Elogio de la lentitud desde la filosofía

Don_Verde

SABER VIVIR ‘DESPACITO’: ELOGIO DE LA LENTITUD DESDE LA FILOSOFÍA

La ilusión de la velocidad es la creencia de que ahorra tiempo pero, en realidad, la prisa y la rapidez lo aceleran. En el mundo actual, la lentitud es tremendamente subversiva: necesitamos ir más despacio para poder vivir.

Pasito a pasito, suave suavecito, poquito a poquito. Es un ritmo machacón que nos ha acompañado en los últimos tiempos y que ha causado furor en todo el mundo.

Quién le iba a decir a Luis Fonsi que con Despacito estaba declarando los principios de un enfoque filosófico para nuestra era, para un tiempo de velocidad y de prisa, para una modernidad velociferina ―en términos del pensador R. Koselleck-, como expone Faustino Oncina: «Cada vez gira más rápido el carrusel del futuro, del futuro presente, al que le es intrínseco una soteriología del ahora, cuyos coetáneos lo quieren todo y lo quieren ya. Ante este penoso ejemplo de autodenigración, ¿qué ocurriría si se redujera la velocidad y redescubriese ese precioso airbag, la lentitud?».

Vivimos corriendo, sumidos en la rapidez, la prisa y lo inmediato; el running es el epítome de nuestro tiempo. Corremos como pollos sin cabeza, viajando hacia ninguna parte, en una rueda sin fin como ratones de laboratorio. Deprisa, deprisa fue una polémica y premiada película de Carlos Saura que reflejaba con crudeza la vida sin destino de unos jóvenes delincuentes del extrarradio madrileño, acelerados, violentos, sin rumbo (¿como nuestro mundo?).

Se conoce como la Gran Aceleración al fenómeno de rápidas transformaciones socioeconómicas y biofísicas que se inició a partir de mediados del siglo XX como consecuencia del enorme desarrollo tecnológico y económico acontecido tras el final de la Segunda Guerra Mundial y que ha sumido al planeta Tierra en un nuevo estado de cambios drásticos inequívocamente atribuible a las actividades humanas, dando lugar a lo que se conoce como era de los humanos o Antropoceno, caracterizada por el enorme crecimiento del sistema económico-financiero mundial, el desarrollo tecnológico y la profunda crisis ecológica y biofísica.

Ante este panorama apresurado, acelerado, necesitamos parar, sosegarnos, reflexionar, determinar fines para la vida buena, tomar perspectiva. En este sentido, la lentitud es tremendamente subversiva. Necesitamos ir más despacio para poder vivir. Mirar, contemplar, recrearse, fijarse en el detalle, caminar y no correr, y hacer camino al andar, en palabras del maestro Antonio Machado.

La razón exige demora

Decía ya hace unos años Carl Honoré que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir, que estamos atrapados en la cultura de la prisa y de la falta de paciencia, en un estado constante de hiperestimulación e hiperactividad que nos resta capacidad de gozo, de disfrutar de la vida.

Como ha explicado brillantemente la psicología, la razón exige demora mientras la prisa nos carga de sesgos y prejuicios. Y aunque nuestro modo de pensamiento rápido pueda resultar adaptativo en muchas circunstancias, la falta de reflexión y de sosiego nos aboca a la irracionalidad y a las malas decisiones. Esto es realmente peligroso en todo en lo que atañe a la determinación de los fines y a la organización de la vida en común. Sesgos como los de disponibilidad, polarización grupal, confirmación, género y raciales, provocan un efecto deformante sobre el juicio humano que conduce muchas veces a un miedo excesivo hacia acontecimientos improbables y, a la vez, una confianza infundada hacia situaciones que plantean un peligro genuino.

La prisa es llenarse la vida con actividades febriles, velocidad, de suerte que no queda tiempo para afrontar las verdaderas cuestiones, lo esencial. Sin embargo, la prisa en la que vivimos no responde casi nunca a que tengamos cosas importantes que hacer con urgencia, sino a los requerimientos de un modo de vida que trata de mantenernos distraídos y ocupados todo el tiempo.

La vida móvil y precaria

Por un lado, los teléfonos móviles y las redes sociales están diseñados para captar nuestra atención el mayor tiempo posible y con la mayor intensidad, a fin de mercantilizar y monetizar esta atención al máximo.

