#16171 Bueno, esa es tu perspectiva y tu opinión de la vida. Simplemente, hay formas y formas de encarar la vida y los problemas, y yo no quiero decir que la mía sea la mejor, ni mucho menos.
Todos seguimos nuestro camino, y sólo quería señalar que a veces pensamos que vamos a estar destruidos si pasa algo que nos cambia nuestras expectativas, pero hay veces que simplemente te das cuenta de que sigues teniendo 2 brazos, 2 piernas y sigues viendo el lado bueno de la vida, y no pasa nada por ello. Hay que tener cuidado con juzgar a la gente, aunque nos cuenten algo que se escape completamente a nuestros códigos.
En los procesos de ruptura (y en cualquier proceso de cambio) hay cosas que trastornan mucho más que el mero hecho de la ruptura, como por ejemplo la superación de ciertas barreras físicas y/o emocionales que decía Must. Simplemente, cada persona tiene sus barreras y sus procesos, y nunca vamos a conocer a una persona lo suficiente como para saber cómo los va a desarrollar (ni siquiera a nosotros mismos, vaya). A fin de cuentas, igual que todos tenemos nuestro camino, todos tenemos nuestros procesos de sanación y crecimiento.
Yo he puesto ese mensaje a sabiendas de que iba a sonar un poco raro y que seguramente no transmite ni mis sentimientos ni la totalidad del proceso, pero simplemente era una forma de poner el asunto de las rupturas en navidad en perspectiva. Y ya de paso, señalar que si tenemos la suerte de poder hablar con la gente de cualquier cosa, es algo que siempre nos va a venir bien y debemos aprovechar.
Para mí, el melón gordo es cuándo llega el punto de inflexión a la hora de dejar a alguien y cuándo es el momento más apropiado para hacerlo. Es decir, en qué punto puedes decidir que no eres compatible con esa persona, por qué y cómo puedes expresarlo de la forma adecuada.