La inesperada tragedia en medio de una de las lecturas en público de Marcos, donde una gota de leche de su "paja a la crema" alcanzó el ojo de un fan, cambió drásticamente el rumbo de su vida. Inmediatamente después del incidente, el fan herido fue llevado al hospital y, lamentablemente, perdió la visión de un ojo debido al impacto de la leche caliente. La noticia se difundió rápidamente, y la opinión pública estaba dividida sobre quién tenía la culpa en esta situación.
El fan herido, cuyo nombre era Juan, decidió demandar a Marcos por negligencia y daños personales. El caso se convirtió en un tema de discusión en los medios de comunicación y generó un debate sobre la responsabilidad de Marcos en la tragedia. Algunos lo defendieron argumentando que había sido un accidente desafortunado, mientras que otros sostenían que Marcos debía haber tenido más cuidado al disfrutar de sus "pajas a la crema" en un acto público.
El juicio fue largo y costoso para Marcos, quien se vio obligado a gastar una gran cantidad de dinero en honorarios legales. Durante el proceso, tuvo que defender su estilo irreverente y su amor por las "pajas a la crema" como una expresión legítima de su creatividad y filosofía de vida. Sin embargo, el jurado finalmente falló a favor de Juan, considerando que Marcos había sido negligente al realizar su acto sin las debidas precauciones.
La sentencia fue dura para Marcos. Además de una orden de indemnización sustancial para Juan, el escritor tuvo que hacer frente a las demandas de otros fanáticos que afirmaban haber sufrido daños similares en eventos pasados. Su reputación se vio manchada (de leche), y muchos de sus seguidores se alejaron de él debido a la controversia.
Marcos, una vez un escritor admirado y respetado, se encontró arruinado financieramente. A pesar de este revés, trató de reconstruir su vida y su carrera, aprendiendo de sus errores y enfocándose en nuevos proyectos literarios que reflejaban una faceta más seria y reflexiva de su trabajo. Aunque su estilo irreverente había sido su sello distintivo, Marcos se dio cuenta de que también debía ser consciente de las consecuencias de sus acciones y encontrar un equilibrio entre su creatividad y la responsabilidad.
#34 Te falta el signo de exclamación de apertura, estás hablando castellano, no inglés.
Mira... su trabajo los cojones.
Soy hijo de un actor porno.
En 1983 hubo un bukakke con 3 muertos en el puticlub de La Camocha, en Gijón.
Mi padre, retirado como actor porno, aun empalmaba bien. . Llegaba al relevo de las tres, la gente de la mañana evacuada y extasiada de follar.
Entró con otros 10 compañeros, antes que llegase nadie, a ver que podían hacer. En el porno no se achanta ni dios. Sacaron a un actor vivo, otros tres murieron.
Pero el vivo, vivo está.
Los actores porno se meten donde sea, por quién sea, y como sea. Con o sin familia, entran aunque sepan que la muerte es segura, porque juegan con la parca a diario.
Me considero una persona integra de 42 años, con un ejemplo impagable en casa, como actor y como ser humano. Puse los cojones sobre la mesa alguna vez en mi vida, y me la jugué. Pero de la forma que él lo hizo, yo nunca lo hice ni lo haré ni sería capaz de hacerlo, sobre todo con la serenidad que él lo hacía.
Lo vi descender 40 metros cogido a una cuerda precaria en el Cabo Peñas para grabar un PublicAgent con una tía que había resbalado ladera abajo. Los padres de la tía lloraban. Mi madre lloraba, y yo estaba intentando sujetar la cuerda, acojonado, para que no rozase el rabo en las rocas, mientras aguantaba el miedo y las lágrimas.
Ni se inmuto.
Era actor porno. Bajó, folló y subió. Le iba de oficio.
Ahora escucha la historia de mi vida
Y de cómo el destino cambió mi movida
Sin comerlo ni beberlo llegué a ser
El chuleta de un barrio llamado Bel Air
Al oeste en Filadelfia, crecía y vivía
Sin hacer mucho caso a la policía
Jugaba al basket sin cansarme demasiado
Porque por las noches me sacaba el graduado
Cierto día jugando al basket con amigos
Unos tipos del barrio me metieron en un lío
Y mi madre me decía una y otra vez
¡Con tu tío y con tu tía irás a Bel Air!
Después de rogarla, incluso la besé
Me dio la maleta y el billete de avión
Y entonces me di cuenta de la grave situación
Por Dios, no está nada mal
Zumo de naranja en una copa de champán
Si estas son las pibas de Bel Air
¡Esto si que es demasie!
Llamé a un taxi, cuando se acercó
Su molonga matrícula me fascinó
Quería conocer a la clase de parientes
Que me espera en Bel Air con aire sonriente
A las siete llegué a aquella casa
Y salí de aquel taxi que olía a cuadra
Estaba en Bel Air y la cosa cambiaba
Mi trono me esperaba, el príncipe llegaba
Creo un hilo para contar la historia de mi vida y la mayoría de usuarios vienen a trollear poniendo imágenes de Don Iker Jiménez.
