#52 Por aquí igual, salvamos a un gato negro que estaba en la auténtica mierda (mellado, con sarna, las orejas comidas...) de los 12904120490 que hay por la zona, y ahora el mamonazo tiene hasta una cama hecha en el sofá de la porchada para protegerse del frío.
Cuando llega la hora de comer, se pone en la puerta a maullar como un desolado, como si no hubiera comido en su puta vida, y ya tiene más panza que el Llanos.
0 ratas en el campo. Un cojón de palomas, eso sí, pero eso es porque tenemos un palomar cerca (y porque se comen la comida de las gallinas).