El terrorista, que asesinó a 77 personas en 2011, verá mejoradas las condiciones de su vida en prisión y recibirá 36.000 euros
Las condiciones del régimen penitenciario a las que está sometido Anders Breivik en la cárcel de Skien constituyen una violación del artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe castigos «inhumanos o degradantes», según el dictamen del tribunal de Oslo que juzgaba el caso de Breivik contra el estado noruego. Sin embargo, el tribunal rechazó la demanda del terrorista de extrema derecha que reclamaba derecho a mantener su correspondencia privada, según el artículo 8 de la misma convención.
«La prohibición de tratamiento inhumano y degradante representa un valor fundamental en una sociedad democrática. Esto se aplica en cualquier caso, sin importar quien, incluso a terroristas o asesinos», explicaba la sentencia que se hizo pública este miércoles. El estado deberá pagar además los costes del juicio que ascienden a 36.000 euros. El abogado de Breivik, Øystein Storrik, ha anunciado que no apelará y considera que el veredicto es muy importante ya que, con toda seguridad, el asesino pasará el resto de sus días en prisión.
Breivik, de 37 años, cumple una condena de veintiún años, que podrán prolongarse si se considera que sigue siendo un peligro para la sociedad, por el asesinato de 77 personas el 22 de julio de 2011. El extremista colocó una bomba en las oficinas del gobierno en Oslo que provocó la muerte de ocho personas y dos horas después asesinó a sangre fría a otras 69, en su mayoría jóvenes del partido laborista reunidos en un campamento de verano, en la isla de Utøya.
Disfrazado como un oficial de policía, durante cerca de una hora persiguió a los jóvenes y remató a todos aquellos que encontró en su camino a los que acusaba de ser miembros de un partido que apoyaba la multiculturalidad.
Desde su arresto el día de los ataques, Breivik fue aislado de los otros prisioneros y su contacto con el mundo exterior, tanto visitas como correspondencia, ha sido mínimo. En estos cinco años tan solo pudo pasar unos breves momentos con su madre antes de que esta falleciera de cáncer en 2013.
El asesino dispone de tres celdas en la prisión de Skien, una para vivir, otra para estudiar y una tercera para hacer ejercicios físicos. Además, cuenta con una televisión, un ordenador sin conexión a Internet y una Play Station. Puede preparar su comida y lavar su ropa pero no tiene contacto con otros presos y tan solo puede hablar con el personal de seguridad.
Durante el juicio, que se celebró el pasado mes de marzo y en el que Breivik apareció en la sala realizando el saludo nazi, los doctores y psiquiatras que le atienden testificaron que no habían observado cambios en su estado físico o mental como consecuencia de las condiciones de su vida en prisión y la fiscalía defendió el régimen de aislamiento para evitar que pudiera ponerse en contacto con otros extremistas.
Con la sentencia que se acaba de conocer, el tribunal ha decidido atender parte de las demandas de su abogado, por lo que previsiblemente el preso podrá salir de sus celdas y mantener contacto con otros presos.
Noruega es un país que presume de un sistema carcelario orientado a la rehabilitación más que al castigo, pero la gravedad de los crímenes de Breivik y la conmoción que causaron en la sociedad noruega hace pensar que el terrorista pasará entre rejas el resto de sus días.
Fuente: http://www.abc.es/