Diario de un engañado
Carta de un socialista al president-lehendakari
Josep Lluis, no llegaste a president-lehendakari tras el atentado del 11-M. Lo sabes bien. Tú y tu palanganero Pepino, el de las gafitas sórdida. Tras aquel crimen podría haber sido otro el candidato socialista. Tu advenimiento se había fraguado antes. Fue en aquel Congreso en el que se te eligió como primer secretario tras la felonía de la representación catalana que se aprovechó de la pugna entre los seguidores de Bono y los guerristas. Los socialistas catalanes simplemente señalaron al militante más gris del banquillo. El reserva eterno. El más débil. Y, efectivamente, cantaron un bingo. Eras la presa perfecta que explica las posteriores convulsiones que ha sufrido de tu mano la vida política española.
Eres sin duda el peor president-lehendakari de gobierno que ha tenido la joven democracia española. Hacer balance de estos tres años no es tarea fácil ni siquiera para un militante del partido socialista. Intentaré resumir lo que ha sido tu gestión. La de un pobre hombre que ha pillado el mejor pesebre y que hasta incluso tiene la desfachatez de pensar que es merecido. Tu fantasiosa baraka que sólo existe en tu calenturienta imaginación y en la de los chupópteros que te rodean.
Una política exterior nefasta en la que has demostrado tu única habilidad, enemistarnos con los países que forman nuestro entorno geopolítico más cercano y enamorarte de elementos populistas que viven rodeados de delirios de grandeza. ¡Qué bien lucías el pañuelo palestino, Josep-Lluis! Qué airoso se te veía rodeado de tus jóvenes. Parecías una franquicia de Al fatah.
Has despertado una serie de demonios entre los españoles. Todos recordamos tus palabras en el Palau Sant Jordi de Barcelona. “Aceptaré todo lo que salga del Parlament de Cataluña”. Aquel día, muchos socialistas nos tiramos de los pelos. Pudo haber sido un lapsus de los tuyos, porque entonces tú no pensabas ni por asomo que ibas a ser president-lehendakari. Pero no, poco tiempo después lanzaste la misma proclama dirigida a los vascos. Y ya eras presidente ¿Por qué te desazona tanto la idea de España? En tu afán por aislar al principal partido de la oposición, les lames el culo a tus socios nacionalistas. Ya ves, Josep Lluis, en qué belén estamos metidos por un puñado de votos. Tu estatut, a estas horas, parece el circo de los Tonetis. Igual hasta regresa a Cataluña para que le den otro cepillado, como dice Alfonso. Si eso llega a ocurrir, te mueven la silla, querido. No te salva ni tu gastado talante.
Un anticlericalismo arcaico que nos conduce a escuchar al Papa que recomienda a Prodi no hacer zapateradas. Y eso que el italiano tan sólo pretendía legalizar las parejas de hecho. Ahora que el radicalismo islamista nos aprieta las clavijas, vas tú y te metes en camisa de once varas. Prefieres una mezquita en el cinturón rojo de Barcelona que la catedral de Toledo. Con su minarete y todo.
¿Dónde ha quedado tu ley de violencia de género? La matanza alcanza índices de genocidio. ¿No sabes que el fenómeno es mucho más complejo que una declaración de buenas intenciones? Contrata psicólogos, sociólogos y déjate de paniaguados.
Una serie de leyes de cara a la galería que hubiese bastado con votarlas en media hora y sin hacer ruidos pero que vendes como la panacea del país. De buenas intenciones está el infierno lleno. España es desde hoy más decente, osaste decir. Señor president-lehendakari, España siempre ha sido decente, pero que muy decente, a pesar de quien haya ostentado el poder. Fue decente durante la dictadura franquista, en la transición y sigue siendo decente, pese a que te esfuerces para que el puterío político lo inunde todo como si fuese un tsunami de detritus.
Una ley de la memoria histórica que es jaleada por IU que, como van de barraganas de los socialistas, le ríen las gracietas al presidente. Quién te ha visto y quién te ve. La otrora Izquierda Hundida que decía Alfonso te ningunea . Los del sarpaso que ayudaron a llevar al PP al poder. Aquellos cuyos militantes se bebían El Mundo y oían la COPE como si fuesen la Biblia. Aquellos que jaleaban a Garzón quieren armarse de picos y palas y comenzar a utilizar a los muertos de hace setenta años cuando aún estamos prácticamente velando a nuestros dos ecuatorianos.
Cortinas de humo, Josep Lluis. La vivienda, los salarios basura, la inmigración, el terrorismo. Tus logros económicos. ¿Sabes que España es el país de la UE donde más han bajado los salarios? Rapidito nomás, president, que los jóvenes se te rebotan. Que el nunca mais ya no vende. Que, como ellos te dicen, a ti, no lo olvides, no van a tener una casa en su puta vida. Rapidito no más, lehendakari, que casi has tenido las fallas en Galicia este verano mientras holgazaneabas por ahí, que casi has tenido tu propio Prestige. ¿Recuerdas cómo jaleabas como un hooligan a los impolutos voluntarios que iban a hacerse las fotos en lugar de sacar el chapapote? Que ya tienes tu soldado muerto de la tropa que iba a poner mercromina. No es la ONU, son los yankis, necio. Los que antaño armaron a esos talibanes que ahora te vuelan un blindado.