Jonathan Crary lo ha explicado con meridiana claridad: la vida sin pausa fomenta «una cultura vacía de autopromoción y autoabsorción, de una instantaneidad a demanda, de adquirir y tener manteniéndose aislado de la presencia física de otros y de cualquier sentido de la responsabilidad que esta pueda conllevar. El sistema 24/7 también mina la paciencia y la deferencia individuales que son cruciales para cualquier forma de democracia directa: la paciencia de escuchar a los otros y de esperar a que llegue el turno para hablar. El problema de esperar, de intervenir por turnos, está ligado a una incompatibilidad más amplia del capitalismo del 24/7 con cualquier práctica social en la que intervengan el compartir, la reciprocidad o la cooperación».

En su libro 24/7. El capitalismo al asalto del sueño, Crary describe el sueño como el enemigo del capitalismo turboacelerado de nuestra era del Antropoceno. Dormir es subversivo, nos libera de una pléyade de necesidades simuladas y su pasividad intrínseca ocasiona incalculables pérdidas en tiempo de producción, circulación y consumo: «La mayoría de las necesidades en apariencia irreductibles de la vida humana -hambre, sed, deseo sexual y, recientemente, amistad- se han reformulado como formas mercantilizadas o financiarizadas. El sueño plantea la idea de una necesidad humana y de una temporalidad que no pueden ser colonizadas y aprovechadas para alimentar el gran motor de la rentabilidad y, por lo tanto, sigue siendo una anomalía incongruente y un lugar de crisis en el presente global».

Por otro lado, como recordaba mi colega Rosana Triviño, la falta de seguridad y vínculos asociados a la esfera laboral, los turnos y los horarios intempestivos, la incertidumbre, el desajuste entre lo que se demanda que se haga, lo que se recibe a cambio y lo que se desea hacer, provocan una profunda quiebra y angustia vital.

Equivocarse está bien

Es imposible terminarlo todo en nuestras sociedades del rendimiento, da igual si nos proponemos mucho o poco. La impresión de no poder concluir nunca algo satisfactoriamente conduce a un remolino que nos hunde incesantemente. Nos falta tiempo; para todo lo que hacemos, utilizamos menos tiempo y sin embargo tenemos menos tiempo que la generación anterior. Cuanto más nos apresuramos, menos tiempo nos queda. Y el tiempo se convierte en un instrumento de dominación porque hay una insatisfacción constante por el tiempo (supuestamente) desperdiciado.

Esto es lo que pasa con la ciencia y la investigación, como señalaba Manuel Souto en un reciente artículo en The Conversation. La ciencia y la investigación necesitan tiempo para pensar, preguntar, estudiar, experimentar, probar, proponer. Hay que enlentecer los tiempos de la investigación. La ciencia necesita tiempo para indagar y tiempo también para fallar. El error posee un indudable valor epistémico y moral: reconocer los errores, corregirlos y repararlos es el fundamento para el cambio, la innovación y la transformación individual y social. Y es aquello que caracterizaría una racionalidad crítica y modesta (à la Popper), abierta a la pluralidad, la contingencia, el disenso y, en definitiva, al futuro.

El tiempo acelerado

Pero también es lo que pasa con las relaciones personales, que se han acelerado igualmente, primando el fast sex aunque ello lleve a un sentimiento de falta de intimidad y de conexión porque no es posible una fast-track intimacy. Los seres humanos necesitamos conexiones, deseamos intimidad pero las relaciones son complejas y precisan tiempo, trabajo, dedicación y cuidado. Apelar a la tecnología (como hacen algunos desde webs de citas y contactos) es una trampa y un engaño. Y más aún, la gente usa muchas veces sus smartphones para escapar de las demandas de intimidad. Si la primera cosa que usted toca por la mañana y la última por la noche es su teléfono móvil y no a su pareja, hay un problema sobre sus prioridades.

Las facilidades de las que disponemos hoy para comprar, movernos, trabajar, comunicarnos, son micro-liberaciones que constituyen, por otro lado, aceleraciones de un sistema que nos aprisiona más fuertemente. Aquello que parece liberarnos del tiempo y del espacio nos aliena en la velocidad y la prisa. La ilusión de la velocidad es la creencia de que ahorra tiempo. Pero en realidad, la prisa y la velocidad aceleran el tiempo, que pasa más rápidamente, acortando los días. Estar con prisa significa hacer varias cosas a la vez y rápidamente y el tiempo se llena hasta estallar, como en un cajón mal arreglado donde metes un montón de cosas sin orden ni concierto.

