Cuando dos enamorados se dicen “te quiero” uno al otro, dan por sobrentendido que comparten idéntico deseo y también vínculos que obligan frente a los demás. El uso de las palabras “te quiero”, presupone la existencia de una sociedad –la de nuestros antepasados, posiblemente más que las de ahora- en la que hay protocolos, ritos, sentido del tacto, vínculos mutuos derivados del afecto y la relación sexual, ganas de salvar las apariencias, respeto recíproco. En cierto modo, impera la ley basada en un contrato colectivo de confianza mutua y no en el poder de unos pocos sobre los demás.
Hablamos porque en un momento dado de nuestra evolución, se consolida una verdadera revolución social. Es la sugerencia de un antropólogo llamado Chris Knight, al que entrevisto dentro de unos días. Hasta ahora, no habíamos salido del debate en torno a la naturaleza innata, genética, cognitiva o cultural del lenguaje.
¿Por qué creo que Chris Knight ha dado en la diana? Para que el lenguaje se desarrollara, tal vez hizo falta un gen. Pero siendo importante, no fue lo esencial. Sólo cuando un colectivo ha desarrollado un espíritu de cooperación con los demás, ritos centrados en los vínculos contraídos por el sexo, la política o la vida social, creado un protocolo de conducta que auspician pasos en un determinado orden y no en otro, sólo entonces aparece el lenguaje indispensable para sellar ese tipo de compromisos y de sociedad
No obstante, en la vida moderna se utiliza el lenguaje sin miramientos por el caudal social que le vio nacer. Suele ser un lenguaje grosero, lleno de improperios para no colaborar, sin referencia al tacto, al respeto del protocolo, a los vínculos contraídos, a la confianza mutua. Se diría que en las sociedades modernas, la sugerencia del antropólogo Chris Knight no tiene sentido.
Se puede perder el tacto, la delicadeza, el ánimo de salvar las apariencias, el respeto mutuo, el imperio de la ley basada en el consentimiento colectivo, sin perder la capacidad de hablar. ¿Le queda algo al lenguaje de sus orígenes nobles y rituales? ¿O es que sólo sirve para anatemizar y confundir?
(http://www.eduardpunset.es/blog/?p=93)
Cada vez me gusta más este hombre y en la gran mayoría de las cosas estoy de acuerdo con él.
Como futuro filólogo he de decir que al lenguaje del día a día poco le queda de esos rituales, parece como si el mundo tuviera que haber ido en una dirección y a causa de nuestra propia naturaleza como seres creadores de tecnología, poder y destrucción hubiéramos conseguido que fuera justamente en la dirección contraria.