Una ley de inmigración del perjuro Caldera. “Antes tendrán que pasar por encima de mi cadáver que sacar los papeles de Salamanca”. Una ley que perpetúa la condición de esclavos para miles de seres humanos. Trabajadores que ni saben al final quién los ha subcontratado, mientras los sindicatos obreros miran para otro lado por aquello de las subvenciones, que de las cuotas no vive ni un liberado. Los que dan la tasa más alta de accidentes laborales. Y que pese a su demagogia está influyendo en nuestro modesto estado del bienestar, porque, aunque esto suene políticamente incorrecto, mal que le pese, la gente sencilla tenemos los ambulatorios colapsados, tenemos escuelas-guetos, inseguridad. Y de eso saben mucho los alcaldes de nuestras ciudades, que, en su mayoría, miran también para otro lado y no dicen lo que piensan, excepto honrosas excepciones, a las que ponen de chupa de dómine y que cuentan con mi solidaridad por su valentía y sensatez.
Hasta en el deporte asomas la oreja. Te recuerdo celebrando la Champions con el Barça rodeado de esteladas. Con esa sonrisa de orgasmo conejero y cuando España gana el trofeo más importante de su historia, el campeonato de básquet del mundo, tenías otras cosas que hacer. No querías la foto con la enseña de todos los españoles o es que la camiseta roja te da alergia. Campeones del mundo, president-lehendakari. Chúpate esas canastas.
Tu indigna gestión tras el criminal atentado, perdón, el trágico accidente de Barajas. Te escondiste como el lince en peligro de extinción en las marismas, como un furtivo, y le dejaste el marrón al de la barba desaliñada, que el pobre mío tenía la picha hecha un lío ante aquel desbarajuste. Con cara, permíteme la licencia, de estreñido, más que nada por su color aceitunado. Ha sido eso, somos catastrofistas. La muerte de dos chicos jóvenes ha sido un trágico accidente. El puto proceso de paz entre dos bandos en el que uno mata y el otro pone la nuca tiene que seguir por cojones. Te han volado una terminal, president-lehendakari, te han puesto dos inocentes encima de la mesa y tienes la desvergüenza de irte a esconderte entre los pinares verdes de Doñana. Entre la jara y el romero, dejando un país helado tras tus exultantes palabras del los días anteriores. Y no para pedirle a la virgen del Rocío que te sacara las castañas del fuego, que eso es poco progre, sino para esconderte por si la vicepresidenta o el de la barba rala te daban la buena nueva que había sido un comando incontrolado de ETA o una partida de moritos inmolados. ¿Con quién dialogabas? ¿Qué te decían los servicios de información? ¿Qué te aseguraba Ternera, el de la comisión de derechos humanos de los vascos? Escándalo, es un escándalo, como canta Raphael.
Y ahora has puesto la guinda al pastel. Has soltado a la bestia. ¿Cómo podemos entender los ciudadanos que la octava potencia del mundo, con una democracia consolidada, con un prestigio ganado a pulso por este pueblo bueno y trabajador, veamos a esa basura humana con las manos manchadas de sangre se vaya de rositas a casa? Ni un año por muerto El mismo que se pregunta cómo va a pedir perdón una violada a su violador. Eso les dice a sus 25 asesinados. A punto de morir, Josep Lluis. Pero con la libido fuera de control. Caliente como el palo de un churrero que dice ese pueblo al que regateas como si fueras el Zidane de la pornopolítica. El agonizante cabalgando sobre la novia y la susodicha, practicando, según los dictámenes médicos, todo un numerito de necrofilia. Ojalá la naturaleza no deje preñada a la novia, porque será el niño que me produzca más pena del mundo. Ser hijo de Juana Chaos es nacer carne de psiquiatra. Ni Freud lo arreglaba. La bestia ni siquiera se molestó en pedir un bis a bis. Encima de cabrones, ponemos la cama. Ni el kamasutra recoge esa posición. Polvo abertzale con gotero incluido.
¿Cómo quieres que los socialistas honrados podamos explicar todo ese disparate a nuestros vecinos? Me decía el otro día mi peluquero que los únicos que te han agradecido la gran evasión ha sido Batasuna. ¿No te da nada por el cuerpo? He sido, soy y seré contrincante de los conservadores. Pero no pretendas que se traguen ese sapo. Por mucho que hayas convertido el Parlamento español en un remedo del pacto del Tinell, tienen toda la legitimidad que les dan 9 millones de votos ¿Todos ultras President-lehendakari? Si existen 9 millones de ultras, España es el tercer Reich.
Bueno, después de todo me preguntarás por qué sigo en el partido. Por una razón muy sencilla. Mi militancia se reduce a convencer a mis compañeros de que estamos en manos de un president-lehendakari que no es el de todos los españoles. Sólo el de unos poquitos. Y que el próximo año hagan como yo: no te voten. Lárgate de una vez y gánate el pan con el sudor de tu frente. Y, si puede ser, de mileurista. Si te veo hincar el codo por vez primera, igual puedo comenzar a creer en tu regeneración. Deja la Moncloa, deja Doñana y, de paso, déjanos respirar en paz a los sufridos españoles.
Ya ves, así están las cosas. Son días chungos, Josep Lluis. Hasta el nieto del abuelo Víctor, el que fue picador allí en las minas, el consorte de la que cantaba la muralla, ¿recuerdas, ¿ Pum-pum, quién es? Pues mira por donde, resulta que de joven había sido aeda de Franco. Los pecadillos de la juventud. Un mal sarampión que redimió cantándole a la Pasionaria. El camaleón siempre tiene chance en este país.
Brindo con una copa de vino de la Ribera del Duero por ese día en que seas historia. Chivatéaselo a tu ministra. Una copita de Ribera del Duero. Con dos cojones.
No pierdas el tiempo investigando mi currículum. Limpio como una patena. Te lo podía adjuntar pero no vale la pena. El tuyo, no lo sé. Pero te digo lo de siempre, me importa un huevo donde estabas antaño sino donde estás ahora, cielo. ¡Qué pena más grande me das, president!
Ningún saludo socialista para ti, ex compañero.