En un clima tan tenso como el que se respira en Francia en vísperas de una potencial nueva jornada de protestas violentas del movimiento de los chalecos amarillos en París y otras grandes urbes, parapetadas y en máximo estado de alerta, la consigna principal era no calentar más aún los ánimos. En un intento último de apaciguamiento, el primer ministro, Édouard Philippe, recibió en la noche del viernes a un grupo de chalecos amarillos. Pero los esfuerzos de mantener la calma se vinieron abajo durante la jornada con la difusión masiva de las imágenes del arresto, el jueves en las afueras de París, de más de un centenar de adolescentes cerca de un liceo, con la mochila escolar aún a la espalda, obligados a permanecer de rodillas sobre el suelo embarrado y con las manos a la cabeza, rodeados de agentes armados.
Aunque el Gobierno ha reconocido que se trata de imágenes “chocantes”, como dijo el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, ha defendido la actuación policial en un contexto de “violencia urbana”. No obstante, la difusión del vídeo ha provocado fuertes críticas y la apertura de varias investigaciones sobre los hechos, mientras miles de estudiantes se lanzaban de nuevo a la calle, protagonizando de nuevo algunas escenas violentas mientras los comercios de París se blindaban por temor a nuevos actos vandálicos
En el vídeo del arresto de unos 150 adolescentes en Mantes-la-Jolie, a 57 kilómetros de París, se puede escuchar una voz que, con sorna, dice a los jóvenes, que permanecen callados y serios: “Esto sí que es una clase obediente”. Pero ni ese comentario anónimo ni las propias imágenes iltradas explican todo el contexto, que según el ministro del Interior, Christophe Castaner, obedece a una situación de “verdadera violencia urbana” alentada en los últimos días por elementos ajenos a la protesta escolar que, a compás del movimiento nacional de los chalecos amarillos, ha retomado las protestas contra la reforma escolar del Gobierno de Emmanuel Macron. Según subrayó Castaner este viernes en una comparecencia ante la prensa, en los últimos días, en Mantes-la-Jolie, en la comuna de Yvelines, se han registrado numerosos actos de violencia y se constató que a las protestas de los liceos se había sumado “un centenar de enmascarados armados con palos y artefactos incendiarios, con la firme intención de enfrentarse a las fuerzas del orden” y que protagonizaron “saqueos” y ataques a automovilistas. Esa es la situación con la que se encontraron, explicó Castaner, los 12 policías que tuvieron que arrestar a los más de 150 adolescentes, motivo por el que procedieron de la forma que lo hicieron, obligándoles a arrodillarse con las manos en alto —“un procedimiento clásico”, afirmó— para evitar que huyeran antes de ser llevados a comisaría.
“Las imágenes son impresionantes, pero ningún joven resultó herido ni maltratado, no hemos registrado ninguna denuncia”, dijo el prefecto de Yvelines, Jean-Jacques Brot, al diario Le Monde. “La reacción de los policías fue proporcionada. Lo que considero lamentable es que se hayan filmado y difundido” esas imágenes, agregó en declaraciones a la cadena RTL, donde anunció la apertura de una investigación para averiguar cómo se filtró la grabación. También el Defensor de los Derechos, Jacques Toubon, anunció la apertura de otra investigación “sobre las condiciones en que se desarrollaron las detenciones de los estudiantes”.
La indignación por las imágenes fue amplia pese a las explicaciones y pese a que no es el único acto de violencia ocurrido durante las protestas escolares que tienen lugar en todo el país: una periodista de la Voix du Nord denunció que le lanzaron una botella de ácido cuando cubría las protestas de un liceo en Wingles, en el norte de Francia y, según las autoridades un policía resultó herido grave al ser atropellado por un estudiante en moto durante otra manifestación en Mulhouse, en el este. Miles de estudiantes marcharon este viernes por París hasta la plaza de la República, donde protestaron por las imágenes de Mantes-la-Jolie emulando a los adolescentes detenidos colocándose de rodillas y con las manos sobre la nuca.
“El Gobierno juega con fuego. No se pega a los chavales”, advertía este viernes en una entrevista en Le Monde el líder sindical Philippe Martinez, de la CGT.
Fuente: https://elpais.com/internacional/2018/12/07/actualidad/1544181400_537267.html
Vaya, ¿estas cosas no se supone que no pasan en las memocracias liberal-burguesas? Una vergüenza que el homólogo de Rivera o Abascal en Francia, Macrón, permita que su policía haga estas cosas.
Está claro que al neoliberalismo solo le gusta la libertad de expresión cuando va inscrita en sus intereses de clase, el resto del tiempo porra y a pasear.