La izquierda y el posmodernismo

nomechordas
#12Hipnos:

la gente es imbécil y obviamente va a decidir siempre lo peor

¿Y la conclusión siguiente a esta afirmación es que hay que obligarles a tomar el control de los medios de producción?
No sé que hilo argumental sigues para concluir que con una sociedad imbécil (según tú) la mejor solución es hacer que controlen los medios de producción si efectivamente son imbéciles.

Más bien me suena a que propones capitalismo de estado a lo bestia, encaja más con la visión tecnocrática que parece que defiendes.

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Hipnos

#31 Una cosa es que socialices los medios de producción para que los beneficios de uso sean colectivos, y otra cosa es que dejes gestionar esos medios a cualquiera.

Mi modelo ideal se basa en el centralismo, organización, planificación, tecnocracia e igualdad social.

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nomechordas

#32 o sea, capitalismo de estado.

La idea del socialismo no es dejar gestionar los medios a cualquiera, sino a los propios obreros. No al estado por supuesto.

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Ulmo
#30Don_Verde:

si la sociedad logra tirar abajo cualquier estado del mundo, el resto se organizará e intervendrá para evitar el desastre.

Esta es la segunda parte del combo que no he comentado a parte del "apretar pero no ahogar". Las élites no solo aseguran un cierto bienestar para que el pueblo tenga siempre algo que perder, sino que además se encargan de demonizar a cualquier región que no siga las doctrinas capitalistas.

No seré yo el que defienda el sistema cubano o venezolano, pero me hace gracia cuando en este foro se creó el post "sí se pudo" en referencia a la quiebra de Venezuela, cuando Venezuela estaba bajo una presión internacional brutal y con el grifo de las ayudas totalmente cerrado. Ya ni hablemos de los cubanos con sus múltiples embargos. España, con toda la ayuda de la UE, el FMI y pudiéndose embargar todo lo que quisiera estuvo al borde de la quiebra, imaginémonos si se le hubiera dado un "empujoncito" para caer por el precipicio.

El capitalismo actual no solo gestiona sus territorios, se encarga de masacrar a los que no siguen sus tesis para que sirvan de aviso para navegantes.

Yo al sistema actual solo le veo 2 salidas posibles:

  • El de las ciudades estado. Es el que creo que se acabará dando y la principal razón de que no paren de aflorar los nacionalismos periféricos. Un catalán comparte entre poco y nada con un gallego y no tiene sentido que cada uno no pueda defender sus intereses dentro de un marco común. Si ese marco es Europa, los países dejarán de tener sentido, sino, la que no tendrá sentido es Europa.

  • Que en un futuro acabemos delegando gestión y organización en un sistema no-humano, como una IA. Esta es la opción sci-fi.

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Hipnos

#33 El estado no tiene sentido tal como se plantea actualmente. Si me hablas de un supra-estado mundial, entonces sí, probablemente funcione.

No tiene sentido que mientras un estado arregla el mundo el resto lo siga contaminando y haciendo un uso indiscriminado de los recursos globales. El socialismo solo funciona bien a nivel global, cuando no hay intereses espurios extranjeros jodiendo.

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Eyvindur

La izquierda ha perdido credibilidad desde que se abandonó la lucha de clases en favor de apuntarse a la dictadura de lo políticamente correcto, activismo de hacerse la foto, altavoz de lobbies y cyberactivismo rancio.

Hablar de lo que quieren hacer en lugar de hablar de lo que hacen mal los otros, tampoco les vendría mal. Ya cansa el y tú más, esto lo digo en general.

DoRiTo
Don_Verde

#34 Yo voy más allá en mis perspectivas, augurando el fin del estado-nación para acabar siendo algo como estado-empresa y no creo que estemos tan alejados. Los partidos políticos se han ido convirtiendo a lo largo de los años en meros títeres de los intereses de los conglomerados empresariales, con su lógica de reducir intermediarios y abaratar costes, tarde o temprano las empresas se darán cuenta de que en ese eslabón, los políticos sobran. Aún les resultan útiles al generar legitimidad entre la población, que piensa que por elegir a su ladrón, es libre, pero cada vez la gente está más descontenta en general con la clase política y no sería improbable que llegasen a "sobrar" en la ecuación de la explotación.

