El escenario de la convocatoria de elecciones vuelve a estar sobre la mesa del president Puigdemont. Después de las siete horas de reunión de anoche y los contactos mantenidos durante la mañana, la posibilidad de que haya una declaración de independencia ha ido virando hacia una estrategia que ayude a frenar o atenuar la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la intervención del autogobierno catalán. El cruce de mensajes entre la Generalitat y la Moncloa se hace por vía indirecta. De hecho, son relevantes los movimientos del nacionalismo vasco, con el lehendakari Iñigo Urkullu al frente, y del propio PSC de Miquel Iceta.
La división en el Govern sigue y los posicionamientos enfrentados de las direcciones de los partidos del bloque independentista no permiten llegar a una declaración de independencia que la haga efectiva. El president ha constatado asímismo que una DUI antes de la aplicación del 155 cuestiona el relato alimentado por el independentismo como movimiento en defensa de la democracia y sólo deja sobre la mesa un escenario de enfrentamiento en las calles.
En las últimas horas, los defensores de una convocatoria electoral han aumentado su presión en busca de un mensaje del Gobierno de Mariano Rajoy en el que se admita la disolución del Parlament como suficiente para frenar la aplicación del artículo 155. Estos movimientos también han frenado, por el momento, las dimisiones anunciadas en el seno del Govern.