#96 Partiendo de que no entiendo muy bien por qué hablas de etimología cuando carece de sentido en este contexto (en todo caso aquí habría que hablar de la relación entre significantes y significados, es decir, palabras y cosas –v.g. relación entre “mesa” como palabra/medidor y “mesa” como representación psíquica de la cosa–), ¿por qué sigues insistiendo una y otra vez en tirar por tierra todos los postulados de la lingüística, semiótica y otras ciencias afines defendiendo que el lenguaje no tiene capacidad de transformar la realidad? Es que eso es directamente falso y no sé cómo se puede discutir aún hoy día.
Te lo voy a solucionar con un ejemplo que se suele emplear mucho en semiótica: /hay un perro verde/ frente a /yo creo que he visto un perro verde/. Con la primera estás confiriendo estatus de verdad y estás naturalizando un hecho que en la segunda no sería tal en tanto que en ese segundo caso no tendría valor de verdad. Otro ejemplo diferente sería /tomé una buena ducha/ frente a /tomé una ducha/. Con esas meras acciones ya estás transformando la realidad en tanto estás alterando las creencias, pasiones, formas de ver el mundo, pautas de actuación, respuestas, etc., de la otra parte partícipe en la comunicación. Esto quiere decir que los enunciados de estado no tienen verdad en sí, sino que ésta es construida por una sujeto enunciante y aparece como efecto de un proceso linguístico. La verdad (realidad) no es una representación de una verdad exterior al lenguaje, sino una construcción en sí misma – pues el enunciador produce verdad: genera discursos que producen un efecto de sentido o verdad. Un ejemplo que te va a clarificar todo un poco: el discurso político. ¿Acaso no construye él mismo una realidad? Ahí tienes tu respuesta.
Con todo ello no quiero decir que seamos meras marionetas determinadas por el lenguaje. Al contrario, lo que vengo diciendo varias páginas es que somos tanto productores de una lengua (institución social y sistema de valores) como productos de esa misma lengua. Es un circuito que se retroalimenta. Prisioneros y carceleros: alterando una de las partes alteramos la otra, sea cual sea. Por ejemplo, cuando nos dice un chico que tiene un BMW no pensamos que tiene un simple coche, si no que lo asociamos a que tiene dinero y ya estamos construyendo una forma de actuar, pensar y valorar esa realidad, que al fin y al cabo la transforma. Es decir, mediante una operación de connotación convertimos a un signo en expresión de otro signo, transformando de manera efectiva la realidad. Cuando hablamos de "enfermeras" y "médicos" ciertamente estamos recogiendo una realidad histórica dada (ellas enfermeras y ellos médicos), pero también estamos perpetuándola y dificultando su alteración histórica. Cambiando su denotación se pretende cambiar o al menos facilitar el cambio de la realidad.
No sé, el lenguaje no es neutro y deberíamos quitarnos ya esa cantinela. Y, en fin, sé que esto es algo denso y puede que difícil de entender tal y como lo explico yo, pero ten en cuenta que no es simplemente mi “opinión”, así que si quieres te puedo pasar referencias.
Creo que con esto también he respondido a #68 , que tanto lo pedíais.
#106 bostezo
Me aburres profundamente. Si quieres aportar algo aquí estoy.