Por fortuna estaré criando malvas antes de que todo esto ocurra (espero), los periodos de transición entre sistemas suelen ser bastante malos para el tieso medio y imaginarme vivir en el sueño húmedo del liberal medio de un estado sin regulación económica y laboral y a la libre merced de las empresas...escalofrios me entran...

9 días después
Misantropia

#30 El capitalismo va a ser incapaz de mantener el ritmo actual de explotación a largo plazo, entonces veremos cómo de sueltas o apretadas están las correas.

A todo esto, vengo a compartir con vosotros este artículo al respecto:

Iglesias, el fascismo y el espectáculo

Las próximas elecciones en Cataluña del 21 de diciembre son un acontecimiento del todo inusual, pese al interregno de presunta normalidad que la campaña electoral ha traído a su panorama político. Todo en ellas, desde su propia convocatoria, tras la declaración de independencia y el 155, pasando por la judicialización del conflicto, hasta la residencia belga de Puigdemont, las separa de lo que debería ser una cita electoral al uso. Por otro lado cualquier tema que rebase las fronteras del asunto independentista ha quedado relegado a una posición secundaria, tomando la fecha un marcado carácter plebiscitario de bloques. Las elecciones catalanas de diciembre son, en esencia, una anormalidad ya repetida pero amplificada que pretende desbloquear una situación anormal. Son el paso adelante que se da en una correlación de debilidades, donde un bloque es incapaz de lograr sus objetivos secesionistas mientras que el otro se muestra impotente para solucionar no lo calificado por ellos de desafío ilegal, sino la desafección social de la mitad de Cataluña. Son una pregunta que, según las encuestas, aportará nulas novedades en cuanto a la respuesta, quizá tan solo unos meses de oxígeno para todos, esperando que los electores resuelvan una papeleta de encaje imposible bajo las actuales posiciones.

En estas la izquierda no independentista, agrupada en torno a Catalunya en Comú, se sitúa entre ambos bloques destacándose por ser la incógnita que decantará la formación de gobierno en uno de los sentidos. Podemos, no sin sortear antes tensiones internas, forma parte de la coalición, por lo que su líder, Pablo Iglesias, intervino este pasado domingo 3 de diciembre en la asamblea de los comunes en Sant Adrià de Besòs. Su discurso siguió la línea esperada al quedar las cuestiones sociales fuera de foco, basculando entre las críticas al anterior Govern así como al actual Gobierno español. Sin embargo, una de las frases pronunciadas por Iglesias despertó la polémica ya que acusó al independentismo de haber contribuido “quizás sin querer o tal vez buscándolo, a despertar el fantasma que es la mayor amenaza para la democracia, el fantasma del fascismo”. La reacción no se hizo esperar y tanto los acusados como una parte de la izquierda social a nivel nacional criticaron la aseveración del líder de Podemos.

Si bien es cierto que la ultraderecha se ha valido del problema político catalán resulta totalmente fallido acusar a éste de ser el último responsable de su auge. Primero porque no se puede cargar la responsabilidad sobre los hombros de quien es señalado por el fascismo, al margen de que se considere su proyecto político erróneo, desaforado o basado en falsedades y máxime cuando el independentismo de izquierda es netamente antifascista. Segundo porque se establece un precedente peligroso, ya que se podría considerar, siguiendo esta argumentación, que la inmigración es culpable del racismo, el feminismo de la violencia de género o que la propia izquierda radical contribuye con su existencia a una contraparte de extrema derecha. De hecho, más que precedente, este es el proceder argumental, de forma más o menos taimada, que la mayoría de medios liberales difunden cuando hablan del auge de los ultras: existen, sí, y son un peligro, pero en el fondo no son más que una reacción exagerada a un peligro aún mayor derivado de los enemigos radicales-populistas-comunistas de la democracia.

