El asedio de Malta en 1565 fue un choque de la brutalidad inimaginable, una de las más sangrientas batallas de la Historia.
Los caballeros de la Orden de Malta (antiguos Hospitalarios de San Juan de Jerusalén) bajo el mando del Gran Maestre Jean Parisot de la Valette, resistieron, en inferioridad de 1 a 7 cuatro meses de ataques incesantes por parte de las tropas del sultán otomano Solimán el Magnífico, hasta que el cansancio turco y los refuerzos llegados de España resolvieron la situación.
El 23 de junio de aquel año, y tras cuatro semanas de asedio, los turcos consiguieron tomar lo que quedaba del fuerte de San Elmo, un enclave vital para la defensa de Malta. Sus defensores lucharon hasta la muerte, y no se trata solo de una frase hecha: ninguna de las armaduras que conserva la Real Armería de Malta presenta golpes en la espalda.
Aunque los otomanos triunfaron en la empresa, el asedio al fuerte San Elmo les había costado nada menos que 6.000 bajas.
Mustafá Pasha, comandante de los ejércitos turcos, encolerizado por las perdidas sufridas, decapitó a todos los caballeros de la Orden. Sus cuerpos sin cabeza fueron empujados con barcas hacia el otro lado del gran puerto.
El comandante turco, con este brutal mensaje, deseaba que los defensores de Malta se desmoralizasen, que supieran que serían los próximos, y que una muerte horrible sería el único resultado si continuaban con la resistencia.
Pero la respuesta del gran maestre cristiano fue igualmente cruel y elocuente: ante la noticia del descubrimiento de los caballeros sin cabeza - muchos de ellos amigos suyos – la Valette ordenó que todos los presos turcos hasta entonces capturados (cerca de 200) fueran decapitados uno por uno y sus cabezas enviadas desde su más poderoso cañón directamente a las líneas musulmanas.
No habría negociación. No habría rendición. No retrocederían.
Casi tres meses más duró el sangriento asedio, hasta que el día 12 de septiembre de 1565 desaparecía en el horizonte la última vela turca.
Una historia inspiradora, sin duda. Ya no quedan hombres como esos.