Imaginemos el sistema educativo como una larga de carrera de obstáculos. Lo primero que salta a la vista es el alto grado de abandonos prematuros y de participantes descalificados por no haber cubierto la distancia mínima en el plazo establecido. Lo segundo que llama la atención es la extracción social de los que se quedan por el camino, ya en los primeros tramos, y cargan con los sambenitos estigmatizadores del "fracasado escolar" y de "repetidor". Quítese de la cabeza la convicción de que la escuela es, por excelencia, el espacio natural de la igualdad de oportunidades que consagra la Constitución. Hágase a la idea de que, pese a los buenos propósitos, el éxito académico no depende exclusivamente del esfuerzo y de la capacidad personal de su hijo.
¿Cómo se explica, si no, que los perdedores pertenezcan de forma tan abrumadoramente mayoritaria a las familias de rentas más bajas? Por muchos casos de hermanos con rendimientos académicos dispares que se den, el análisis del problema establece que no estamos ante cuestiones personales. No es cierto que los alumnos partan de la línea de salida en condiciones idénticas y con competencias similares. Las diferencias están ya presentes en el kilómetro cero.
Los hijos de los trabajadores no cualificados tienen 4,5 veces menos de probabilidades de acceder al ámbito universitario que los vástagos de los profesionales de alto nivel. Sólo un tercio de los de familias obreras o de asalariados del campo cursará el Bachillerato y de ellos únicamente la mitad llegará a la universidad. Si usted no tiene estudios, le conviene saber que su chico cuenta con 20 veces más de posibilidades de incurrir en el fracaso escolar que el hijo de padres universitarios; exactamente, el 40% contra el 2%.
En definitiva, el sistema educativo es una maquinaria de reproducción de las desigualdades socioeconómicas.
http://elpais.com/diario/2009/04/07/sociedad/1239055201_850215.html
Hay mucha literatura escrita en torno a la correlación existente entre origen social, éxito escolar y posición social alcanzada y no creo que pueda haber mucho debate ahí, pero lo que siempre me he preguntado es cómo se podría revertir esta situación desde las instituciones del Estado. Está claro que el sistema de becas no funciona pq intervienen otros factores como el capital cultural familiar o la violencia simbólica ejercida sobre la clase dominada, por lo que no tengo muy claro que se pueda hacer algo a través de políticas meramente económicas.
Ahora bien, visto lo visto, ¿cómo podemos seguir confiando en unas instituciones que nos condenan al fracaso social desde el mismo momento en que nacemos? ¿Cómo podemos seguir creyendo que esforzándonos más acabaremos triunfando? ¿Cómo podemos confiar en una meritocracia claramente disfuncional? ¿Dónde está el logro, el mérito, el esfuerzo, la igualdad de oportunidades?
rpv: origen social -> éxito/fracaso escolar -> éxito/fracaso social. Ni méritocracia, ni igualdad de oportunidades, ni nada. Puto capitalismo blabla.