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Un turista acaba con los ojos destrozados durante una fiesta en Magaluf
Dillon Connery nunca olvidará Mallorca. Ni Magaluf. Ni la noche del 11 de julio.
El joven, de 18 años y nacionalidad escocesa, acababa de empezar a trabajar en una empresa de seguridad cibernética. Pretendía disfrutar de sus primeras vacaciones con un grupo de seis amigos en la Isla. Los adolescentes acudieron a una fiesta ‘Holi’ –de pintura ultravioleta– en una discoteca de Magaluf. Son fiestas coloridas que se han puesto de moda en Europa.
En el transcurso de la celebración, Connery recibió un disparo a bocajarro con una pistola de pintura en los ojos. La madre del chico, Ashleigh Connery, explicó al canal escocés ‘Stv news’ que los ojos de su hijo se partieron «como cáscaras de nueces». Borrados. Destruidos.
Ciego
Las lesiones fueron terribles. El joven está siendo tratado en el Gartnavel Royal Hospital de Glasgow. Es posible que pierda totalmente la vista. La madre del adolescente viajó enseguida a Mallorca cuando le informaron de que su hijo había sufrido un grave incidente. La mujer, de 42 años, pensó en un primer momento que había sido brutalmente agredido durante el partido de semifinales del mundial que disputaba Inglaterra contra Croacia.
La pistola de pintura ultravioleta que disparó un gran chorro contra el rostro de Dillon Connery estaba instalada en un escenario de la discoteca de Punta Ballena Magaluf. El cirujano del hospital Son Espases que atendió al joven, según recoge el periódico Daily Mail, no podía creer la potencia del impacto.
El facultativo nunca había visto nada igual. Los médicos tienen la esperanza de que algún día Connery pueda recuperar la visión en su ojo derecho, aunque sea de forma parcial.
En Magaluf el descontrol no sólo lo ejercen los turistas, sino las empresas que se establecen allí también. Es tan grande el interés económico que se mueve por ahí que las empresas, con tal de ganar más dinero, se saltan las medidas de seguridad (p.ej.: Distancia de seguridad del escenario, productos que se utilizan, etc.) y el Gobierno no hace nada porque está el lobby empresarial, sobre todo hotelero, metiendo presión para que se dejé la cosa tal cual está y que eso no afecte al turismo. Ahora, seguramente porque la empresa que organizó el evento se centrara más en lo económico que en la seguridad, un chaval de 18 años ha perdido los ojos.
Por mi parte, pienso que el Gobierno debería meterse de una puta vez en el tema de Magaluf y controlar más a la empresas de allí ya porque menudo puto vertedero hay montado entre empresarios y turistas de mierda.