http://blogs.publico.es/strambotic/2017/12/espanoles-en-el-exilio/
Durante la larga crisis que asoló la economía española desde 2007 y que algunos dan por cerrada y otros, no tanto, millones de españoles abandonaron el país para buscar mejor fortuna en otras tierras. Las cifras de este exilio son inciertas, en tanto el gobierno español nunca puso demasiado afán en hacer un censo de los emigrados, pero suficientes como para marcar una brecha generacional.
Rubén Hornillo fue uno de esos miles de españoles que abandonó España en busca de las oportunidades que su tierra le negaba -primero en Corea del Sur y desde entonces en Los Ángeles, California- y aún no tiene fecha de retorno. Hornillo ha contado su aventura y la de su generación en el documental ‘Españoles en el exilio’, que se estrena esta noche en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Madrid, una cinta de más de una hora en la que ha invertido más de cinco años de trabajo y que recoge la peripecia -y a veces la desesperanza- de una generación.
Hablamos por teléfono con Rubén, que acaba de llegar a Madrid para presentar su película -financiada gracias al micromecenazgo- en Madrid y en Valencia, su tierra natal.
En ‘Españoles por el exilio’ se insiste en algo que es bien conocido: somos la primera generación que va a vivir (está viviendo) peor que nuestros padres. Sin embargo, ese fenómeno no es privativo de España, también se da en Europa o en Estados Unidos, donde vives ahora.
Totalmente de acuerdo, Es un fenómeno occidental, no sé cómo están en Corea, pero en el mundo occidental las condiciones de los trabajadores son cada vez peores, porque crecientemente pesa más el capital y menos el trabajo. La crisis se notó en todo el mundo, pero, como muchas cosas negativas, en España se notan más. Es una cuestión generacional: hemos sido la generación que nos hemos hecho adultos en pleno colapso del sistema económico vigente y todavía no se ha creado un nuevo sistema económico, pero todo indica que va a ser super cruel.
¿Qué te hace pensar que va a ser cruel?
Es un poco lo que se vislumbra. El empleo deja de ser la relación principal del trabajo. El trabajo lo hacen cada vez más falsos autónomos, y los antiguos jefes se convierten en clientes, con lo que no hay responsabilidad alguna de la empresa, y si no lo haces tú hay cien más esperando que lo hacen por la mitad.
Se habla mucho de “la economía del compartir” (sharing economy), que es el eufemismo con el que se encubre la nueva economía del falso autónomo. En un contexto en las empresas están proporcionando menos servicios a sus trabajadores y los estados están proporcionando menos servicios a sus ciudadanos hace que la gente que no es parte del 10% de más renta vayan a vivir en una precariedad constante.
Y al mismo tiempo hay una ansiedad por sumarse a ese 10%.
Esta narrativa empieza un poco con los realities: gente que podía ser famosa y vivir a todo trapo sin merecerlo, sin que hubiera un talento o un esfuerzo palpable por su parte. Es un relato que se ha instalado en nuestra generación nuestra y aún más fuerte en la que viene, la Generación Z. Si ya era utópico ser actor o cantante, por lo menos había un plan. Ahora muchos se plantean ser influencers, y para eso sólo necesitas seguidores, nada de talento. Es el afán por pertenecer a los que tienen y dejar de ser de los que no tienen.
¿Crees que aún estamos a tiempo de quebrar el edificio del bipartidismo, una esperanza que sobrevuela tu documental?
Me temo que hemos perdido esa ventana de oportunidad, y creo que la situación en Cataluña ha tenido mucho que ver. El Gobierno considera una tragedia que 2 millones de catalanes quieran abandonar España pero no que 2 millones de jóvenes la hayamos abandonado ya.
En el documental se insiste en el término “exilio político”, aunque el origen de la expatriación de todos los que aparecen es económica.
Porque la economía es política. Puede que la microeconomía no sea política, pero la macroeconomía sí lo es. Cuando hablas de la emigración parece un desastre natural, algo que no tiene responsables, pero hay decisiones políticas que han conducido a que millones de personas hayan tenido que salir del país. El caso más flagrante es la reforma del artículo 135, un cambio en la Constitución que provoca que un montón de recursos que se podrían haber utilizado para mitigar la crisis se bloqueen para controlar el déficit.
Utilizamos la palabra exilio con intención de provocar. De ningún modo queremos equipararnos a los que expatriados de la Guerra Civil. De hecho, ellos utilizaban el término “refugiado”, no “exiliado” y cuando consultas el diccionario ves que la diferencia es contextual.
Tampoco es lo mismo un “refugiado” español que uno sirio.
Definitivamente no. En el caso de España es distinto porque entre 1995 y 2005 habíamos llegado al cénit de la civilización. Era un sistema que tiene compasión por los que menos tiene y ofrece oportunidades al resto. Es muy dramático que haya lugares que nunca hayan podido ni acercarse a esto.
¿Están los jóvenes españoles preparados para abrirse hueco en otros países europeos?
Parece que hay una ideología cuasi racista por la que el sur de Europa tiene que estar al servicio del norte de Europa y que además los mejores del sur tienen que acabar en el norte como científicos o médicos, una formación que por cierto se ha pagado con los impuestos del sur. Ahí hay una ideología.
¿Habéis detectado que los jóvenes exiliados estén volviendo a España ahora que repuntan los “brotes verdes”?
Lo que yo detecto es que hay gente que han estado dos o tres años y que han vuelto, porque mucha gente se ha dado cuenta que es mejor vivir tres generaciones en una casa, y trabajar cuatro meses años, mejor que limpiando retretes en Londres tú solo. A eso se suma el hecho es que se han repartido los puestos de trabajo, los que se iban en 2012-13 no encontraban nada, ahora donde antes había un solo trabajo ahora hay cuatro cada tres meses. Los que llevamos más de cinco años fuera nos van a costar mucho volver porque hemos echado raíces en otras tierras.
Me quedo con esta frase: El Gobierno considera una tragedia que 2 millones de catalanes quieran abandonar España pero no que 2 millones de jóvenes la hayamos abandonado ya.
No se puede decir mucho mas. Cuando las victimas son del sistema no pasa nada, nadie les salva el culo ni les da apoyos. Que me expliquen por qué tengo que vivir una vida alejada de las personas que quiero porque ellas no tienen oportunidades en su propio pais.