- A la joven detenida por la muerte de Cristina le gustaba la estética gótica
- La menor de 14 años mostraba en su perfil de Tuenti fotos macabras
A Ch., la joven detenida por haber asesinado presuntamente a Cristina Martín en Seseña, le gustaba la estética 'gore'. En el perfil que tenía la joven en la red social Tuenti, ya clausurado, había fotos macabras y de estética gótica.
En algunas de las fotos aparece una joven al lado de la imagen de la muerte con la guadaña y en otra, sale una chica maquillada con la piel blanquecina y los ojos en blanco.
En la web de Ch. también hay imágenes de cuervos, cementerios, paisajes lúgubres y una que llama particularmente la atención: la de una muñeca con las venas cortadas, precisamente la forma en la que falleció Cristina Martín. El cadáver de la joven mostraba signos de violencia con un golpe en la cabeza y un corte en una de sus muñecas por el que se desangró.
Ch., de 14 años, pertenecía al círculo más cercano de Cristina. Estudiaban en el mismo instituto, el Margarita Salas, y entre ambas existía desde hace tiempo una fuerte rivalidad a la que la detenida puso fin el pasado martes asesinando presuntamente a su enemiga, según han informado fuentes de la Guardia Civil.
Pocos datos se han revelado sobre la niña de 14 años. Se trata de una menor de origen cubano, con el pelo largo, que a veces llevaba recogido en una coleta, como aparece en las fotos de su perfil en Tuenti.
Ch. demostró en su confesión la misma frialdad que aparece en sus imágenes de Tuenti. Tras varios interrogatorios confesó el crimen sin mostrar ni un ápice de arrepentimiento. Marcó el lugar donde estaba el cadáver y explicó fríamente cómo asesinó a Cristina: la golpeó, le cortó una muñeca, la tiró al pozo y luego intentó ocultar el cuerpo cubriéndolo con piedras.
La asesina confesa tuvo que ser interrogada al menos en tres ocasiones hasta que reveló dónde estaba el cuerpo de Cristina y qué había ocurrido. Aunque la Guardia Civil sospechó de ella desde el principio en los dos primeros interrogatorios se limitó a negar que supiera qué había ocurrido con Cristina y dónde se encontraba. No fue hasta el tercero cuando se derrumbó y confesó el crimen.
Elmundo.es