Así, que ya saben, caminen, no corran, miren, observen, escuchen, reflexionen, duerman, amen (aunque no sea fácil); la vida es corta como para perderla corriendo con prisa. Nos lo jugamos todo, la vida personal y el futuro del planeta.

Des-pa-ci-to.

(*) Txetxu Ausín, Científico Titular, Instituto de Filosofía, Grupo de Ética Aplicada, Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS – CSIC).

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

https://ethic.es/2019/05/prisa-despacito-elogio-de-la-lentitud-desde-la-filosofia/


Buenas a todos, una vez más os traigo un artículo que me resultó muy interesante, esta vez no de historia ni política, sino de filosofía (aunque con el pasar de los años, cada vez tiendo menos a etiquetar el conocimiento humano...). Lo traigo, no realmente solo por su contenido, sobretodo lo hago por circunstancias personales y de mi entorno.

Cada vez más, y cada año va a peor, gente entorno a mi círculo social viven unas vidas aceleradas, donde no disfrutan realmente de nada de lo que hacen, salvo el acto de grabarlo en video o tomar una foto y subirlo rápidamente a internet para recibir...¿aprobación social? ¿una figura de un pulgar hacia arriba?. Conciertos donde cientos de imbéciles deciden no disfrutar de la música en vivo prestando atención y concentración debido a la necesidad social de grabarlo. Museos donde la gente no se para ni un segundo a analizar una obra o simplemente a disfrutar su belleza, solamente a sacar el teléfono y tratar de acumular fotografías a la máxima velocidad.

Y no solo ocio, claro, eso sería la parte más banal de todo esto. La inmensa mayoría de gente hoy en día no se para a reflexionar profundamente sobre nada realmente, salvo aquello que le afecte personalmente. Y aún así intentará buscar una solución o respuesta lo antes posible, sin tomar en cuentas distintas perspectivas o posibilidades, por la ¿necesidad? de tener una respuesta cuanto antes, de forma inmediata a ser posible. Noto ostensiblemente con el pasar de los años (no se si por la edad solamente o no) que cada vez la gente pierde más la paciencia y se desquician cuando algo no ocurre de forma instantánea o dentro del plazo estimado. Y ni siquiera me he metido a valorar como afecta esto a las relaciones personales...

Sin más, que es suficiente, un saludo a todos y buen foro.

Pdt: Por poner un ejemplo reciente, en mi trabajo en Inglaterra tardo unos...mmm...5 minutos en llegar en coche desde donde vivo. 15-20 en bicicleta, que es lo como van la mayoría de mis compañeros. Yo prefiero ir andando y tomarme mi tiempo, incluso mi hora si hace falta, para disfrutar esto:

Y cuando hablo de disfrutar del paisaje...es como si les dijera abiertamente que soy de Marte...

36
B

Tú eres el de la caravana con la paloma?

1 2 respuestas
Don_Verde

#2 Pues no, no tengo una caravana, lo siento :( . Y tener tengo un gato y una perra.

R

cuando tenga tiempo lo leo pero te doy +1

1 1 respuesta
Don_Verde

#4 Sin prisas :P

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casimedia

Interesante. El estilo de vida hispanoamericano al final se va a poner de moda y todo. La buena siesta y trabajar para vivir y no al revés.

3 respuestas
Don_Verde

#6 Con lo de la siesta y eso, me he acordado de esta reflexión cómica de Carlos Taibo

El problema es que no se va a poner de moda, para nada, la humanidad y las sociedades modernas avanzan aceleradamente hacia el lado contrario. Hacia el desastre social, en mi opinión, pero esa es otra historia.

2 1 respuesta
hda

Qué guay. Tengo un post cocinando y tiene mucho que ver con esto. Con la gente cigarrillo. Con la creatividad y con el pensamiento crítico. Con la alienación hipersociable. Con lo que dices aquí:

#1Don_Verde:

La inmensa mayoría de gente hoy en día no se para a reflexionar profundamente sobre nada realmente, salvo aquello que le afecte personalmente. Y aún así intentará buscar una solución o respuesta lo antes posible, sin tomar en cuentas distintas perspectivas o posibilidades, por la ¿necesidad? de tener una respuesta cuanto antes, de forma inmediata a ser posible.

Lo guardo en favoritos porque aludiré a él cuando lo componga :)

De hecho, en este mismo foro, crear contendio razonado y argumentado tiene pobre aceptación, incluso presenta rechazo.

Gracias por compartir. Ya me he apuntado el libro 24/7 en futuribles.