El fascismo, en su versión histórica, fue efectivamente una reacción contra los movimientos revolucionarios de izquierda del primer tercio del siglo XX. Lo que se suele omitir es que fue una reacción patrocinada, financiada y alentada por los propios liberales y la burguesía, que si bien no deseaban los desastrosos resultados últimos –más por una cuestión de beneficios que de humanidad– pensaron que aquellos chicos uniformados y vocingleros serían una buena medicina transitoria frente a los rojos. Si tienen dudas pregunten a March o Krupp.

La visión generalizada sobre los extremos no solo es errónea sino interesada, ya que el fascismo no es una versión en negativo de la izquierda revolucionaria, sino una continuación esencialista de la derecha liberal, poniendo los intereses de clase de los propietarios por encima de todo y despojándose de los ropajes primigenios del liberalismo social de carácter histórico progresista. El fascismo fue, pese a lo comúnmente entendido, escasamente original, pero sí exitoso en su mezcolanza de elementos. Intentó usurpar el centro del tablero de su época mediante la apropiación de un lenguaje obrerista, en alza en los años treinta, rechazando la lucha de clases y sustituyéndola por una unidad de destino interclasista en lo nacional. Ante la ausencia de un horizonte liberador tomó todo lo que pudo de las mitologías nacionales creadas por el romanticismo reaccionario en el siglo XIX, para engrandecerse mediante un pasado ficticio que retornaba triunfante como garantía del mañana.

Las apelaciones al orden establecido ya estaban presentes, al menos desde cincuenta años antes, justo desde que la nueva clase social dirigente, la burguesía, vio amenazado su reino por el movimiento obrero y tuvo la necesidad de establecer qué era lo razonable y qué no, en materias que iban desde la familia hasta la organización política. Por último, el racismo diferenciador era parte indispensable de la justificación imperialista: entre el supremacismo anglosajón victoriano y el nazi hay muy pocas diferencias.

El fascismo de los años treinta fue derrotado por el Ejército Rojo, por una cuestión ideológica y de supervivencia, con ayuda de los aliados occidentales, que actuaron por necesidades tácticas, defensivas y geoestratégicas. Pero no desapareció. En países como el nuestro se mantuvo durante cuarenta años en el poder, ya que, una vez encarrilado por la senda utilitarista, las discrepancias con los gobiernos liberal-demócratas se hicieron nimias en el escenario de la Guerra Fría. En el contexto europeo quedó dormitando, agazapado en las esferas del poder económico, por si alguien volvía a necesitarlo. Desde el año 45 hasta la actualidad el fascismo –ya como simiente ultraderechista de diversa índole– ha estado ahí a disposición de los intereses de clase de la burguesía para cuando ha sido menester. Por ejemplo en la masacre de París del 61, los asesinatos de estudiantes en la RFA, la matanza en la estación de Bolonia, las dictaduras del cono sur latinoamericano o la propia Transición española, con centenares de muertos por el terrorismo ultra. Un sinfín de acontecimientos silenciados y segmentados para evitar la imagen global.

El fascismo no es una etapa histórica olvidada, ni una cuestión de tribus urbanas. En los últimos 25 años en nuestro país las víctimas de agresiones fascistas se estiman en unas 4.000 al año, con 88 víctimas mortales, según el proyecto Crímenes de odio. Cifras similares o mayores se dan en nuestro entorno. En Estados Unidos auténticas bandas paramilitares entran en escena cada vez que las cuestiones migratorias o de derechos civiles son puestas sobre la mesa.

La ultraderecha ha tenido un auge a escala occidental desde el inicio de la crisis de 2008, lo cual, como hemos visto, no significa que hubiera desaparecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las causas son varias, pero comúnmente se citan el descrédito de la democracia liberal como sistema político subyugado por los intereses económicos, la globalización y su ruptura de identidades individuales y comunitarias, el retroceso del movimiento obrero desde el inicio de la restauración neoconservadora, la entrega total de la socialdemocracia al libre mercado y, menos a menudo pero con igual importancia, la deriva posmoderna que ha hecho de los movimientos críticos contemporáneos una herramienta inútil para los problemas cotidianos de la gente. Bajo estas premisas, la crisis política catalana ha sido tan solo una excusa para que la ultraderecha haya tomado un mayor protagonismo. Sin su existencia la excusa podría haber sido cualquier otra, desde el terrorismo islamista hasta una victoria electoral del propio Podemos.

