Esto es de lo peor que se ha visto en democracia (la poca que nos queda), con diferencia. Esto no es más que un pelotón de descerebrados que no son capaces de respetar o tolerar a aquellos que han sido elegidos por el pueblo en las urnas, y no obstante, esta minoría tiene que imponer sus reglas por la violencia, pisoteando las de la mayoría.
Ha sido la mañana en la que cualquiera que fuese de corbata y con maletín por la calle en dirección al parlamento, le suponía ser rodeado, insultado, escupido y zarandeado sin piedad, con la vieja estrategia de cerrar el paso y esperar un acto defensivo o una pérdida de nervios del político y así reventarlo a golpes. Por suerte para todos, eso no ha ocurrido.
Pero mas grave que robarle el maletín a Gerard Figueras, o que pintarle una cruz en la espalda a Montserrat Tura (En el País Vasco ya sabemos lo que significaría), hay que tragar con ver cómo se acosa y se intenta robar el perro a un parlamentario invidente.
Sinceramente, esta escoria (que no son, ni representan a todos) no se merece una democracia.