La epistemología como enemiga de la divinidad (y del agnosticismo)
La epistemología, del griego ἐπιστήμη ─epistḗmē («conocimiento»)─ y λόγος ─lógos («estudio»)─, es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento científico, su naturaleza, posibilidad, alcance y fundamentos.
Algunos autores distinguen a la epistemología, estudio del conocimiento científico, de la gnoseología, estudio del conocimiento en general.2 Otros, en cambio, consideran que el término «epistemología» ha ido ampliando su significado y lo utilizan como sinónimo de «teoría del conocimiento», sobre todo en el mundo anglosajón.
La epistemología estudia las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento científico y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación.
Source: https://es.wikipedia.org/wiki/Epistemolog%C3%ADa
Si nos ponemos a hablar de epistemología para validar una suerte de agnosticismo, entonces el foco debería ponerse en si existe algún trazo de la realidad que sea incognoscible (más allá de la cognoscibilidad de la totalidad del universo, a lo Symploké de Bueno; aquí hablo de cosas concretas, no de totalidades). ¿Y qué forma ontológica puede resultar incognoscible en un universo determinista y legaliforme como es el nuestro?
Literalmente ninguna. Podemos decir que existen incongoscibilidades que irían más allá de nuestro universo (véase una hipotética supra-ontología que estuviese por encima de nuestro universo, o universos que hayan existido anteriormente y hayan creado nuestro Big Bang), pero existen muchos problemas para extrapolar esto a nuestro universo. Y es que aquí donde estamos, si bien puede ser abismalmente difícil conocer algunas cosas, y existan algunos dominios de la problemática con problemas irresolubles en tiempo polinomial, seguimos tratando con mecanismos deterministas, azares aproximables (cuántica y sistemas caóticos), y en definitiva, terminamos averiguando ciertas "verdades" sobre estos sistemas que nos permiten conocer el mundo.
Estas "verdades", bien entrecomilladas, difieren de la fe ciega en cuanto a que son creencias justificadas. Y claro, aquí ahora el audaz teísta o agnóstico dejará caer que no podemos cerrarnos al método científico como único método epistémico. No le falta razón: hay aspectos de la realidad que podemos derivar a través de proposiciones y sistemas filosóficos, sin necesidad de estudiar la realidad en profundidad (el propio método científico es un ejemplo de ello). Pero suceden varios problemas aquí, problemas que nos llevan a una situación que debería hacer reflexionar hasta al más convencido creyente: problemas que nos posicionan en un punto que, para dar rédito a la creencia religiosa, necesariamente tenemos que cargarnos muchísimo conocimiento bien asentado actual. Eso ya de por sí nos hace ver lo increíblemente improbable que es la existencia de una divinidad, más aún si hablamos de divinidades monoteístas clásicas, fácilmente negables en muchos casos sólo por un punto de los muchos que os voy a presentar (como es la paradoja de epicuro, gran enemiga de los monteísmos).
Algunos problemas de gran importancia sobre las divinidades:
- El problema fenomenista: si la filosofía no se cierra alrededor del paradigma hilorealista (ontología realista + materialista) y caemos en fenomenismos, entonces de nada sirve estudiar la realidad, ya sea filosófica o científicamente, debido a la inconsistencia de ésta. Afortunadamente, hoy en día poco sentido tendría ser fenomenista (si queréis hago hilo al respecto).
- El problema de la consistencia: las teorías filosóficas no son necesariamente internamente consistentes. La lógica y la matemática son dos herramientas muy relacionadas entre sí y cojonudas para otorgar consistencia a las teorías, y aquí es donde (creo que) @Drakea se equivoca al nombrar las incompletitudes de Gödel: estas herramientas son inconsistentes para validarse a sí mismas, pero precisamente porque son ficciones útiles que no necesariamente representan nada real. Las matemáticas y la lógica, en cambio, al adscribirse terriblemente bien a ciertas transformaciones y características que vemos en el mundo real, brindan esa consistencia a los sistemas en los que son utilizadas. Toda teoría que carezca de ellas es necesariamente inconsistente en el contexto de nuestro universo (importante aclaración) por su facilidad para caer en trampas lógicas como las paradojas, y porque violarían la legaliformidad del universo. ¿Qué significa esto? Significa que para que el universo "sea de una forma concreta", con unos mecanismos bien definidos para hacer X cosa, éste tiene primeramente que ser consistente: tiene que tener ciertas características inmutables y consistentes. Ese mismo hecho evidencia la necesidad de herramientas que atiendan a relaciones entre variables, axiomas de identidad, conmutabilidad... vamos, matemáticas y lógica. Por tanto, de aquí se deriva que una teoría del mundo basada en éstas, tendrá mucha más consistencia interna que una puramente especulativa que construya la realidad en base a lo que al observador le suene bien.
