A lo largo de los últimos cuatro años el principal partido de la oposición ha llevado a cabo una estrategia de la crispación permanente y deliberada como método para debilitar políticamente al Gobierno socialista. Parte de dicha estrategia consiste, a su vez, en responsabilizar de la situación de crispación a quien la padece, el Gobierno, y no a quien la está provocando, la oposición.
El funcionamiento normal de la democracia requiere que el perdedor reconozca su derrota, que el ganador respete al derrotado y que no todo valga para ganar. Así mientras las legislaturas 1996-2000 y 2000-2004 se caracterizaron por su normalidad, las legislaturas 1989-1993, 1993-1996 y 2004-2008 estuvieron marcadas por un clima de tensión provocado por la resistencia del Partido Popular a reconocer su derrota electoral. Así nos encontramos con la deslegitimación de todas las políticas gubernamentales, el rechazo de sus iniciativas, la poca o nula voluntad de acuerdo con el ejecutivo, y la introducción de temas de Estado en la confrontación política. A dicha estrategia se suman la utilización de los medios de comunicación para criticar al Gobierno, la descalificación y el insulto para referirse al mismo, así como la distorsión y/o negación de hechos documentalmente recogidos en las hemerotecas. La estrategia de la crispación supone, además, negar al Gobierno desde la oposición lo que se exigió y se obtuvo de la oposición estando en el Gobierno.
La estrategia de la crispación consigue que los ciudadanos tengan la sensación permanente de estar “al borde del abismo” cuando la realidad demuestra todo lo contrario. Las reformas llevadas a cabo por el ejecutivo socialista no han alterado los consensos básicos de la sociedad tal y como se afirma desde el partido de la oposición: la retirada de nuestras tropas de Irak, la ley integral contra la violencia de género, la investigación con células madre, la ley antitabaco, el matrimonio homosexual, la agilización de los procedimientos para tramitar el divorcio, la LOE, la reforma laboral o las leyes de igualdad y dependencia son algunas de esas reformas que han contribuido a que nuestro país sea visto como punto de referencia política en muchos lugares del Mundo. Las consecuencias derivadas de dichas reformas son poco visibles gracias a la estrategia de la crispación, una estrategia que ha conseguido, por ejemplo, instalar la percepción de que la economía española está “al borde del abismo” cuando esta legislatura ha sido la de las menores tasas de desempleo de toda la democracia, la del mayor crecimiento del PIB y el superávit fiscal. ¿Qué consigue la oposición con la estrategia de la crispación? Polarizar a una parte del electorado, el de derechas, e incrementar la abstención entre una izquierda desmotivada por el clima político: se minimiza así el peso de la ideología en el voto ciudadano.
Los temas escogidos por el PP para desarrollar su estrategia han sido fundamentalmente tres: el atentado terrorista del 11 de marzo, el Estatut catalán y el proceso de paz. Los tres tienen en común el ser asuntos ajenos al debate político entre izquierda y derecha. Añadiría, además, que los tres han sido utilizados hipócrita y cínicamente por el principal partido de la oposición:
- El 11-M ha sido utilizado para alimentar una teoría de la conspiración que deslegitimaría al actual ejecutivo, acusado de mentir cuando quienes mintieron fueron otros;
- El Estatuto catalán ha sido copiado por otros Estatutos aprobados por el PP en varias comunidades autónomas;
- El proceso de paz fue boicoteado por una derecha amnésica, más preocupada en hacer política con el terrorismo que en acabar con el terrorismo haciendo política.
La estrategia de la crispación no solo ha sido llevada a cabo por el Partido Popular sino también por los medios de comunicación afines, hasta el punto de que muchos han sido los que se han preguntado quién dirigía a quién en dicha estrategia. La dura oposición del PP no surge a raíz de las reformas socialistas, sino el mismo día en que el Gobierno socialista tomó posesión; la dura y desleal oposición del PP surge de la frustración de la derrota, de su nula asimilación y de la falta de reconocimiento de los errores cometidos.
http://lopiensoloescribo.blogspot.com/2008/01/la-estrategia-de-la-crispacin-i.html
Simplemente UNA GRAN VERDAD en cada párrafo.