En un país que se declara en su Constitución šlaicoš, y en el que la mayoría de la población se declara atea, agnóstica o no practicante (eufemismo para šme han bautizado pero me la suda la Iglesiaš) no deja de sorprenderme el inmenso poder que posee esta organización -no confundamos una religión con sus jerarcas- en todos los ámbitos.
Poder financiero
Empecemos por sus riquezas. El Gobierno financia anualmente a la Conferencia Episcopal con 144 millones de euros, a los que se añaden las cantidades que cada ciudadano puede destinar voluntariamente a este fin en el IRPF. No sólo eso sino que la Iglesia española está libre de la obligación de pagar la mayoría de impuestos, lo que la convierte en el mayor paraíso fiscal del país.
Pasemos a su patrimonio. Se calculan en más de 100.000 las propiedades inmobiliarias de la Iglesia, que además posee el 80% del patrimonio artístico español. El 70% del suelo habitable de Toledo, Ávila, Burgos o Santiago es propiedad de la Iglesia.
Toda esta inmensa fortuna se mueve entre bastidores, sin ninguna transparencia. Recordemos los escándalos financieros en los que estuvo implicada la Iglesia: Gescartera, Grand Tibidabo, Torras...
Poder mediático
La Conferencia Episcopal posee la emisora COPE, tercera emisora española en número de oyentes. Directa o indirectamente participa en medios de la prensa escrita como El Mundo, ABC o La Razón, y en medios digitales como Libertad Digital, El Periódico Digital o HazteOír, entre otros muchos.
Bajo su control directo se hallan también varios medios de contenido ultracatólico como el semanario Alba y los numerosos portales de la Iglesia en Internet.
Desde estos foros la iglesia extiende sus tentáculos para realizar declaraciones de contenido político, homófobo e intolerante sin que se les pida responsabilidad alguna por ello.
Poder político
La Iglesia también posee un importante poder político respresentado por el PP. Si bien su poder sufrió un duro revés con el fin de la dictadura, el ascenso de la derecha española en los años 90 ha dado alas a la Conferencia Episcopal. La identificación entre Iglesia y Partido Popular es tal que los sacerdotes y obispos no dudan en hacer campaña electoral desde sus púlpitos, como el obispo de Mondoñedo:
"El PSOE es uno de los mayores responsables de la degradación moral en la que vivimos, de la falta de respeto por la vida. No entiendo cómo desde posturas cristianas se puede apoyar al partido socialista"
De todos es conocido el reciente recurso a la manifestación callejera contra cualquier ley promulgada por el PSOE que contradiga la religión católica. ¿Dónde estaban los obispos cuando España se manifestó contra la guerra?
Conclusión
Afortunadamente la Iglesia ha perdido su poder de convocatoria. Hoy en día apenas una minoría de españoles se declara católica practicante, y las encendidas soflamas religioso-políticas de obispos y sacerdotes encuentran escaso eco entre la población.
También ha perdido su poder político, esperemos que por mucho tiempo, con la derrota electoral del PP. Y con él, próximamente, su financiación estatal, que claramente vulnera la Constitución: el PSOE estudia interrumpir definitivamente la contribución a cargo del Estado a la Conferencia Episcopal.
Esperemos que este hecho se produzca y de una vez por todas podamos decir, de verdad, que vivimos en un estado aconfesional como declara nuestra Constitución y dejemos de ser el país de sotana y pandereta que nos legó la dictadura.