- El problema del mal: Supongo que ya se habrán comentado por aquí la paradoja de Epicuro y el problema del mal, así que no me voy a meter mucho en ello, pero dejo por aquí esta simplificación para quien no la conozca:
- El problema perceptivo y antropocentrista: ¿Y qué me decís del problema de naturaleza humana que rodea la cuestión sobre Dios? Nuestra propia psique, pensada para sobrevivir, posee heurísticas que antropomorfizan todo lo que piensan, que se cargan hipótesis enteras sólo por preservar la sanidad mental del sujeto, que encuentran patrones donde no los hay (como las pareidolias), y que conforma una imagen de la realidad a través de la convergencia de los sentidos y ciertos filtros cognitivos. ¿Sabéis que el ser humano, de hecho, vive en "frames"? Cada 100 ms, más o menos, nuestro cerebro recoge información de todos los sentidos, los procesa de forma rápida, y crea un "frame" en el cual una parte nada desdeñable de la información es inventada. Por si alguien se lo preguntaba, esto es lo que provoca las ilusiones ópticas, o mismamente, esas "sensaciones rarillas" que la gente mística tiene y que suelen decir que son por "sensibilidades espirituales". No, en realidad no es nada más que tu cerebro intentando sobrevivir y montándose paranoias de todo tipo.
- El problema del sesgo ante la muerte: Muy relacionado con lo anterior, este problema merece su propia categoría. Como seres vivos que buscan sobrevivir, y como seres humanos capaces de entender argumentaciones a través de las palabras, tenemos una terrible mezcla de miedo a la vez irracional y racional a la muerte. Esto hace que cualquier posibilidad de "sobrevivir" al cese de vida de nuestro cuerpo, se muestre como algo interesante y deseable. Este sesgo está presente en gran parte de la gente y podría ser el motor principal de las religiones, de las cuales un pilar fundamental suele ser la supervivencia a la muerte, ya sea a través de un método u otro.
- El problema de la cognoscibilidad de lo incognoscible: Esto es material propio, y como es algo largo, lo dejo en spoiler para el que lo quiera revisar, pero sería otro problema epistemológico de la existencia de mecanismos incognoscibles, Dios entre ellos. Sirve como contestación para el típico "hay cosas que no se pueden explicar":
- El problema de la carga de la prueba: Otro problema epistemológico, pero este es más famoso. Básicamente, además del problema de la consistencia de un sistema, hay otra cosa que afecta gravemente al rigor y valor de verdad de éste: el tejido evidencial que lo soporta. Y es que para construir creencias justificadas, éstas primero tienen que estar asesoradas por la evidencia, es decir, tiene que haber algo más que pura especulación para considerarlas genuinamente posibles. Cuando algo no está apoyado por ningún tipo de evidencia, e incluso ese algo necesita negar otros aspectos de la realidad que sí poseen una base evidencial detrás, debería ser motivo de duda para cualquier persona con dos dedos de frente. El próximo paso lógico de todo defensor de Dios o convencido agnóstico, es adentrarse en los oscuros terrenos del Void God Argument: la idea de que Dios esconde las evidencias de su existencia en un lugar al que no hemos podido acceder hasta ahora. Esto apunta a sesgos que evidencian que la persona "necesita" a Dios, y es que si no, no existe un proceso argumental que legitime esa "necesidad". Esto debería hacer saltar las alarmas a cualquiera.
- El problema de la contingencia divina: Gracias al conocimiento científico actual, llevamos ya cerca de un siglo siendo capaces de arrojar hipótesis con cierto grado de consistencia sobre cómo el Universo comenzó, y cómo acabará. Hay muchas preguntas por resolver (supersimetría, interpretación de la mecánica cuántica, convergencia de ésta con la Relatividad, y montones de cosas más), pero el puzzle poco a poco se va terminando, y por ahora, no tiene pinta de que ninguna de esas piezas tenga que ser Dios. Este problema es altamente importante porque nos hace ver que si Dios existe, es contingente y no necesario para un hipotético modelo del universo, lo que suscita tantas preguntas y arroja tantas inconsistencias a las típicas ideas de divinidad, que mejor os dejo explorar este problema con vuestra imaginación, pues ya de por sí daría tanta reflexión antiteísta como todo lo que llevo escrito en lo que da de post.
- El problema con las hipotéticas suptraontologías: Otro escrito propio, algo loco cabe decir, pero que también traerá datos para quienes quieran meterse en este post a full y leer más argumentos (esta vez, de corte ontológico) sobre las limitaciones de un Dios no sujeto a nuestro plano real, sino que exista en un plano diferente, en otro dominio ontológico. Cabe decir que el texto es viejo y habla de más cosas, así que también para el spoiler:
- El problema de las inconsistencias históricas de las religiones: Cerramos el capítulo filosófico para pasar al terreno histórico, y curiosamente, adentrarnos en uno de los argumentos más claros, más incontestables, y más fáciles de entender de por qué las religiones took everything wrong: su BESTIAL inconsistencia histórica. ¿Hace falta que haga referencia a que según la Biblia, la Tierra tiene 10.000 años — algo que no tiene sentido teniendo en cuenta nuestro conocimiento sobre el decaimiento de isótopos como el U-235 o la datación del carbono 14? Esto sucede de forma similar con tantas otras religiones. El hinduismo sería la que más atrás apuntaría al comienzo del universo, hasta los 1.955.885.119 años (frente a los 13.400.000.000 a los que apunta la ciencia).
