#1 Yo tengo una historia similar. No es tan sadica como perder varios dedos pero bueno, ahi va:
Cuando era muy pequeño, iba con toda mi familia en un viaje de carretera, habia un atasco enorme que te obligaba a frenar cada dos por tres.
En uno de esos frenazos, mi osito de peluche cayo debajo del asiento de mi padre. Tuve la mala suerte de que, cuando me agache y meti la mano para recogerlo, mi padre decidio echar el asiento para atrás.
Recalco que era muy, muy pequeño, pero tengo el recuerdo nitido de sacar la mano y ver borbotones de sangre saliendo de mi dedo meñique. Acto seguido me desmaye.
Mi madre salio del coche conmigo empapado de sangre en medio del atasco gritando como una loca, con razón.
Lo siguiente que recuerdo es despertarme en una camilla y aun tumbado, levantar mi mano deseando que hubiera sido una pesadilla. Fue entonces cuando me vi el "arreglo" que conservo a dia de hoy.
Remarcar tambien que, ante mi cara de trauma, el medico no tuvo otra ocurrencia mejor que intentar regalarme unas tijeras de plastico.