En cierta ocasión me encontré en el Carrefú con un chaval que me caía muy mal, pero bueno, uno debe tener amigos hasta en el infierno, ya sabéis.
Al parecer estaba robando con sus coleguis, quitaban las pegatinas y se las metían por los pantalones (anchos y con botas militares, cabían bastantes cosas), según me dijo. Como me caía muy mal, no pude resistirme, y busqué lo más pequeño que hubiera cerca, mientras ellos curioseaban productos de informática para un posible mangoneo. Encontré una cajita de 5 mini-cds y, con mucho cuidado, se la puse en la capucha de la sudadera.
Nos despedimos, y al salir los pillaron con toda la mercancía. El chaval en cuestión creyó que fue uno de los otros, y después de verse obligados a pagar para no dar cuenta a la policía, empezaron a pelear y tuvo que ir igualmente la policía.
¿Sois vosotros unos puteantes impunes?