#1Don_Verde:

La ciencia necesita tiempo para indagar y tiempo también para fallar. El error posee un indudable valor epistémico y moral: reconocer los errores, corregirlos y repararlos es el fundamento para el cambio, la innovación y la transformación individual y social. Y es aquello que caracterizaría una racionalidad crítica y modesta (à la Popper), abierta a la pluralidad, la contingencia, el disenso y, en definitiva, al futuro.

👏👏👏

4 1 respuesta
Akiramaster

#6 en el estilo de vida sí que estamos más cerca de áfrica que de europa.

Yo vivo despacio y el mayor inconveniente que veo es que dilatar el tiempo hace que parezca que siempre hay tiempo para lograr un objetivo, pero al final el camino sigue su propio ritmo por mucho que nosotros queramos.

El capitalismo vive a base de deuda, así que es el principal motivo para este estilo de vida tan acelerado ya que el presente es solo un día menos para cumplir con el futuro. La deuda no es solo monetaria, sino temporal.

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Christian2

#6 Bueno, tampoco nos durmamos en los laureles. Se habla de vivir más pausadamente, no de vivir en la inopia. La inacción es tan o más nociva que la prisa constante, ya que ni se saca nada de provecho ni se aprende lección alguna.

La clave está en saber cuando hay que actuar con rapidez, y cuándo puede permitirse uno el ir más lento. Por ejemplo y en mi caso, cuando salgo de clases puedo decidir esperar al bus de las 14:30, que me deja a media hora de casa, puedo coger el metro y pillar el bus más próximo, o me puedo dar un paseíto de 5km hasta la estación, con mi música puesta, leyendo las novedades en los carteles... y allí cojo un bus que me deje en la puerta de casa (aprovechado óptimo del tiempo, y como persona me sienta mejor).

Es como aquel que se desespera en la cola del banco, o del médico, o cualquier cola en general; y que acaba frustrado y de mal humor por haber "perdido el tiempo" y se ha tirado "x" tiempo en pensar que no le toca, sin lograr cambiar nada. Sin embargo, si entiendes que como sociedad a veces tienes que esperar, y que es inevitable, es cuestión de aceptarlo e intentar hacer algo de entremedias, eso o relajarse.

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B

Y saber escuchar, dedicarle tiempo a una conversación. La gente (mucha) ya no escucha, ni toma tiempo en contestarte. Si no le dices lo que tienes que decirle en 10 segundos pierden el interés y sus respuestas son "mmmm vale" y poco más.

He tenido conversaciones donde yo hablaba de un tema con compañeros y de verdad sabías que no te estaban escuchando, estaban ahí como peleles con la mente vete a saber donde. Eso si, cuando soltabas algo importante, su cerebro se activaba y tenías que volver a repetirselo porque eso si le interesaba.

Esto me ha llevado a tener que recordarles que se lo dije la semana pasada, que ese tema ya lo habíamos hablado o tener que volver a explicarles una idea o un tema.

Al principio pensaba que yo tenía "pocas cosas en la cabeza" y ellos muchas ... pero no, es algo muy general que vengo observando en la gente, ya no hablemos de los que le estas hablando y miran el movil como si fuese mas importante que la conversación.

1 1 respuesta
Don_Verde

#8 Tendré tu post bajo el radar para cuando salga, ahora ya me has provocado la curiosidad :P

No solo es en este foro, es en cualquier lado. La sociedad ha pasado de leer reportajes a leer artículos...de artículos a titulares...y de titulares a tweets. Y claro, con una información en 140 caracteres solamente...¿que narices vas a razonar nada?. Solo puedes suponer, teorizar, opinar y poco más, sin embargo, se sacan conclusiones magnánimas en función de solo 140 letras.

Siempre ha existido un sentimiento de...rechazo a la intelectualidad en cierto sector de la sociedad. Supongo que todos habremos escuchado el clásico empollón en clase, a nosotros o a otros por haber demostrado más conocimiento en cierta cuestión que el conocimiento medio. Pero es que leer un artículo, disfrutar de un paisaje, de un cuadro, de un concierto....está muy, muy, muy por debajo de un listón de a quién llamar intelectual. Y ahora puedes parecer el jodido Sócrates (no el futbolista :P ) en persona si te atreves a decir que haces algo así a menudo como entretenimiento.

Al final esa pedazo de bazofia de película llamada "Idiocracia" resultará que será la distopía más cercana al futuro que vislumbro.