Volviendo al pie que nos daban las palabras de Iglesias para desarrollar este artículo, si él es perfectamente consciente, conocedor y, posiblemente, esté de acuerdo con todo el desarrollo expuesto, ¿por qué realiza unas declaraciones tan contraproducentes?

Tendemos hacia la caricaturización de los líderes políticos, lo que nos hace adorarles en sus etapas emergentes y odiarles con el mismo fulgor en sus momentos menos brillantes. Iglesias es uno de esos líderes que sufre especialmente de este balanceo sentimental, entre otras cosas por el extremo celo que los grandes medios de comunicación ponen en su marcaje, buscando insistentemente la polémica y el desprestigio. Pero no solo. La propia naturaleza de Podemos, tanto ideológica, táctica, como de juventud organizativa, ha hecho que su discurso haya sido muy voluble en las formas desde su nacimiento. El propio líder de Podemos, en la intervención en la asamblea de los comunes de la que hablábamos al inicio, hizo múltiples alusiones a la clase trabajadora catalana, apelando a su olfato para discernir lo que ocultaban las banderas. En un escenario donde el nacionalismo, de uno y otro lado, se ha hecho una pieza tan transversal, las apelaciones de antaño a la gente serían inútiles. Esta naturaleza voluble, junto con los bandazos entre moderación y radicalidad, hacen que las palabras de Iglesias casi siempre creen polémica, o bien con el sistema político establecido o bien con el espectro de la izquierda social.

La cuestión última es que estas declaraciones, como ejemplo, trascienden al propio contexto catalán, al propio Iglesias y a Podemos, y nos deberían alertar, de nuevo, de unos problemas estructurales que los políticos de izquierdas contemporáneos se encuentran en su acción. El político de izquierdas ha dejado de hacer política, en el sentido estricto del término, para dedicarse a la gestión de unas instituciones públicas limitadas por lo económico, participar en un parlamentarismo a menudo inane respecto a los problemas diarios acuciantes y, sobre todo, dedicarse a crear contenido de impacto para mendigar unos minutos en unos medios declaradamente hostiles. De esta manera los proyectos ideológicos a largo plazo, la organización de las fuerzas populares, la lucha pedagógica y cultural y la vehiculación de los conflictos materiales quedan en un segundo plano, es decir, la auténtica política de izquierdas no encuentra hueco ni en sus líderes ni en sus organizaciones para llevarse a cabo, opacada por un reflejo que intenta parecérsele pero que languidece en los periodos de calma o sucumbe en los de agitación.

La propia masa social de la izquierda queda así no solo desorganizada o convertida en un mero apéndice electoral, sino transformada en un cuerpo escindido donde una minoría hipercrítica de espectadores opina constantemente sobre el contenido de impacto de las figuras carismáticas, mientras que una mayoría desencantada apenas alcanza a comprender cuál es el enlace que hay entre todo ese ruido y sus problemas más acuciantes.

Desengáñense, el problema es mucho mayor que los nombres, las caras o las siglas, mucho más profundo para conjurarse tan solo con el comodín semántico del cambio o la novedad. El problema es que necesitamos recuperar la política en mayúsculas. O al menos lo que aún quede de ella.

https://www.lamarea.com/2017/12/05/iglesias-el-fascismo-y-el-espectaculo/

Lexor

El político de izquierdas ha dejado de hacer política, en el sentido estricto del término, para dedicarse a la gestión de unas instituciones públicas limitadas por lo económico

oh boy

Merkury

#15 #16 Estoy de acuerdo en esto, pero de todas formas todo socialista ha de tomar parte en las estructuras burguesas, para poder denunciar y definir claramente donde esta el enemigo y hacer una clara oposicion que ayude a las personas alienadas a despertar.

No se puede pasar de tu micro partido a la revolucion a las bravas.

