#1 Mira, yo tenía un camaleón gigante de Madagascar, cuando aún no estaban protegidos, mi vecina de al lado, una mujer mayor de 60 años, sabía que lo teníamos, lo había visto varias veces, sabía que no mordía ni atacaba, sólo que se inflaba y cambiaba de color al asustarse, pero nada más.
Un día, sin querer, se escapo por el balcón, cruzó la barandilla y llegó al balcón de mi vecina, ella, en vez de llamarnos, cogió una escoba y lo tiró al vacío ( un 4º piso ), en ese momento nosotros subíamos por el ascensor, nos llama la vecina del bajo diciendo que nuestro camaleón estaba tirado en el suelo, con sangre y que bajásemos.
Bajamos, lo tenía mi vecina en una bolsa recostado, lo llevamos a San Vicente ( soy de Alicante capital ) y el camaleón ni se movía, con toda la boca a reventar de sangre, llegamos y ven que sólo tenía la mandíbula rota, le pusieron unos clavos y a las semanas volvió a casa.
Yo estaba destrozada, porque prácticamente me crié con el camaleón, no tenía perros y siempre la tenía encima, cuando volvió a casa no podía comer, así que teníamos que triturarle los bichos y dárselos con una jeringa, pero cuando llegó los meses de hibermación, se murió.
Tenía tanta ira en mi corazón que le desee la muerte a mi vecina, dicho y echo, al mes se calló por las escaleras del edificio y se rompió la cadera y un brazo, y, por extrañas circunstancias, al cabo de 4 meses, murió, ( no tenía ninguna enfermedad ).
No es el karma, es el poder de la mente, y jamás vuelvas a desear algo malo tan intensamente, porque se cumple, créeme que se cumple, pero, curiosamente, se cumple antes lo malo que lo bueno, pues la ira tiene más poder que la bondad '' a corto plazo ''.
En fin, tú tampoco lo sabías.