Ni farol, ni globo sonda ni medias verdades. Íñigo Errejón solo será el candidato de Podemos en la Comunidad de Madrid si logra asegurarse el control de su candidatura y que esta tenga las manos libres respecto a los órganos de poder autonómico y estatal, con una total autonomía. Una suerte de baronía o federación territorial sin supeditación orgánica. Desde su entorno lo tienen claro, no se trata de ninguna maniobra. Llevan meses trabajando en la idea de desarrollar un proyecto político propio hasta las últimas consecuencias, con una lista ya configurada, además de una estrategia definida y bases programáticas asentadas.
Las desconfianzas son mutuas, vienen de atrás, y a Errejón no le basta con las cesiones realizadas el pasado domingo para intentar cerrar el conflicto: mayoría de afines en su lista, 60% del presupuesto de la Asamblea de Madrid, un comité de campaña de su confianza y dirigir la misma en colaboración con el Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos, pero con autonomía, y, por último, primarias conjuntas. Todo lo que se pedía en un principio y lo que fue añadiéndose en las negociaciones posteriores al ultimátum que lanzó a Pablo Iglesias la pasada semana. El ex número dos también quiere asegurarse de que podrá tener la última palabra en la decisión sobre la marca electoral, la confluencia con Izquierda Unida y las candidaturas del resto de municipios madrileños, siendo representante legal del partido ante la Junta Electoral.
Cuestiones, como es el caso de la marca electoral y la confluencia, que se deciden en los órganos estatales, donde no tiene mayoría tras su derrota en la asamblea de Vistalegre II. De hecho, ya se realizó una consulta interna sobre ambos asuntos con un resultado que mandata a todas las candidaturas de la organización. La candidatura de Errejón en Madrid se convertiría en una excepción sobre todas estas decisiones, además de en un agravio comparativo frente el resto de territorios y candidatos. De entre ellos, solo Teresa Rodríguez, la coordinadora de Podemos en Andalucía, había exigido concurrir con una marca que superase a Podemos —e incluso promovió el registro del partido Marea Andaluza—, sin demasiado éxito por el cortafuegos que supuso la consulta a los inscritos en la que se optó por preservar las siglas.
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poli bueno - poli malo? piolemos?