Opino que biológicamente se les ha dado un gran poder, el de que la sociedad de forma involuntaria las adiestre desde pequeñitas a que ellas son el objeto de deseo, lo jodido es que a nosotros se nos adiestra para aceptar el rol de desearlas.
Sólo hay que ver el 90% de los cuentos infantiles (comienzo del aprendizaje de una persona) dónde una chica X tiene random problema/impedimento, entonces aparece chico Y, que su deseo por ella le obliga a partirse los cojones para solucionarle la papeleta, y así demostrar su valor para ganar su amor. Vivieron felices y comieron perdices.
En el mundo real sigue el adiestramiento. Viene siendo que una chica se siente deseada y un chico quiere conquistarla, es muy atento, gasta mucho tiempo en ella, le hace algún regalito de vez en cuando; podríamos decir que invierte mucho en demostrar que su persona es merecedora del amor de ella.
Lo siguiente es que ella nota que el chico es casi su servidumbre, lo tiene a su merced, él la ha elegido a ella, este chico lo ha dado todo por estar cerca suya, es evidente que ella debe de valer mucho pues así se demuestra en los hechos. ¿Por qué no explotar ese valor con otros? Al fin y al cabo, él la ha elegido a ella, pero ella no ha elegido nada y las relaciones son cosa de dos.
La chica al final insinua que no quiere nada con el chico, pero no se aparta de él no sea que todo quede en un espejismo, no pueda atraer a nadie más y se quede sola.
Con el tiempo las chicas se dan cuenta de que el número de chicos disponibles que tienen a su alrededor es enorme, salen un sábado y muchos quieren estar con ellas, van a un centro comercial y lo mismo. Van creando una habilidad descomunal para comunicarse con gente del otro sexo, para coquetear, para mandarlos a tomar por culo, o simplemente para pasar el rato.
En cambio el hombre tiene más dificultad (o miedo en algunos casos) a abordar mujeres, puesto que juegan en desventaja al no contar con la muy superior experiencia de las mujeres: eso se resume en pagar fantas, hacer el ridículo, que te manden a la mierda o simplemente, caer en el error de ser demasiado complaciente con ellas creyendo que la "educación social"(películas, cuentos, series, anuncios, consejos de otras personas) que se te ha dado a lo largo de tu vida es la correcta para conseguir a una mujer.