#138 Personalmente, discrepo. Los economistas del sector público te darían la razón en eso argumentando que la educación constituye una externalidad positiva, pues tiene un impacto positivo en la sociedad (se masturban pronunciando esa última frase, he llegado a oirla más de 8 veces en una clase de sector público). Sin embargo, y dejando de lado la injusticia social que constituyen las políticas redistributivas (forzar a una serie de individuos a ser despojados de su patrimonio en pro de una serie de colectivos a los que se les otorga una prestación social en muchos casos siguiendo criterios arbitrarios, como poco), el hecho es que el estado no cuenta con el arsenal empírico adecuado para separar, en primer lugar, lo eficiente/eficaz de lo ineficiente/ineficaz (con todo lo que implican estos dos conceptos en cuanto a desperdicio de riqueza expoliada al ciudadano) y, en segundo lugar, lo globalmente óptimo para el conjunto de la sociedad.
Ejemplo directo y muy ilustrativo: El sistema de becas. Todos conocemos un caso similar, el mío consistió en un compañero de clase al quele dieron la beca general por valor de 3k€ y que se gastó en un coche nuevo. O la amiga que dilapidó los 1500€ que le dieron por la beca en fiesta y ocio.
#137 No son trolls ufo, son una línea de pensamiento, digamos, heterodoxa respecto a al mainstream o establishment académico moderno, en tanto defienden posturas muy distintas en cuanto a la configuración del sistema financiero, el tamaño del estado en la economía y su postura ante el comercio internacional. Además, el método con el que aproximan su estudio es apriorístico-deductivo, en contraste con el formalismo que impera actualmente entre la academia.
Si te interesa mucho el tema, te recomiendo Meltdown, de Thomas E. Woods, un economista austríaco estadounidense. En esa obra, da la explicación austríaca de la crisis presente sin necesidad de tener conocimiento alguno de economía.