Buenas a todos, vengo a plantearos una propuesta de investigación científica mediavidera.
No se si el hilo debería ir en esta sección, ya que soy nuevo por aquí y es un tema controvertido a la hora de catalogarlo como científico u off-topic.
Bien, al igual que demuestra la estafa de Volkswagen, todo gran descubrimiento surge de la casualidad. Seguramente es un tema del que ya se haya hablado pero no creo que con este enfoque. Se trata del olor de nuestras propias ventosidades.
Os expongo la cuestión para los que no queráis leer el proceso que me llevo a plantearnela: ¿Nuestras propias ventosidades nos son agradables a nosotros mismos debido a que somos conscientes de que son de nuestra cosecha? ¿O es nuestro propio sentido del olfato el que reconoce nuestros olores de forma inconsciente?
Quizás dicho así no quede muy claro; pero pongamos de premisa que nos tiramos un pedo y al olerlo (no es que huela bien) nos parece agradable. Pero claro nosotros somos conscientes de que por nuestro esfínter hemos dejado escapar una ventosidad. Si ese mismo olor lo obtuvieramos en forma de fragancia y lo oliesemos de manera aislada. ¿Nos parecería también agradable?
Esto seria el planteamiento fundamentalmente. Si queréis que postee la situación que me llevó a esta reflexión, decirlo pues os aseguro que no tiene desperdicio. Solo diré que se dio en una sesión de sauna.