B

es esto un tema de ciencias sociales

M

la izquierda nos ha traicionado, nos ha abandonado a todos. Yo respeto a la izquierda clásica, a las ideas de gente como el gran Tito, como Kadrazic, como El che y otras figuras. Ellos eran izquierdistas de verdad, revolucionarios, etendedores de la necesidad del comunitarismo, de los problemas reales de la nación, patriotas, gente orgullosa sin duda. De la misma manera que respeto a Fidel o a otros por su resistencia al imperialismo y por como luchan por mantener los valores tradicionales de sus tierras frente a la ambición imperial, frente a la sociedad del comsumo, del gasto, de la relativización del todo, del uno por encima del grupo.

Pero lo que en europa occidental llamais izquierda,, han traicionado al pueblo, a la clase obrera, al pais, a la gente. Estan totalmente vendidos a los intereses sionistas, y estos los usan para dividir y enfrentar al pais, la izquierda actual es el caballo de troya de la nacion, su unico objetivo es la destrucción de las clases operarias, de cualquier posibilidad de revolucion.

Vendida a las tesis individualistas occidentales, la izquierda presenta que ya no es importante la lucha entre los que no tenemos y los que tienen, lo que de verdad importa es que los gays puedan petarse el culo en medio de la calle y que nadie se atreva a decir nada sobre ello y ni siquiera a mostrar su desacuerdo porque el linchamiento sera publico. A la izquierda no le importa que la vecina de toda la vida se muera de hambre, lo que le importa es que el que viene de fuera con ideas en muchos casos extremadamente fanaticas, tradicionalistas y en contra de lo que ellos creen que representan, sea recibido con oro y rosas.

La izquierda se dice antiracistas, pero ellos odian al hombre blanco europeo, lo odian, y esto jamas fue así. Estan al servicio del sionismo mundial y la gran mayoria de ellos ni siquiera se dan cuenta. Estan al servicio de los medios de masas, que les marcan quien es el bueno y quien es el malo, a quien linchar a quien aceptar.

Lo que antes representaba la izquierda, ahora lo representamos los que nos movemos fuera de esos circulos, ni capitalismo ni comunismo, simplemente socialismo de patria, orgullosos de lo que representa nuestra bandera, de nuestra gente, prestos a defender nuestros derechos sociales por encima de cualquiera que los quiera pisar, ya sean corporaciones, politicos, inmigración, union europea o quien sea. Somos desde hace mucho tiempo como se demuestra en Europa y como llegara a España cuando la izquierda posmoderna muera definitivamente ahogada en sus propias contradicciones de lo politicamente correcto. Una via juvenil, independiente, y social.

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M

#35 las naciones occidentales os habeis encargado de destruir cualquier intento de socialismo que ha funcionado y ha sido justo, como el caso de mi pais, yugoslavia. Sabes cual fue el primer puesto que la OTAN bombardeo? no, no fue ninguna instalación militar, ni el parlamento, fue una fabrica de tabaco en medio de la nada. La mayor fabrica de tabaco de Europa en aquellos tiempos. Y te preguntarás por qué. Pues porque en cuanto tomaron el control de mi pais la primera medida fue otorgar esa fabrica a Philip Morris, GRATIS.

Creais odio en medio mundo, y despues os atreveis a juzgar las consecuencias.

Muerte a occidente, muerte a la democracia occidental.

carbonara
#43mesos:

socialismo de patria

Magnífica actualización del concepto Nacional Socialismo.

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M

#45 fidel, el che, tito, mao etc son nacional socialistas? no digas chorradas por favor. Estais obsesionados con Alemania en este pais. LO he dicho mil veces en este foro. Yo soy anti nazi, mi pais es partizano, hemos luchado y limpiado de los balcanes a la escoria alemana, cosa que los españoles no pueden decir. Ser pro nazi es una cosa bastante católica. No encontraras en paises de tradiccion ortodoxa, excepto algunos payasos influenciados por la era de internet que repiten patrones que ven, muy minoritarios, apologia al nazismo o a la esvastica, como si ocurre en españa.

Aqui algunos me dicen nazi, les invito a visitar cualquier actividad organizada por grupos patriotas serbios con una esvástica, a ver si salen con dientes.

