We can't spend our lives waiting to live - The dirt whispered, Rise Against.
Malvivimos hoy para vivir mañana. Bajamos la cabeza, hacemos nuestro deber en el sistema y ahorramos recursos para que mañana sea mejor día. Nacemos, estudiamos para encontrar un buen trabajo, y cuando lo encontramos, no pensamos más que en él. Nos ocecamos en el trabajo, en el dinero, en cotizar y poder jubilarnos a los 65.
El dinero, en lugar de ser utilizado como medio para vivir, se valora como si fuera la vida. Nos envenenamos con su color, y le damos más valor que a un plato de comida, que a un medio de transporte, que a una persona. Si la cantidad es suficiente, nada vale más que ese pequeño papel. Nada, ni siquiera tu vida.
Malvivimos en un mundo donde nada vale más que el dinero. Donde los engranajes que mueven el sistema se convierten en lo más importante para la mayoría de la población, donde la humanidad es deshumanizada, donde los valores están desvalorados, y donde la objetividad es subjetiva.
La naturaleza humana, que debería ser la base del sistema, está perseguida. La curiosidad puede ser perseguida, los sentimientos son ridiculizados, las relaciones son desvaloradas y finalmente, donde soñar está prohibido. Las alternativas son utopías, y no porque objetivamente sean inviables, sino por las enormes olas de negacionismo que las azotan, cada vez con más fuerza, hasta que hacen caer sus pilares. La única utopía es el futuro del mundo siguiendo esta dirección.
Una pérdida constante de nuestro significado, de nuestra razón de ser. El nihilismo no tiene cabida aquí, pues la vida no carece de objetivos ni significados, éstos se los defines tú, y solo tú. No dejes que nadie decida sobre tu presente ni tu futuro, sé tu propio dueño, sé inconformista y traza tu búsqueda al bien común. No eres un "yo", eres un "nosotros", pues todos somos personas, todos compartimos la gloriosa existencia de este Universo, y todos tenemos derecho a disfrutar de ella. No dejes que nadie te arrebate ese derecho, jamás.
Y ante todo, piensa. No dejes que nadie te imponga su realidad, ¡cuestiónatela! La crítica objetiva nos despierta, nos muestra el verdadero rostro de la realidad. Cada cuestionamiento es un martillazo contra la máscara del engaño.
Tememos soñar, tememos los sentimientos, tememos ser humanos. ¿Acaso un gato teme maullar? Prevalecer es nuestra meta, pero deshumanizarnos solo es el camino a la autodestrucción.
Piensa, por favor, piensa. No traces el camino de tu (nuestra) condena. Porque soñar no es todavía una enfermedad
Una escuchada a esto, de paso:
Piensa, solo hazlo.