Hace 530.000 años, en la Sierra de Atapuerca (Burgos) nació un niño diferente. Su cabeza era muy asimétrica y es probable que sufriese problemas motores y cognitivos. En las hostiles condiciones del Pleistoceno Medio, sus posibilidades de supervivencia sin la ayuda de sus congéneres habrían sido escasas. Sin embargo, pudo llegar a cumplir los 12 años de edad. Esta historia, reconstruida por investigadores españoles a partir de un cráneo recuperado en la Sima de los Huesos, sugiere que aquellos homínidos, los Homo heidelbergensis, no abandonaban a su suerte a los individuos discapacitados. "Esto nos proporciona información sobre las capacidades sociales que nos proporcionaron nuestro éxito como especie, que está claro que no proviene de que seamos muy fuertes o tengamos unos dientes enormes", explica Ana Gracia, investigadora del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos y coautora del estudio que hoy publica la revista PNAS.
El trabajo del equipo de Atapuerca ha permitido determinar que aquel joven heidelbergensis sufría craneosinostosis. Esta enfermedad, que también sufren los humanos actuales, es una dolencia considerada rara. Afecta a menos de seis individuos por cada 200.000 nacimientos y se produce cuando los huesos de la cabeza de un niño se suturan antes de tiempo, sin esperar a que el cerebro haya alcanzado su volumen definitivo. Aún con el espacio constreñido, la masa encefálica del pequeño se sigue expandiendo, provocando problemas de distinta gravedad. El cráneo encontrado en la sierra burgalesa es la evidencia más antigua que se tiene de esta enfermedad.
Los neandertales también mostraban algún tipo de compasión por sus congéneres
Una caída de la embarazada
Los investigadores han calculado que la anomalía se produjo durante el embarazo, entre la semana 28 y la 34. "El origen de la enfermedad en el individuo que estudiamos puede tener origen diverso, pero es posible que se debiese a un traumatismo producido dentro del útero por una caída de la madre o por una mala posición del feto", afirma Gracia.
El grado de discapacidad sufrido por el niño no se puede determinar con precisión. En algunos casos, la sinostosis no es más que un problema estético, pero las lesiones pueden llegar a arrebatar el habla. Hoy, la dolencia se opera durante el primer año de vida y eso impedía comparar el cráneo encontrado en la Sima de los Huesos con una persona moderna de diez años que sufriese la enfermedad.
La humanidad del comportamiento de los habitantes prehistóricos de Atapuerca con sus enfermos es mayor que la mostrada por algunos homínidos más modernos en periodos muy recientes. Una actitud más eugenésica se observa en la elevada frecuencia de craneosinostosis hallada entre los niños enterrados en el cementerio del Hospital Medieval de Santiago y Santa María Magdalena en Chichester (Reino Unido). En esta institución, que funcionó como hospicio desde 1450, eran abandonados niños con deformidades de todo tipo.
El cuidado de las personas enfermas o dependientes se había documentado ya en tiempos prehistóricos, aunque el debate sobre la validez de estas pruebas continúa. Si se tomasen por ciertas, también los neandertales habrían mostrado algún tipo de compasión por sus congéneres más débiles pese al esfuerzo extra que su cuidado les pudiese suponer. Este tipo de comportamiento, ausente en otros primates como el orangután o el gorila, se considera exclusivamente humano.
Fuente: Público.es
En mi opinión, creo que con este hallazgo, queda refutada toda teoría de que, por aquel entonces, eran unos bárbaros animales, que no tenían otra cosa, aparte de su instinto de supervivencia.
Y al 90% de usuarios no le importará el tema, así que el que venga con ánimos de meter mierda, puede ir soplándome el bigote.