Hace unas semanas envié un texto como contestación a una carta de un lector de este suplemento dominical, El País Semanal, que no han tenido a bien publicarme. Como la intención de la misma era que fuera leída, la posteo aquí por si a alguien le interesa.
Transcribo a continuación el fragmento de carta que dio pie a mi réplica; no me apetece escribirla entera:
Tráfico y tabaco
(...) Habiendo conseguido, por fin, que los no fumadores podamos dejar de respirar humo en aquellos sitios que no podemos evitar, lo que fumadores como el señor Marías hagan con su salud me tiene sin cuidado. Sólo espero que si enferman a causa del tabaco, no pretendan que los demás, vía Seguridad Social, paguemos a escote las consecuencias de su libre proceder. (...)
Y he aquí mi contestación:
Leo en el nº 1.608 de su revista la carta de José Luis Marro, en la cual muestra su deseo de que los costes médicos derivados del consumo de tabaco sean asumidos por los propios fumadores.
Déjeme decirle que, del mismo modo que usted disfruta de los abusivos impuestos a los que nos vemos sometidos cada vez que compramos una cajetilla, nosotros podemos -y debemos poder- acceder a la Seguridad Social. Lo mismo que ocurre con los que enferman a causa del alcohol, si bien es cierto que los bebedores gozan de mayor prestigio social que los fumadores.
Pero si está decidido a privar de asistencia médica a todos aquellos que de un modo u otro podrían haber evitado sus dolencias, le recomiendo añadir a los lesionados practicando deportes de riesgo (conscientes, ellos, de los peligros que entraña el realizar estas actividades), a toda esa gente que no cuida su alimentación, a los que hayan contraído alguna ETS por no practicar sexo seguro... Y así hasta vaciar las listas de espera de la Seguridad Social.
PD: La carta original era más rica en argumentos, pero por motivos de espacio tuve que recortarla al máximo.