Cuando Robinson Crusoe naufraga, queda inconsciente. Al día siguiente, despierta de su inconsciencia ya en la playa, cuando dijo “¿Es esto un sueño? ¿Estoy vivo de verdad?”. Se reincorporó y, prácticamente desnudo, comenzó a explorar la isla en la que había naufragado.
Al explorar la isla, se da cuenta de que tiene posibilidades de sobrevivir. La primera necesidad más imperiosa que siente Robinson Crusoe es la de beber agua, pues está prácticamente deshidratado, y puede conseguir agua de la depositada en charcas y plantas tras las lluvias. También descubre unas zarzas con moras que puede recolectar para alimentarse.
Al cabo de los días, Robinson lleva una dieta a base de agua y moras, pues dedica todo su tiempo y esfuerzo a recolectar la cantidad de moras necesarias para saciar su hambre diario. Robinson, como buen ser humano, posee una capacidad innata creativa, empresarial, dándose cuenta de que vive en una situación de absoluta miseria, dedica todo el día, desde el amanecer hasta el anochecer, al esfuerzo de buscar moras y cogerlas con las manos. No tiene tiempo para nada más, y apenas sacia su hambre para sobrevivir.
Entonces, Robinson descubre empresarialmente que, si se hiciera con una vara de madera de varios metros de largo, podría llegar más alto y más lejos, golpear los arbustos con fuerza y conseguir la misma cosecha de moras que necesita con mucha mayor rapidez. Ello le permitiría disponer de mucho más tiempo que dedicar para, por ejemplo, construir un refugio.
Calcula que tardará 5 días en conseguir la vara de madera, cinco días en los que forzosamente tendrá que interrumpir su recolección de moras. Empieza a concebir las diferentes etapas del periodo de acción: seleccionar el árbol con la rama adecuada, subir al árbol y a la rama para partirla con su propio peso, arrancar las demás ramas y hojas que haya, darle forma con una piedra etc. Distintas etapas de un proceso que separa el presente precario de Robinson de un futuro que valora mucho más, un futuro donde puede dedicarle menos tiempo a recoger moras, un proceso que dura 5 días, los días que Robinson ha calculado que tardará en consumir cada una de las etapas de producción para obtener la vara de madera.
El problema es que, si tiene que estar 5 días dedicando su tiempo y esfuerzo a conseguir producir la vara de madera, ¿de qué se alimenta durante esos 5 días?
Después de planificar su acción, Robinson Crusoe decide emprenderla. Para lo cual, con carácter previo, deberá ahorrar una parte de las moras que cosecha a mano cada día, reduciendo en ese importe su consumo. Por tanto, Robinson decide que, durante un periodo de tiempo prolongado, no consumirá todas las moras que cosecha a mano diariamente, sino que una parte de ellas debe guardarlas, reservarlas, ahorrarlas, pasando hambre por ello, hasta que haya acumulado una cantidad de moras suficiente que le permita alimentarse únicamente de ellas durante 5 días, que son los días que estima necesitará para conseguir la vara de madera.
De esta manera, si Robinson ha acertado en sus cálculos, transcurridos los 5 días tendrá su vara de madera, alimentándose durante dicho periodo con cargo al ahorro previo de moras, que consistió en sacrificarse y no comer todas las moras necesarias para satisfacer su hambre a diario. Y, gracias a el nuevo bien de capital obtenido con base al ahorro, consigue obtener la misma cantidad de alimento que antes y, además, ahora tiene un refugio que se ha construido con el tiempo que ha ganado al dedicar menos tiempo a la recogida de moras.
¿Qué diferencia al Robinson Crusoe pobre, que recolecta las moras a mano, del Robinson Crusoe rico, que tiene la vara de madera? Los 5 días de ahorro previo, que han permitido obtener un nuevo bien de capital, la vara de madera. Pues una vez acabado el proceso de producción de la vara de madera la situación es radicalmente distinta, dando golpes más lejos con la vara llega más lejos y cosecha 10 veces más, alimentándose trabajando solo una hora dedicando el resto del tiempo a construir su refugio.
El nivel de vida de Robinson Crusoe ha aumentado gracias al sacrificio previo de su consumo inmediato de moras, haber ahorrado y haber ejecutado un plan empresarial tendente a la obtención de un bien de capital, la vara de madera.
Imaginen ahora que, si hubiese dos Robinson Crusoe, uno dispuesto a pasar hambre y ahorrar, y otro que se niegue en rotundo a tal sacrificio, transcurrido un periodo de tiempo podríamos observar que uno es más rico que otro, y a lo mejor el primero tendría envidia “oye ¿Cómo tienes un refugio? Mientras que yo soy pobre.”
Sin embargo, es esencial comprender que Robinson Crusoe debe coordinar su comportamiento presente en relación a su previsible comportamiento futuro. Robinson debe estimar de forma correcta el ahorro que necesita de moras antes de emprender dicha acción, pues trágico sería que Robinson estimase que necesita 5 días para conseguir la vara de madera y realmente necesitar un mes, e igualmente trágico sería que sobredimensionase su proyecto de acción y estimase que tardará 5 días en construir el refugio, quedándose por ello sin moras, consumiendo lo ahorrado.
Fuente: “Capital e interés” -Eugen von Böhm-Bawerk