Mariano Rajoy ha triunfado durante décadas en política dejando que el tiempo pase. Parece creer que los problemas no se resuelven pero se disuelven con paciencia. El gobierno de Rajoy ha utilizado dicha receta durante la crisis de la eurozona con resultados catastróficos. Seis meses de retraso a la hora de anunciar el presupuesto de 2012. Ahora espera que el Banco Central Europeo dicte sus propios próximos movimientos, mientras él aplaza las reformas básicas solicitadas por la UE y deja que los problemas bancarios y regionales se deterioren aún más.
Esta estrategia es un camino sin salida. A medida que se profundiza la recesión, muchos préstamos que antes sí eran viables ya no se devuelven. El mes pasado el valor los préstamos no devueltos aumentó en 8 mil millones de euros. La confianza pública en la administración económica gubernamental está disminuyendo constantemente. Las últimas encuestas sitúan a Rajoy en mínimos históricos. Y, al igual que desaparece la confianza, también lo hacen los depósitos bancarios, que están disminuyendo a una tasa anual de alrededor del 6,5 por ciento. El desempleo se acerca al 30 por ciento.
La austeridad está dejando de lado las reformas, ya que los votantes no ven ninguna diferencia entre recortes y reformas estructurales. Y encima la crisis económica está degenerando en una crisis institucional, ya que algunas comunidades españolas empiezan a considerar la crisis como un impulso hacia la independencia.
Mientras tanto, el poder de negociación de España en Europa se está agotando. La estrategia de Rajoy era tratar de obtener financiación incondicional de la UE amenazando con romper el euro. Era un farol. No puedes no puedes intimidar a tu oponente cuando tú conduces un coche y el BCE conduce un tanque. Lo principal es que el sector financiero español no puede sobrevivir sin un acceso ilimitado al dinero del BCE.
Algunos, utilizando como ejemplo el patrón oro y Argentina, han argumentado que España debe salir del euro. No estamos de acuerdo. España no tiene su propia moneda y por lo tanto su situación es diferente a la argentina. Los contratos tendrían que ser redefinidos, desatando años de costosos litigios. Empresas solventes e insolventes perdería el acceso a fondos externos, mucho más relevantes para la España del 2012 que para la Argentina del 2002.
Un plan más sólido es caminar con decisión hacia la reforma y el desapalancamiento para mejorar la tasa de crecimiento de España a medio plazo.
La buena noticia es que, en los últimos meses, Europa ha establecido un marco para la estabilización de la zona euro, tanto a largo plazo, con una unión bancaria y con las semillas para una unión fiscal, y en el corto plazo, con las nuevas facilidades de financiación. En concreto, España ha recibido un préstamo para limpiar su tormentoso sistema de cajas y bancos y creará un banco malo. Las nuevas reglas de los mecanismos de rescate de la eurozona prometen un fondo de rescate más grande y flexible. Y aún más importante, el BCE ha señalado que incrementarán drásticamente su apoyo a España e Italia en un futuro cercano.
Pero el éxito requiere de un cambio radical en la política española. En primer lugar, después de asegurar la capacidad de recuperación del sistema financiero, España debe llevar a cabo una reestructuración rápida pero ordenada de la deuda de empresas públicas insolventes (incluidas las pertenecientes a las CCAA), bancos y gobiernos autonómicos. Debe seguir los pasos indicados por el BCE e imponer pérdidas sustanciales sobre todos los acreedores (incluyendo los grandes) de las instituciones insolventes. En segundo lugar, el Gobierno español debe reiniciar un profundo programa de reformas estructurales centradas en la reducción de los obstáculos a la iniciativa empresarial y la creación de empleo. En tercer lugar, España debe elaborar un plan creíble de consolidación fiscal que se centre en objetivos a medio plazo en lugar de arbitrarios objetivos a corto.
Este nuevo programa de crecimiento requiere de un compromiso fuerte de todos. La Eurozona deberá entender que las prácticas actuales de los acreedores del sector privado son injustas y contraproducentes; el Gobierno español debe abandonar su arraigada tendencia al populismo y los españoles deben asimilar la crudeza de la situación actual. Desafortunadamente el tiempo se acaba.
http://www.ft.com/intl/cms/s/0/6180f4fe-e854-11e1-8ffc-00144feab49a.html#axzz24HTWI6iG
http://rsocial.elmundo.orbyt.es/epaper/xml_epaper/El%20Mundo/21_08_2012/pla_11014_Madrid/xml_arts/art_10592586.xml?SHARE=6C23C0F29C6C4F158F7CA6264B486305993C4DFA9436088A3ED889B763FEF4B57CB14B5E2BD583D247368E53FCA4086608F60F6158ED88961E79F84348BDE50110843B9FFDB8CE923B77D60C7FDC04EBCC05E4B9CDF08635D5B4C4B5686AABA1
"El triunfo de Rajoy"