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carbonara

#46 Aplicar al socialismo nociones identitarias basadas en la raza/cultura no es fascista... Qué raro que te gusten los comunistas que basaron su relato de socialización sobre determinados países y sin un carácter internacionalista, que dijeron aquello de primero los míos y luego ya si eso veremos, y cada país/nación su revolución.

Y bueno, la magufada sionista jodidamente crema. Como tus ínfulas de luchador contra el fascismo porque en tu país en su día se luchó contra él, como si la Guerra Civil en España hubiera sido una cosa de sucesión dinástica y un bando no fuera claramente fascista. Lo rematas con lo de que ser nazi es algo católico... Sin acritud, creo que te han metido mucha mierda en la cabeza y que deberías dejar de pensar que el mundo es blanco o negro.

B

#1 #5 He tardado un poco mas en leerlo de lo que pensaba pero al final lo he hecho :)

Para empezar, creo que se usa el termino postmodernismo de una forma erronea constantemente. El postmodernismo es tener ideas difusas, divagar y no posicionarse. Lo que le pasa a la izquierda no es postmodernismo, lo que le pasa es que es heterogenea, pues hay muchas corrientes distintas con imaginarios distintos, pero cada uno esos pequeños grupos atomizados tienen un discurso mas o menos marcado. El problema viene si intentamos ver a la izquierda como un ente monolitico o que no puede estar contaminado por la identidad.

Es cierto que en muchos de esos grupos existe un marcado espiritu identitario, no una intencion real por resolver los problemas materiales. En cualquier caso eso ocurre en todos los grupos politicos, es una cuestion social generalizada. En nuestra cultura, cuando se establecen grupos o tribus, se crea cierta normatividad en esa tribu, y la gente que pertenece a ella intenta destacar para ganar notoriedad o estatus, para lo cual intentar llevar al extremo lo que el interpreta que es la propia normatividad de la tribu. Por eso cualquier grupo politico es susceptible de ser instrumentalizados por individuos que solo buscan aumentar su ego. Pero curiosamente donde menos ocurren este tipo de comportamiento suele ser en los colectivos de izquierda, lo que no quiere decir que no pase y que haya que remediarlo, pero vengo a decir que no es un problema de la izquierda sino que hay que abarcarlo a todos los niveles sociales.

Hay cosas con las que no estoy para nada de acuerdo:

#1Don_Verde:

La izquierda ha abandonado la lucha contra de la explotación en cualquiera de sus formas, ya sea el trabajo asalariado o la explotación sexual y prostitución, a pasar a defenderla y regularla.

Dependera de que izquierda no? Recordemos que la izquierda no es monolitica. En mi comunidad autonoma, el 11% de la economia lo mueven empresas sociales, como cooperativas o organizaciones de trabajo asociado. No hay ninguna lucha mas efectiva contra la explotacion laboral que esto, los trabajadores organizandose y autogestionandose. ¿Quien defiende la prostitucion en el contexto actual? Lo hace sobretodo el feminismo liberal, que no es mas que una de las muchas ramas del feminismo y ni siquiera es la mayoritaria, ademas de que suele estar defendida por grupos de derechas, no de izquierda.

#1Don_Verde:

Todo lo que antes era esclavitud y sometimiento ahora es sinónimo del mal llamado empoderamiento y libertad.

A los unicos que he visto defender esos postulados se autodenominaban como liberales de derechas, nunca de izquierdas, al menos en base a mi experiencia. Sinceramente no se a que tipo de discurso de izquierda hace referencia exactamente todo ese parrafo, y creo que la gente que se proclama de izquierda no siguen la descripcion que ahi se hace, y si hay gente que lo hacen, son marginales.

