Se habla mucho y con razón del desamparo y las dificultades que sufren en la actualidad los jóvenes; situación lamentable es ciertamente la de esa multitud de jóvenes que han de probar fortuna en el extranjero o resignarse al infortunio en tierras patrias, se trata de una generación muy talentosa que se ha perdido para España y para sí misma.
No obstante, poco se habla del desmedro en la autoridad y el respeto a los mayores, las personas de cabellera gris que son depositarias de una gran sabiduría y experiencia. En la antigua Ruanda vivían varias generaciones en una misma agrupación de viviendas, lo que permitía que las generaciones más jóvenes pudiesen atender al consejo y el ejemplo de los mayores. Sin embargo, en la actualidad es la regla general que vivan dispersas las sucesivas generaciones, estando los mayores relegados al rol de carga familiar en muchos casos.
Esto es una gran pérdida, pues no hollará buen camino la sociedad que desatienda a sus mayores. En la actualidad los jóvenes siguen el ejemplo de personas como elrubius, quien no solo no vivió con su abuelo, sino que ni siquiera vivió con su padre biológico. Los jóvenes aman el extremo de la atomización familiar y el libertinaje al que lo asocian. En realidad puede decirse que gran parte de los males de la juventud actual, desde la irresponsabilidad amorosa hasta el analfabetismo funcional, pasando por el mal gusto estético o el amor al Rubius, provienen de la segregación entre generaciones que experimentamos.
Yo confío en que algún día se restaurarán en alguna sociedad se restaurará la conducta apropiada que debe acompañar a las cinco relaciones de Confucio: soberano-súbdito, padre-hijo, marido-esposa, hermano mayor-hermano menor, y amigos. Pero hasta ese momento seguiremos teniendo malos gobernantes y malos gobernados, malos padres y malos hijos, malos cónyuges y malos hermanos.