- La infalsabiliad del Dios de los Vacíos: Supongamos que Dios es un ente que no se adscribe a ninguna ley lógica, que sólo ha hecho una única acción (como sería comenzar el universo) de forma que sea imposible hallar su incognoscibilidad. Supongamos que, entonces, está total y efectivamente oculto del método científico e incluso de cualquier tipo de probación filosófica. Si bien todo esto carece de sentido y presenta otros problemas (e incluso enfatiza más algunos de los anteriores)... ¿qué sentido tendría entonces hablar de un ente que, ahora mismo, ni nos va ni nos viene, ni afecta a nuestra realidad ni nuestro universo de ninguna forma?
Consecuencias de estas problemáticas
Y es que por poder, podemos seguir sacando más y más problemas al pensamiento religioso, pero con estos ya nos sirve para darnos cuenta de tres cosas fundamentales y que deberían hacer dudar de toda asesoración a favor de la creencia religiosa:
- Los sistemas religiosos (véanse los tomistas) no resuelven estos problemas de forma efectiva, y se presentan como meros trabajos especulativos sin validación ni falsación posible.
- La propia creencia en divinidades se ve conductualmente reforzada por sesgos evolucionistas, lo que adscribe ya de por sí un alto grado de irracionalidad a la creencia.
- Dios se muestra ilógico, inconsistente, necesario de tirar abajo demasiado conocimiento sí asesorado, y lo que es más importante: contingente y no necesario.
Sumado a esto... no, la no-creencia no es equiparable a la creencia. El mundo tiene pinta de ser realista y materialista, y con estas premisas, Dios es no slo inconsistente, sino incompatible. Pero incluso si suponemos otros modelos dualistas, con ontologías multi-nivel y paranoias por el estilo, Dios sigue presentándose problemático (y sí, también inconsistente) por una miríada de razones. Lo único que hace que permanezca en el imaginario de las personas es el miedo a la muerte y el sesgo pro-divinidad consecuencia de ello, así como su penetrabilidad en el tejido cultural y social, que nos ha acompañado durante milenios.
¿Tiene algo aprovechable la religión?
Terminaré este tochaco simplemente diciendo que hay muchas cosas aprovechables de la religión, como los valores que pueda enseñar, la cultura resultante de ésta (soy el primero al que le encanta visitar catedrales por su arquitectura y belleza), o incluso que atrás en el tiempo, fue necesaria para moralizar, unir, e incluso querer estudiar el mundo. Conozco a un Monseñor del Vaticano (que fue mano derecha de Juan Pablo II) que defiende la cristiandad como sistema cultural y de valores, y que ni le va ni le viene si existe Dios, así que fijaos. Yo sobre eso no tengo una opinión fuerte.
Se podría escribir mucho sobre las cosas malas que tuvieron las religiones, pero lo mismo es cierto para sus cosas buenas. Es innegable que religiones como la cristiana, la musulmana, la hindú o la budista, han transformado el mundo de una forma increíble, y han hecho incluso que se pueda decir sin demasiados pelos en la lengua que estos dioses coexisten en el imaginario general: habitan el dominio intersubjetivo de las personas. Y durante los miles de años que llevan entre nosotros, han estado de la mano de la humanidad y han tenido mucho que ver en nuestros festejos, en nuestra moralidad, y en nuestra manera de ver el mundo. Nadie puede negar que todos, incluidos ateos fuertes y antiteístas, tenemos ciertas herencias de estas religiones que afectan a nuestro ser en mayor o menor medida.
Compromiso emocional con la idea de Dios
Un último mini-argumento sobre todo esto y que ayudará a aclarar mi visión sobre la idea de Dios: yo no poseo ningún compromiso emocional con su existencia. Es más, creo que a casi todos nos molaría la idea de que existiese una figura divina que nos arropase frente al absurdo del mundo, que nos confiriese una nueva oportunidad de vivir ante el abismo de la muerte, y que nos ofreciese un sistema moral contractual que nos ahorrase eternas conversaciones sobre ética. Pero, amigos míos, desgraciadamente, todo indica que esto no es así, y que aún por encima, se nos presenta un camino de libertad que caminar, una oportunidad de ser los portadores de nuestro propio sino. Y que por absurdo y cuesta arriba que se haga el camino según empujamos la piedra de nuestros dolores y anhelos, debemos mostrar nuestra mejor sonrisa hasta el final de nuestros días.
Espero que os haya gustado el hilo. Esto está abierto al debate, pero recordad primero leer y entender bien lo aquí descrito antes de opinar nada; pues para decir opiniones simples y personales, ya tenéis el otro hilo.
¡Un abrazo a todos!