia Turri, Orsola De Cristofaro y Carmen D’Elia han endurecido incluso la petición de condena realizada por la fiscal Ilda Boccassini, quien achacaba a Berlusconi sendos delitos de abuso de poder e inducción a la prostitución de menores. En vez de por inducción, el tribunal de Milán agrava la responsabilidad de Il Cavaliere y lo condena por constricción.
El pasado 13 de mayo, la fiscal Boccassini estuvo seis horas justificando ante la sala su petición de condena. También ayer, las tres magistradas deliberaron durante más de seis horas una sentencia que, aun sujeta a recurso, supone un golpe tremendo para Berlusconi, quien ha hecho todo lo posible —hasta encerrarse en un hospital fingiéndose enfermo— para evitar el desenlace.
Pero tras 27 meses de instrucción y 50 audiencias, el tribunal —que en los próximos días publicará la sentencia— se ha inclinado por dar validez a la versión de la fiscal. Boccassini consideró “fuera de toda duda” que el exjefe de Gobierno mantuvo relaciones sexuales pagadas con Karima el Marough, conocida por Ruby, cuando la joven marroquí aún no había cumplido los 18 años. Ilda Boccassini dejó constancia de que, durante la noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el entonces primer ministro abusó de su poder al telefonear desde París a la comisaría central de Milán para que pusieran en libertad a Ruby, que había sido detenida por robo, alegando que era la sobrina del entonces presidente egipcio, Hosni Mubarak, y su detención podría originar un conflicto diplomático. Según la fiscal, Berlusconi ya sabía entonces que Ruby era menor de edad y de ahí que la verdadera razón de la llamada fuese evitar por todos los medios que saliera a la luz “el sistema de prostitución organizado en la mansión de Arcore para la satisfacción del placer sexual” del político y magnate. Pero aquella llamada sirvió justamente para lo contrario, para girar el foco de la justicia sobre los ángulos más turbios de la disipada vida —ya por entonces un secreto a voces en Italia— del político y magnate de los medios de comunicación.
La sentencia no solo enturbia aún más la carrera política de Berlusconi, sino que rodea de dudas la viabilidad del precario Gobierno de coalición que su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), sostiene con el Partido Democrático (PD) del actual primer ministro, Enrico Letta. ¿Qué hará Berlusconi ahora? ¿Estará dispuesto a seguir hundiéndose en su infierno judicial mientras Letta juega el papel de estadista en los salones mundiales? No parece probable. Los medios italianos dan por hecho que Il Cavaliere, que en las últimas semanas ha optado por un perfil bajo, prepara una ofensiva televisiva para meter presión al Ejecutivo en busca de un respaldo difícil e improbable. Por lo pronto, anoche insistió en que es víctima de una confabulación: “Quieren eliminarme de la política. Es una sentencia increíble, violenta, pero yo resistiré. Seguiré luchando porque estoy convencido de mi inocencia”.
Ya se veía venir todo este pastel, y ya era hora de que se hiciese justicia con este personaje. Tengo conocidos italianos que me dicen que están todos realmente avergonzados internacionalmente por haberlo tenido como Primer Ministro tantos años.