Muchos romantizan demasiado el imperio y con razón. Tenemos a Augusto, a Trajano y a grandísimos psicópatas como Calígula ó Nerón. Pero de refilón (Y también gracias a la corriente historicista augustea) relacionamos a figuras tan decisivas en la historia de la humanidad como Julio César con el imperio, cuando sino se hubiesen precipitado los acontecimientos de la forma en que lo hicieron y sin la ambición inhumana de Augusto, César hubiese seguido el modelo de Sila en cuanto a dictadura plenipotenciaria y arbitraria (Y sin los propagandistas augusteos, un dictador muy importante y decisivo, pero no el prohombre y el parteaguas de la historia humana).
La república fueron las bases del pomposo imperio. Y héroes militares como Camilo no existieron en el imperio ni por asomo (A quien honro en mi Nick) con uno de los claudios más populistas y políticos de la historia de su gens (Una familia insigne pero mezquina), la derrota contra los galos, donde el sueño de Roma estuvo a nada de menguar o las fantásticas guerras púnicas donde la imaginación de cualquier fanático de la historia se dispara a unas cotas altísimas (Elefantes cruzando los Alpes en una procesión de decenas de miles de hombres) en uno de los conflictos bélicos más increíbles de la historia humana.
República > Imperio. Pero por muchísimo.