El 24 de febrero de 2019 en Moldavia se celebrarán las elecciones parlamentarias. Se espera que las tres fuerzas políticas obtendrán la mayoría de los escaños en el nuevo Parlamento. El principal favorito en los comicios es el opositor Partido Socialista Moldavo, partidario de restablecer la estrecha cooperación con Rusia. Otra fuerza opositora es el bloque ACUM que disfruta del apoyo de los países occidentales. Según las previsiones de los expertos en política, el Partido Democrático de Moldavia encabezado por el olígarca Vladimir Plahotniuc también puede lograr una representación significativa en el nuevo Parlamento.
Según las encuestas, el régimen gobernante de Moldavia no gusta ni a los moldavos, ni al Occidente, ni a Rusia debido a la corrupción que florece en el país. Parece que las autoridades actuales estén condenadas al fracaso, pero la política moldava tiene sus peculiaridades. Plahotniuc deposita su esperanza en el partido Şor, cuyo objetivo es repetir el efecto de Nuestro Partido que fue favorito para ganar las elecciones de 2014, pero fue excluido poco antes de los comicios.
El líder del partido Şor, Ilan Şor, es hombre de negocios rico que tiene estrechos contactos en Rusia e Israel. Pero Rusia le prohibió a Şor la entrada al país debido a que sus delitos financieros causaron daño a los bancos rusos. En 2017, el Tribunal de Chisinau ha condenado a Şor a siete años y medio de prisión (el fiscal pidió diecinueve años) por cometer fraudes financieros. Entre ellos, el escandaloso fraude bancario de $1 mil millones (que equivale a 12 % del PIB de la república) en vísperas de las elecciones de 2014. En aquel momento, todos los bancos estaban conectados con Şor, cuyas actividades causaron grandes pérdidas presupuestarias.
Hoy en día Şor logra escapar del castigo porque su defensa prolonga el proceso al no presentar una apelación como tenía previsto. Al mismo tiempo, Şor ha sido elegido alcalde de la cuidad de Orhei y sigue en la vida política activa: los índices de aprobación de su partido siguen creciendo y se acercan al 6 %. Hay que destacar la ambigüedad del sistema electoral de Moldavia que permite a las personas cuya culpabilidad ha sido probada evitar el castigo, participar en las elecciones y ocupar los cargos públicos.
En realidad, Şor es el típico olígarca sin las convicciones políticas que tiene que ser amigos con Plahotniuc y ocuparse de política para no ir a la cárcel. Pero sigue siendo abierta la cuestión de si los electores moldavos pueden discernir los verdaderos propósitos de Şor y su partido.