Los genetistas afirman que su ADN es en su mayoría de cerdo. Se desconoce el origen de esta raza porcina pero se sabe que en la Inglaterra del siglo XVIII se intrudujo cerdos enanos de Asia, los cuales se reprodujeron con perros molosos de tipo dogo, que eran aptos para la fecundación del híbrido debido a un antepasado consanguíneo de ambos, posiblemente el sus vittatus, dando lugar a una curiosa raza de cerdos: el bulldog francés, un cerdo minusválido físico y mental pero curioso.
Aunque al principio de la hibridación tenía un aspecto sano, el ser tenía preferencia para aparearse con los cerdos que con los perros, y optó por los cerdos. De esta forma se dio lugar a su tan hórrida fisionomía.
Durante muchos años se ocultó la existencia de esta aberración hecha animal bajo estricto secreto, se pensaba que era cosa de brujería tal descarrío. Hasta que el rey Edward VII de Inglaterra, durante la expropiación de una granja de cerdos encontró le errata genética y se la quedó. Desde aquello el cerdo puso un pequeño referente de moda entre la población.
Se ha descubierto que el bulldog francés padece el síndrome de estrés porcino, provocando en el animal homocigoto recesivo y heterocigoto “mutante” una gran frecuencia de carnes pálidas y blandas, rescindida inteligencia, sentidos mermados. Como es sabido, el gen receptor de la ryanodina (Ryr1) causante del estrés porcino, era exclusivo de los cerdos, pero al ser pariente, el bulldog francés también lo posee.