La mera existencia de -ismos no implica cuestiones de identidad per se. El lenguaje nos ayuda a entender la realidad en la que vivimos, y las palabras tienen significantes con unas connotaciones concretas. En ese sentido, el ecologismo es el movimiento politico menos identitario que conozco, pero necesitamos de la etiqueta para saber a que nos referimos. ¿Como vamos a combatir el desarrollismo sin conocer la palabra y lo que significa? En cuanto a la lucha feminista o LGTB+ es mas complicado, porque se intentan combatir constructos sociales, no hechos materiales. La opresion que sufre un homosexual no esta basada en ninguna estructura materialista sino que es el imaginario social el que lo genera. Por eso tiene que tocar cuestiones identitarias como la masculinidad o la heteronormatividad, lo cual no quiere decir que esten defendiendo la identidad, sino que de hecho la estan combatiendo. Esto no significa que en esos colectivos emancipadores no haya gente identitaria que use esos movimientos para su propio beneficio, es obvio que si, pero la problematica no nace de ese movimiento que si es emancipador, sino que la problematica esta en que hay personas dentro de esos movimientos que no estan lo suficientemente deconstruidas y siguen teniendo una mentalidad contaminada por una sociedad identitaria (lo que digo en mi tercer parrafo, vaya). Ademas, enfocar las cosas desde una perspectiva ilustrada tambien implica ver las cosas de forma objetiva, y si llegamos a que nosotros mismos podemos ser foco de opresion por la cultura que nos ha educado, debemos ser los primeros en reconocerlo y combatirlo, porque lo contrario seria lo identitario, el refugiarnos en el orgullo. El empresario capitalista no es el unico ser potencial de oprimir a otras personas. Y el mundo nos ha construido asi pero desde esa perspectiva pasiva no va a cambiar nada, debemos ser nosotros los que seamos proactivos y seamos conscientes de que el cambio empieza por nosotros mismos. Y es que precisamente los movimientos feministas o ecologistas son los movimientos mas inclusivos y mas pedagogicos, rara vez se enfocan estas luchas de una forma agresiva. Al final la gente que me rodea que mas hace por combatir la lucha de clases es la mas feminista y la mas ecologista. Tenemos que ser conscientes de que estar alienado por el identitarismo hegemonico es fruto de la sociedad en la que hemos vivido y nada tienen que ver con los movimientos de izquierda, con el feminismo o el ecologismo, que de hecho suelen ser nichos donde menos identitarismo se ve (aunque los identitarios que instrumentalizan el movimiento suelen ser bastante fanaticos).

Tambien se hacen juicios de valor muy relativistas en el texto... ¿Como que los animales no tienen consciencia? Es un hecho que muchos animales no solo tienen consciencia, sino que tambien tienen sentimientos y algunos un grado de sociabilidad bastante alto. ¿Como se puede acusar a nadie de abandonar el analisis cienfitico y despues soltar esta barbaridad anti cientifica? Una cosa es ser consciente de las diferencias fisiologicas entre una persona y una gallina y otra cosificar totalmente a la gallina inventandonos que no tiene consciencia ninguna, lo cual es falso. A lo que le añadimos la absurdidez de meter en el mismo saco a una gallina y a un acaro, cuando las diferencias que existen las sabemos perfectamente... Es dificil poner el limite, si, pero lo que esta claro es que un cerdo puede tener mas consciencia que un bebe en una incubadora, y al cerdo lo tortutamos sin problema y con el bebe seria una tragedia. Con los bebes, ¿donde ponemos el limite de edad en la que no son lo suficientemente conscientes como para acinarlos y torturarlos? La de la autora del articulo es una postura totalmente a la defensiva, que pretende ignorar los problemas moldeando la realidad, justamente de lo que en teoria se queja el texto.

A pesar de todo, en el fondo de la cuestion estoy parcialmente de acuerdo con la intencion del texto. Debemos dejar de lado el discurso identitario y centrarnos en la ilustracion, pero discrepo con las formas que tiene de expresarlo por ser contradictorias. Desconozco si con anterioridad la izquierda era menos identitaria, pero sinceramente lo dudo, pues la mayoria de ejemplos historicos que tenemos eran profudamente identitarios e incluso muy nacionalistas. Pero bueno lo que esta claro es que debemos combatir ese indentitarismo si queremos llegar a la emancipacion real, pero eso conlleva esfuerzo y que nosotros mismos tengamos intencion de cambiar sin miedo a reconocer nuestros errores, que no se si es algo que la autora del articulo tenga tan claro.