Envíale postales contándole particularidades del sitio en el que estés: cómo se ve el cielo allí, si la estación es diferente, ya sabes, esas trivialidades que se comparten con la chica que te gusta y que le cuentas porque en realidad quieres vivirlas con ella. Cualquier cosa que se te pase por la cabeza. Da igual que habléis por Skype, simplemente guarda un puñado de palabras para contarle de tu puño y letra. Es un detalle bonito, si se pierde alguna por el camino apenas te habrá costado unos céntimos, y puedes mandarle tantas como quieras.
Si por casualidad tienes una cámara allí y haces fotos bonitas también puedes imprimir alguna y mandársela. Que sí, que tienes Skype, pero no es lo mismo. Lo físico siempre es mejor. ¿Has probado alguna vez a morrearte con alguien virtualmente? No se puede, ¿verdad? Pues eso.