#11 Lo de las conversaciones la verdad es que me suele ocurrir a menudo, pero mi memoria es bastante...nefasta. Solo sirve para recordar datos históricos de escasa relevancia pero que me genera gran curiosidad.

Pero destaco en tu post dos cosas, la necesidad inmediata de respuesta y el mirar el móvil mientras hablas con alguien. Lo siento mucho, pero de esa mierda ya me bajé porque no podía aguantarlo más. Procuro quitar y eliminar todos las opciones de "Leído", "Check azul" y todo eso, la fecha de última conexión y toda esa mierda. Y si pudiese en WhatsApp eliminar la opción de aparecer como "En línea" lo haría ipso facto. Pero no porque tuviese una necesidad enfermiza de ver si la gente me ha ignorado o no o a que hora se acuesta mi novia, es que tenía al menos un par de veces al mes broncas con amigos y familiares por "Es que no respondiste mi mensaje", "Ayer cuando te mande X estabas conectado", "Te dije Y a la hora tal y tu última conexión fue dos horas después"

A ver, para algún obsesionado con estas mierdas, te resumo mi punto de vista. A veces, no me da la gana de contestar de inmediato o no tengo una respuesta inmediata o estoy haciendo otras cosas y apenas puedo mirar el WhatsApp o me dejé el móvil en casa o simplemente me olvidé. Y todo aquel que busque una respuesta inmediata para un mensaje no urgente, prueba a llamar al puñetero teléfono a ver si esa persona está ocupada o no. Y os lo dice probablemente una de las personas que menos le gusta llamar por teléfono.

Lo del móvil directamente, tengo una táctica. En cuanto la persona o personas con las que hablo miran la pantalla y no es algo rápido (la hora o algo así), paro de hablar. Y he tenido reuniones de personal y cosas así y tener que parar unas 5-6 veces perfectamente. Por fortuna, no me importa explicar los motivos por los que lo hago y quien me conoce rápidamente aprende. Pero antes de adoptar esto, por necesidad, acabé también con discusiones con gente cercana.

1 1 respuesta
B

Me molan los temas de este tipo. Cuando se me quite la fumada, me lo leo tranquilamente ;)

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B

#12 Yo también tengo desactivado todos los check de leído y lo de la hora lo tengo básicamente porque me da igual. Contesto si estoy disponible y si no, ya contestaré luego. Y por supuesto ya avisé de que no me manden videos "supuestamente graciosos", chorradas en forma de foto y demás paridas.

Los móviles nos han quitado mucho tiempo para todo y parece que si no tienes cobertura o lo llevas en silencio te vas a perder lo mas importante del mundo o no vas a poder recibir la llamada de tu vida. Cuando la gran mayoría de llamadas/mensajes da igual que los recibas o no al momento.

Voy a tener que empezar a usar la técnica que comentas de parar de hablar cuando se pongan a mirar el móvil...

1 1 respuesta
Don_Verde

#14 Imagina cuando explico que donde trabajo en Inglaterra no tengo cobertura :P . He visto caras de auténtico terror y pánico como si les dijese que estaba viviendo y currando en un zulo donde me dan latigazos.

Mi teléfono nunca ha estado en otro modo que no fuese silencio (vibración si)y tengo desactivado el sonidito de todas las notificaciones. De hecho pensé seriamente desactivar el LED de las notificaciones, pero a veces si es cierto que es bueno saber que al menos tienes algo "pendiente" por ver.

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albertoste

Muy cierto lo que dice.

Siempre he sido una persona de llegar tarde y no darme tiempo a nada. Pero al cambiar de estilo de vida, y alejarme de vivir en ciudad, he visto como ya nunca llego tarde xd, el tiempo se mide de otra manera. Llegas cuando has de llegar, dejas de regirte por las pautas que buscan marcarte un ritmo acelerado....por el solo hecho de consumir mas, sin profundizar, sin disfrutar, con agobio.

Y cada vez va a peor, es mas facil condicionar a una gran masa hacia ello tan poco a poco que ni se dan cuenta, principalmente debido a la integracion de internet en los moviles.

Se ofrece algo muy potente sin ningun tipo de gestion educativa previa....

Tambien he observado que aunque la sensacion de que el mundo se va a la mierda es fuerte cuando vives rodeado de esos estimulos, y de gente condicionada por ellos, una vez que te alejas cambia todo de perspectiva, y aprecias que hay mucho, pero mucho mundo (con su buena gente desperdigada), como para que se vaya a la mierda tan facilmente.

