#1 No las uso, pero he puesto que me afecta de manera negativa por la interacción con los demás.
Se nota mucho en los jóvenes de menos de 25, no conversan espontáneamente, son desconfiados, cuando uno tiene un contacto cerca se ve que son muy muy dramáticos por pequeños detalles (eso es más característico de ser joven, pero no recordaba yo que tanto).
Valga la esperanza, la semana pasada coincidí en el tren con un chaval de unos 20. Conversamos tan tranquilamente, renegaba de las RRSS, qué puta casualidad.
Del tren he aprendido que la gente se cree que los viejos conversan porque están solos. Ja ja ja. Porque lo disfrutan, campeón/a. Cuánta gente se pierde ese placer macho, patologizan a los que espontáneamente conversan (en inglés, little talk. Estar de cháchara).
Y lo que es peor, nunca lo echarán de menos.
Ya nos dirán los años.
Pero una sensación parecida con personas que, aunque han pillado las redes de mayores, se les ve al móvil todo el día.
Tienen la atención como dividida en un mundo paralelo.
Como cuando estás pendiente de algo en el curro y te concentras menos. Pero todo el tiempo.
Eso hace que las conversaciones con esta gente sean una castaña.
De hace tiempo ya, siempre trato de hacer actividades con la mayoría de la gente.
Conversar, muy pocos.