#2

3 2 respuestas
doogie780

#16

Cabronazo.

casimedia

#7 con la automatización de absolutamente todo. La robotización de absolutamente todo. No se yo si no estaremos avocados a estar en la vida contemplativa para siempre y con una paga vitalicia, ya sea en dinero o en bienes..

2 respuestas
Don_Verde

#16 Mmmm, no lo había pensado, pero también le cogí mucho asco de vivir en una ciudad y ahora mismo ya incluso me resultaría tremendamente difícil hacerlo, a nivel personal. Es donde eso que define el artículo de la prisa, se eleva a la enésima potencia. Todo es bullicio e inmediatez, salvo esos rincones maravillosos llamados parques.

La gracia de todo esto es que luego también disfruto de mis horas foreando y mirando Internet, jugando a videojuegos o viendo una buena serie o película, afortunadamente, la vida rural y la informática no va reñida*

Personalmente, esa sensación de que la sociedad en general se dirige a un precipicio bastante jodido es algo que arrastro desde hace mucho tiempo atrás y no ha desaparecido con ir a vivir fuera. Aunque me resulta menos...angustioso, lo cual se agradece.

#18 He leído esta posición tecno-optimista muchas veces, curiosamente, sobretodo de personas que relaciono con la derecha política. Por desgracia, creo que la automatización y robotización de todo y el reparto de los beneficios de esto, va mucho más allá de la capacidad de nuestra biosfera de sostener la brutalísima explotación de recursos necesarios para este proyecto.

Sin contar otras posturas, como otro interesante artículo (el cual tengo que buscar...) sobre el estancamiento de la ciencia en ciertas ramas o, directamente, la nula necesidad del poseedor de los medios mecanizados de tener que repartir el beneficio que estos le generan.

-Khaezen

Me ha parecido muy interesante la verdad y tiene toda la razon, gracias por compartirlo.

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B

#18 Pues vaya, menudo futuro me espera como técnico en automatización y robótica :rolling_eyes:

Carcinoma

El artículo es interesante y no falto de razón en algunos aspectos, pero a mí me desespera ir despacio. Me gusta andar rápido (cuando no correr), y cruzarme con una miríada de gente en el metro sin chocar, me gusta la gente que domina una tarea lo más rápido posible, me gustan los timelapses de plantas creciendo o de una ciudad moviéndose frenética, me gusta la velocidad de la luz, me gusta vivir rápido. Aprecio mucho el encanto de la naturaleza, pero su ritmo me resulta un poco cansado. El metabolismo de un elefante no es el mismo que el de un ratón, pero proporcionalmente, ambos viven existencias igual de largas.

Vivir despacio es de gordos y atolondrados (este es el apunte rage que exige una respuesta).

2 1 respuesta
D

Lo explicas bien y es muy bonito ese tema, pero a la práctica es inútil tal como se vive hoy en día. Es como el médico que aconseja "tomar mucha fruta, beber mucha agua y sobretodo no estresarse y dormir bien" para llevar una vida mejor.

Crees que nadie sabe qué comida es más apropiada y de calidad? Crees que la gente no prefiere un barrio seguro a otro con gentuza? La teoría la sabemos todos, porque todos sabemos vivir bien, es a la práctica y en esta carrera de la rata lo que lo hace inútil y que tengas que tragar con todo lo malo. No es compatible y punto. Pero cuando se puede aplicar eso, lo hago, sin duda.

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Kaos

Voy a tomarlo con calma, ya lo leeré

2 1 respuesta
Exor720

#24 igual xdd

Craso

El número de respuestas en este hilo lo dice todo.

1 1 respuesta
Don_Verde

#26 Bueno, excepto remotas excepciones, mis hilos la verdad es que no suelen ser demasiado populares. Tampoco lo busco, por otra parte, pues realmente no es mi intención llegar a la máxima cantidad de gente, simplemente compartir un artículo interesante.

2 respuestas
22sortt

Huir de casa siempre, sobre todo si eres mujer, largate, aparca a los que te dan la turra, apuntate a cualquier plan que te ofrezcan "casi" de gratis. Es el futuro, la uni de la vida.

StkR

#27 a veces es mejor recibir poca atención de calidad, que tener 5 páginas de tontadas cuando te has currado algo, te lo digo por experiencia xd

1 1 respuesta
Carcinoma

#27 Yo te he escrito un contrapunto interesante y no has hecho ni puto caso. :(

1 2 respuestas